El comité de empresa de Babcock se ha concentrado frente al Juzgado coincidiendo con la declaración de dos testigos en la causa abierta por el presunto desvío de 20 millones de euros en 2002 que habían sido aportados por la SEPI para relanzar la empresa en el proceso de privatización de la planta sestaotarra. Los trabajadores, que piden que ese dinero sea reintegrado para invertirlo en la factoría, han denunciado que el futuro de la empresa no está garantizado y que en caso de no lograr nuevos contratos se podría cerrar la planta, en la que actualmente trabajan 391 personas, en el año 2011.
Los hechos denunciados ocurrieron durante el periodo en que la empresa pertenecía a Babcock Borsing, multinacional alemana a la que fue vendida por la SEPI en 2001. Sin embargo, en 2003 el grupo presentó suspensión de pagos por lo que Babcock fue vendida al grupo austriaco ATB, su actual propietario, para garantizar su continuidad.
Desde el comité de empresa se reclama que los 20 millones de euros que presuntamente fueron desviados a la matriz de Borsing sean reintegrados a la SEPI para que finalmente se destinen al mantenimiento de Babcock y garantizar así el empleo y el futuro de la empresa.
Los trabajadores consideran que es necesario lograr más contratos, además del logrado recientemente para construir una regasificadora para China, para asegurar la actividad y advierten de que en caso de no conseguirlos la empresa podría cerrar en 2011.