publicidad

Opinión / Irabazi / Barro y urbanismo

El Calero

Eder Álvarez Rivera | concejal de Irabazi Barakaldo 

Barakaldo, 10 feb 2019. En los últimos meses hemos asistido a un nuevo debate sobre urbanismo y responsabilidad política a raíz de la modificación del PGOU en el Calero. La modificación, aprobada únicamente por PNV y PSE, reformula las normas urbanísticas y permite ahora construir 200 viviendas más de las previstas, en unos terrenos contaminados, atravesados por una vía férrea, una línea de alta tensión, e inundables en periodos de 100 y 500 años. No vamos a entrar de nuevo en debates sobre esta zona (de momento), pero creo que es necesario tirar de hemeroteca y ver cuales han sido los resultados de actuaciones urbanísticas similares en nuestro municipio.

Si uno se pone a pensar en terrenos urbanizados que se inundan en Barakaldo, posiblemente el primer punto que le viene a la cabeza es el entorno de Max Center. En lo que se conoció como “Caso Max Center” hubo de todo, desde intentos de sobornos hasta persecución a trabajadores municipales, con querellas cruzadas entre promotores, Ayuntamiento y responsables políticos. Tanto es así, que una sentencia de la Audiencia Provincial consideró probado que responsables del PSE y PNV pretendieron cobrar un “canon” por la construcción del centro. Aquello se dilataría en el tiempo hasta que se dieron prescripciones de delitos, multas y sobre-construcciones, y acabo por mezclarse con el caso Mega Park.

Ya en 1993 se hablaba de la extinta Vega de Ansio en los artículos relacionados con el caso Max Center, “intentar sobornar al Consistorio con una "aportación económica" si el Ayuntamiento encargaba a la corporación la gestión inmobiliaria de la Vega de Ansio. Estos terrenos, de 447.400 metros cuadrados, están calificados actualmente como suelo no urbanizable.” Por aquel entonces yo apenas tenía nueve años, y aprovechaba para escaparme a la vega a intentar coger cangrejos y volver a casa de barro hasta las orejas. Por entonces ni se me pasaba por la cabeza que diez años después empezaría a trabajar a media jornada en una de las multinacionales que se levantarían allí, con el caso Megapark. Por cierto, que en 1995, con Carlos Pera de Alcalde, se conformaba un gobierno de coalición PSE-PNV (9 y 7 concejales respectivamente), donde la presidenta del IMD sería Amaia Del Campo.

También levantada sobre terrenos inundables, una sentencia del Tribunal Supremo declaró que todo el complejo comercial se construyó en contra de la Ley de Costas. Si no llega a ser por una sentencia anterior de la Audiencia Nacional, tendrían que haber derruido prácticamente todo el complejo. Pero, como no puede ser juzgado el mismo hecho dos veces… ¿Cómo se las ingeniaron para que construir en una vega (def.: llanura aluvial, llanura de inundación o valle de inundación), no contraviniese teóricamente las normas? Pues, no se decir si inspirados por Alejandro Magno en Tiro, o por la más básica (o estúpida) de las lógicas, rellenando la marisma de tierra. Lo cierto es que se recalificó una vega, se rellenó de tierra, se construyó un gigantesco complejo comercial… y, oh sorpresa, la justicia determinó que iba contra la Ley. Eso, por no hablar de las decenas de sentencias que han sangrado las arcas municipales por unas expropiaciones hechas de aquella manera. ¿Adivinan quienes fueron los partidos que aprobaron la operación en el Pleno?

Y en ese lapso de tiempo, también podríamos nombrar el caso Sefanitro, de cómo Villar-Mir ha conseguido que Barakaldo también figure en los tomos de las grandes operaciones urbanísticas, cuando compró los terrenos por 6 millones de euros (menos de lo que costaban los materiales que aún había dentro de la fábrica), y los vendió una década después por 240 milloncejos… Pero Sefanitro merece artículo a parte.

¿Consecuencias? bueno, ahora tenemos con cada riada algunas… por no hablar de las consecuencias económicas que ya han tenido (juicios, costas, sentencias, limpiezas, mobiliario, expropiaciones…). Recordemos que, por ejemplo, el Consorcio de Aguas va a construir el mayor tanque de tormentas de Bizkaia bajo nuestros pies, con un coste aproximado de 58 millones de euros, y un plazo de obras de 5 años, para recoger las aguas que antes absorbía la vega de Ansio. Por cierto, obras que estaban previstas iniciar a finales de 2018, pero que por casualidades de la vida, apuesto a que no comenzarán hasta pasadas las elecciones.

A estas alturas el lector o la lectora habrá detectado ciertas similitudes en todo esto. Seguramente, si preguntamos a cualquier persona sobre cual es la consecuencia de construir en terrenos inundables nos responderá que, en el mejor de los casos, acabar de barro hasta las orejas. Como es tradición.


Éste es un espacio cedido por 'Barakaldo Digital' gratuitamente y en igualdad de condiciones a todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento de Barakaldo ante la celebración, el 26 de mayo de 2019, de las elecciones municipales