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Periko Solabarría | pregonero de fiestas del Carmen 2013
 "Creo que no se deben de mezclar fiestas con ideología"

Solabarría rechaza los recortes sociales al ser homenajeado en las fiestas de 2012

por Adela Estévez Campos

El nombre del histórico dirigente 'abertzale' y activista social y sindical Periko Solabarría (1930) se encuentra en el centro de la polémica política en Barakaldo desde que la comisión de fiestas acordó el 29 de mayo designarle, a propuesta de Bildu, pregonero de los Cármenes 2013 y el PP reclamó que se impidiera esta decisión por constituir una "ofensa a quienes han luchado siempre contra el terrorismo". Nacido en Portugalete pero radicado en Barakaldo desde hace casi medio siglo, Solabarría, pionero entre los curas obreros en España, fue trabajador de Altos Hornos, peón de la construcción, diputado, juntero y concejal de Barakaldo por la desaparecida coalición Herri Batasuna. Actualmente, con 83 años cumplidos el 27 de enero, colabora con organizaciones como la Plataforma Contra la Exclusión Social Berri Otxoak y con la Asamblea de Parados, entre otras.

Obrero de la construcción. Foto: P. Solabarría
Bildu defiende que este vecino de Lutxana "es una persona que ha luchado, lucha y seguirá luchando al lado de las personas socialmente más desprotegidas, sin mirar su ideología, creencias o sentimientos” y que ha sido elegido por mayoría de votos por los miembros de la comisión de fiestas del Carmen.

Pregunta. ¿Qué le pareció que le nombraran pregonero?
Respuesta. Es un gran honor, pero que también me da que pensar. ¿Es conveniente hacer fiestas, con la que está cayendo? Por una parte es importante bailar y divertirse, pero no hay que olvidar a tanta gente que lo está pasando mal. Por otra parte, yo no soy el pregonero del Ayuntamiento ni de los concejales, a mí me ha elegido la comisión, represento al pueblo que me ha prestado su voz y tengo que hablar en su nombre.

P. ¿Le sorprendió?
R. No, realmente no, porque el año pasado ya había quedado de segundo. Escogieron a Isidro, del Banco de Alimentos, que es un buen amigo mío. Alguna vez les hemos llevado alimentos. Él me dio el ‘Jolín’ y de alguna manera me profetizó que me iban a elegir, porque me dijo: “el año que viene o el siguiente te toca a ti”.

En una protesta por los presos "políticos"
P. ¿Y qué opina de la petición de la portavoz del PP, Amaya Fernández, para que le sustituyan?
R. No me crea desazón ni disgusto. No siento necesidad de polemizar con ella. Lo único que le diría es que si la hubiesen elegido a ella o a cualquier miembro de su partido, yo les hubiese felicitado y les hubiese dado la mano. Creo que no se deben de mezclar fiestas con ideología. He tenido y tengo una buenísima relación con gente del PP, algunos de ellos han sido compañeros y la única persona que me ha negado la entrada a su despacho yendo en representación de la Asociación de Vecinos de Lutxana ha sido Amaya Fernández.

P. ¿No se opondría a la elección de nadie en especial como pregonero?
R. Nunca, nunca pondría veto a nadie. Las ideas pueden ser enemigas, pero las personas nunca lo son. Hablando con Basagoiti en Radio Bilbao de las acciones contra los desahucios, cuando nos estaba acusando de pertenecer al entorno radical, se lo dije: “si a ti te echasen de tu casa, Periko Solabarría se plantaría delante de la puerta con una pancarta para defenderte”.

Solabarría, con el exdirigente de ETA Antxon. Foto: P. Solabarría
P. Amaya Fernández ha recordado una frase que usted pronunció en 1983 en un mitin: "Sabéis que nuestros terrenos están en manos de oligarcas vascos, y cuando ETA secuestra o ejecuta a los Ibarra o Lipperheide, limpia nuestras tierras de mafiosos".
R. No recuerdo haber dicho 'ejecuta'. Tendría que consultar las actas. Esa frase u otra parecida las pronuncié en un mitin en un momento en el que estábamos viviendo una lucha terrible y estaba hablando de los terratenientes que obligaban a los andaluces a emigrar a Euskadi para ser tratados como esclavos por los empresarios vascos. Lo que no parecen saber ni Amaya Fernández ni esos periódicos cuando la citan fuera de contexto es que fui juzgado por ella y absuelto.

En una protesta en favor de los derechos de los inmigrantes
P. Fue juzgado por una frase dicha en un mitin.
R. Sí, me defendió Iñaki Esnaola, que luego sería tiroteado por ultraderechistas, y la Audiencia Nacional me absolvió al considerar que en el lugar y contexto en que habían sido pronunciadas, esas palabras no podían ser consideradas incitación a la violencia ni apología del terrorismo.

P. ¿Qué le parece la frase del edil de Cultura, Carlos Fernández del PSOE, que dijo sobre su elección: “Legalmente, la elección está hecha. Otra cosa es que piense que es un honor que a Periko Solabarria le queda grande”?
R. Si considerase que me eligen por mí mismo, por supuesto que el honor me vendría grande, pero yo soy uno más del pueblo y como tal me han escogido para ser su voz y eso me honra. Mi medalla es ser peón de la construcción y por eso acepto encantado lo que considero un servicio. El protagonista de las fiestas es el pueblo y yo nunca querría usurpar ese papel. Me gustaría ser la voz de los sin voz.

