por Koldo Llorente
Cientos de persona, de todas las edades y bastón en mano, han participado este fin de semana, en una jornada soleada y cálida, en la tradicional romería dedicada a la santa siciliana
Santa Águeda. Música, puestos de comida y un bar, en medio de un ambiente de fiesta, recibían a los peregrinos que realizan a pie el recorrido desde Cruces. Algunos optaron por subir más alto y alcanzaron la cumbre del Arroletza (459 metros), en la cordillera Sasiburu, y comieron allí. Otros, se echaban la siesta como si estuvieran en el sofá de casa.
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“Tengo 75 años y pienso seguir subiendo a Santa Águeda hasta que me muera”, decía Ismael, que caminaba solo dispuesto a subir a la cima y echarse allí una cabezadita. Entre los participantes también hay matrimonios jóvenes, como el de Ricardo y Nuria. “Es la primera vez que venimos y nos está gustando mucho. Hace un día estupendo. Hemos comprado chacolí para tomarnos un par de vasos cuando lleguemos a la ermita”, explicaban.
Solos o en parejas y también en grupos, normalmente jóvenes, con los amigos. “Nosotros hemos venido unos cuantos, hemos traído varias cervezas, una barbacoa y nos vamos a poner las botas. Hace calor y estamos en febrero, eso quiere decir que podemos hacer una barbacoa y simular que estamos en un día de verano”, explicaba Sendoa García.
La marcha permite observar personas con vestimentas curiosas acompañadas por risas. En el punto de destino, música, puestos de rosquillas, chacolí y cordones de San Blas. “Todos los años me compro un cordón de San Blas y lo quemo al cabo de nueve días. Ni siquiera sé por qué se hace, sólo sé que es tradición", decía Javi Hernández.
Para Andrea, todo es una tontería. “Subo a Santa Águeda porque van casi todos mis amigos y no me voy a quedar en casa. Pero yo hubiera preferido salir de juerga ayer y estar ahora en mi camita, y no pateándome esta cuesta”.