Por el Partido Popular de Barakaldo
Barakaldo, 2 dic 2018. Hoy, día 1 de diciembre de 2018, está prevista una manifestación en defensa de La Naval y contra su cierre, que partirá de la plaza del Sagrado Corazón en Bilbao, a las 18.00 horas. Desde luego no es la primera pero puede que, desgraciadamente, sea la última en defensa de una gran empresa. El último reducto, podríamos decir, de aquellas grandes empresas que jalonaban los márgenes de la Ría y sus pueblos cercanos: AHV, Aurrerá, Astilleros del Cadagua, del Nervión, Velasco, Euskalduna, Refractarios Burceña, Profusa, Echevarria, Sefanitro, General Electric (ABB), Babcock & Wilcox, Unquinesa, Bilbaina de Alquitranes… (la lista se nos haría casi interminable) y, por supuesto, habría que añadir todas las pequeñas industrias y talleres que trabajaban para ellas y que tuvieron que cerrar o, en unos pocos casos, reconvertirse para poder seguir subsistiendo. Conozco personalmente varios de estos casos y son auténticos dramas.
La cuestión es que esto no es nuevo. Llevamos sufriendo esta desertización industrial desde hace años y dependiendo de los intereses comerciales, económicos o políticos de cada momento, se han ido produciendo con resultados más o menos traumáticos.
Se han intentado emplear “fórmulas mágicas” que algunos ideólogos se fueron sacando de la chistera, nacionalizando unas veces (acordáos del INI y AHV), atrayendo inversores nacionales o extranjeros otras, prácticamente con el mismo resultado final: cierre y despido masivo de sus trabajadores y –por ende- de los de las demás empresas auxiliares. Muchos (más de los deseados) aún en edad de poder desarrollar cualquier trabajo a plena satisfacción pero sin opciones de recolocación. ¿Dónde trabajar si ya no quedan fábricas?
Muchas veces hemos oído la cantinela de que nuestro pueblo se ha transformado en una “ciudad de servicios”. Muy bien. ¿Y quién paga esos servicios? ¿Dónde se genera el dinero para poder disfrutar de ellos? Sin industria, que produzca y venda transformando este producto en dinero contante y sonante para sus operarios, no podremos comprar servicios y –lo que es peor- ni siquiera podremos acceder a lo más básico, por mucho que nuestra Constitución lo considere un derecho: vivienda digna, alimentación, sanidad, educación para nuestros hijos… Hasta el mismo trabajo, que es un derecho inalienable, acaba siendo un espejismo.
Y, para más escarnio, vemos que terrenos antaño ocupados por aquellas industrias, se quedan desiertos o se van poblando de nuevas casas. No de nuevas industrias, que hubiera sido lo ideal. Nunca ha habido un Plan Director (aunque algunos lo hemos pedido reiteradamente) para una verdadera RECONVERSIÓN INDUSTRIAL. No se ha diseñado, ni siquiera estudiado la posibilidad de traer o implantar una empresa tractora que sirviera de referente para que otras vinieran a aprovecharse de esas sinergias y se pudiera crear un nuevo entramado que generara empleo a lo largo de toda la comarca de ezkerraldea y meatzaldea para sus habitantes.
La verdad es que parece que, a la clase política dominante en cada momento, le importa un comino (por mucho que, con la boca pequeña, diga lo contrario), lo que pase con el futuro de sus conciudadanos. Viven de la inmediatez y del cortoplacismo; del “photocall” y del postureo. Y así nos va.
Y, por si os preguntáis qué es ese “algo” que nos queda, aunque creo que lo he dejado ver en estas líneas, es NADA, salvo una situación dramática en muchos casos, para aquellos que ya no tienen dónde ir a trabajar hoy ni visos de conseguirlo mañana y SUSTANCIOSOS ENRIQUECIMIENTOS para quienes se han beneficiado de una u otra manera a cuenta de ellos o han permitido ese beneficio. Lo verdaderamente grave es que a esos, a esos que nos dejan las ruinas y se llevan nuestro sudor, transformado en dinero para ellos, a esos NADIE les pide cuentas.
Éste es un espacio cedido por 'Barakaldo Digital' gratuitamente y en igualdad de condiciones a todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento de Barakaldo ante la celebración, el 26 de mayo de 2019, de las elecciones municipales