Solabarría, tras el suicidio de Amaia Egaña cuando iba a ser desahuciada 
P. Usted colabora con Berri-Otxoak y es uno de los fundadores de la Asamblea de Parados de Barakaldo.
R. Sí, estoy también en el movimiento antinuclear contra la central de Garoña y en la lucha contra los desahucios. Hay que pelear en la calle, en las trincheras. Denunciar esta situación de paro y de injusticia. Allí donde nos piden ayuda, allí vamos. Últimamente con dificultad porque tengo la cadera rota de una caída en una carga policial en la huelga general de septiembre.

P. ¿Cómo empezó su trayectoria en la lucha obrera?
R. Mi primer destino como sacerdote fue una parroquia de la localidad minera de La Arboleda y Triano, y después me trasladaron como coadjutor a Santa Teresa, en Barakaldo. En ambos sitios entré en contacto con las duras condiciones laborales y sociales y con el movimiento obrero que existía de forma clandestina en la comarca. Yo trabajaba en Altos Hornos y al mismo tiempo predicaba en la iglesia la libertad de expresión y de huelga.

P. ¿No tenía problemas?
R. Algunos de mis capataces y encargados venían a escucharme a misa para oírme hablar perrerías de los patrones. Y siempre estaba al lado del púlpito la policía secreta escribiendo todo lo que yo decía. Tres de mis sermones me llevaron por primera vez a la cárcel de Zamora, por no poder pagar la enorme multa que me impusieron.

P. ¿La cárcel de Zamora era para curas?
R. Sí, por el concordato estaba prohibido “por el decoro sacerdotal” encerrarnos con otros presos, como si estuviesen apestados. Así que para solucionarlo primero intentaron encerrar a un sacerdote condenado en un convento pero los frailes se negaban a actuar como carceleros, así que en la cárcel de Zamora, que tenía un módulo para mujeres, las sacaron a ellas y lo destinaron a los curas. El resto de los presos tenían un pájaro amaestrado y por medio de él intercambiábamos mensajes. Nunca lo descubrieron.

P. ¿Volvió otras veces a prisión?
R. Sí, estuve en la cárcel de Basauri, cinco o seis meses por propaganda ilegal y manifestación, detenido en una huelga de Altos Hornos, y después varias veces más. En aquellos tiempos la huelga estaba totalmente prohibida.

P. Usted colaboró con muchas organizaciones sindicales y políticas, como la Juventud Obrera Cristiana, la Hermandad Obrera de Acción Católica, USO, UGT, PCE o Comisiones Obreras, aunque no llegó a militar en ninguna de ellas.
R. En el sótano donde yo vivía se juntaban Nicolás Redondo, el padre del antiguo 'lehendakari', Lalo, los Ibarrolas, los prochinos o los boy scouts. Era la universidad de la clandestinidad. Todos éramos trabajadores, todos tirábamos en la misma dirección, ni siquiera nos separaba el problema de la violencia etarra, que entonces era escasa. Nos unía la lucha laboral y contra la dictadura y la persecución policial del franquismo. No distinguíamos ideologías.

Con Alberto Gómez tras la excarcelación del joven en 2012
P. ¿Qué recuerda de esos años de lucha obrera?
R. Muchas cosas, pero sobre todo el papel extraordinario de las mujeres. Recuerdo una huelga general de la construcción en la que paró toda Bizkaia 45 días para pedir mejoras salariales y sobre todo de seguridad, porque morían muchos obreros. No se había conseguido parar Durango. Un grupo de más de 50 mujeres alquiló un autobús, se fueron para allá y lo pararon. Se las llevaron a comisaría y como todas eran andaluzas, gallegas o extremeñas —yo he luchado mucho por los emigrantes que son vascos como nosotros—, empezaron a saludar a los guardias porque muchos eran paisanos y aunque las retuvieron no les hicieron nada.

P. ¿Y los hombres que hacían?
R. Nosotros esperábamos en una iglesia. Aprovechando que era cura, nos las dejaban todas. Cuando las soltaron, las subimos al altar entre los aplausos y la emoción. Una de ellas sacó el trofeo que habían conseguido: un tricornio que les habían robado a los guardias con todos sus ovarios. ¡Qué mujeres! Se encadenaban en el Arenal para darnos fuerza, hacían huelgas de hambre, siempre estaban ahí, apoyando y animando.

En el recibimiento de Txutxin Bollada en febrero de 2013
P. Fue candidato de Euskadiko Ezkerra al Parlamento en las elecciones generales de 1977 y salió elegido diputado por Herri Batasuna en 1979 y 1982.
R. Sí, Euskadiko Ezkerra me lo pidió como un favor, pero no salí elegido por pocos votos. Después sí me eligieron con HB y a raíz de ello me afilié a la coalición.

P. ¿Cuándo dejó de ser sacerdote?
R. Nunca. Sigo siéndolo. Nunca me han echado. Los obispos Uriarte y Setién fueron compañeros de seminario. Una vez uno me dijo: “¿cómo vamos a echarte si eres el representante de la iglesia de los trabajadores?”. A pesar de haber tenido compañera, que lamentablemente ya ha muerto, e hijos, si quisiera podría estar en una parroquia.

P. ¿No está cansado ya de tanta lucha?
R. No me canso, mis pies andan despacio, pero mi corazón tiene alas. Siempre me ha gustado ser uno más. Trabajé de peón, aunque me quisieron ascender a oficial o meter a trabajar en oficinas. Nunca quise. En las alfombras no se dejan huellas, en el barro sí. Los que construyen atalayas es para no ver a los trabajadores.

P. ¿Una frase para finalizar?
R. Si, una que me gusta mucho para los jóvenes de Barakaldo: “Si no os dejan soñar, no les dejéis dormir”. Y otra dedicada a las mujeres: “Feliz el hombre que aunque sea sólo por un instante conoce el alma de una mujer”.