La gran paradoja de Cruces: referente en salud mental ignorando la salud mental de su plantilla
- En el catálogo de servicios de la unidad de psiquiatría se ha incrementado el número de camas, sin incrementar proporcionalmente la plantilla, lo que supone una sobrecarga. La reorganización del servicio no puede construirse sobre el malestar de las y los trabajadores, por lo que LAB pide que paren inmediatamente esta deriva, abran un proceso de negociación real con las y los trabajadores, realicen una evaluación independiente de las cargas de trabajo y planifiquen con las profesionales el servicio.
El sindicato LAB denuncia la grave situación que atraviesan las y los auxiliares de enfermería en la unidad de psiquiatría del Hospital de Cruces. La reciente ampliación de camas, que incluye 28 en hospitalización intensiva y nuevas unidades abiertas y de alta resolución, se ha realizado sin un incremento proporcional de personal, lo que supone una sobrecarga planificada. Esta reorganización, diseñada para atender a una población que pasa de 230.000 a 600.000 personas, incrementa el riesgo psicosocial y afecta gravemente la salud mental de las trabajadoras, que ya se encuentran al límite.
Mantener los mismos ratios en un contexto de mayor complejidad asistencial compromete tanto la seguridad de las pacientes como la calidad del cuidado, evidenciando una falta de planificación que ignora el bienestar de quienes sostienen el sistema.
Detrás de este proyecto se esconde una paradoja tan profunda como preocupante: mientras se invierte en infraestructuras y servicios, se ignora por completo la salud mental del colectivo que debe sostenerlo, las profesionales.
Las y los Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería están desbordadas en la unidad de psiquiatría de Cruces. Actualmente, los ratios son insuficientes: solo 3 profesionales por la mañana, 2 por la tarde y 2 por la noche para atender 28 camas. Una plantilla insuficiente para el cuidado psiquiátrico: para la prevención y manejo de riesgos de autolesiones o agitación, para la supervisión constante y acompañamiento terapéutico, para la protección del sueño y del bienestar emocional, para el control de pertenencias y detección de objetos peligrosos, y para el acompañamiento seguro a pruebas y consultas externas.
La falta de personal y el aumento de responsabilidades generan un entorno laboral de alta tensión, con riesgos evidentes de agotamiento extremo, ansiedad, depresión y enfermedades profesionales. Esta situación contradice los principios de humanización que el propio servicio promueve, ya que no se puede ofrecer una atención digna si se ignora el bienestar de quienes cuidan.
Es particularmente grave que una renovación integral de un servicio de salud mental se planifique sin un estudio riguroso de cargas de trabajo, sin un debate público y transparente, y sin la participación activa de las profesionales que conocen la realidad diaria del servicio. Si de verdad se aspira a ser referente en salud mental, la dirección debe empezar por aplicar sus propios principios: escuchar, humanizar y cuidar a quienes cuidan. La reorganización del servicio no puede construirse sobre el malestar de las y los trabajadoras.
Por tanto, LAB exige que paren inmediatamente esta deriva, abran un proceso de negociación real con las trabajadoras, realicen una evaluación independiente de las cargas de trabajo y planifiquen con las y los profesionales un servicio que sea referente también en el trato a quienes lo hacen posible cada día.
No puede haber excelencia asistencial si se ignora el bienestar de quienes la proporcionan.
En Euskal Herria, a 26 de noviembre de 2025.