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Opinión | La decencia

Foto de familia en el acto de Podemos Euskadi en el Teatro Barakaldo
Foto de familia en el acto de Podemos Euskadi en el Teatro Barakaldo

por María José Cantalapiedra

El día 27 de junio Barakaldo Digital publicaba una noticia con el siguiente titular: “Podemos reivindica la dignidad y la decencia frente a actos vergonzantes”. En la misma se recoge el primer encuentro, en el Teatro Barakaldo, de Podemos Euskadi. Su secretario general, Roberto Uriarte, señalaba en el mismo que “ha habido partidos que se decían de izquierdas que han actuado sin las decencia que requiere ser de izquierdas”.

En primer lugar, el hecho de que se reivindique decencia en las instituciones es sintomático de que dichas instituciones carecen de la misma. En segundo lugar, llama la atención el protagonismo del término decencia, un término que durante mucho tiempo se identificó fundamentalmente con su primera acepción: “aseo, compostura y adorno correspondiente a cada persona o cosa”. También con la segunda: “recato, honestidad, modestia”. La palabra decencia ha sido fundamentalmente femenina, traía a la mente mujeres como las que mostraba la escritora Carmen Martín Gaite en Entre visillos, una novela que describe un mundo femenino desbordante de aseo, compostura, recato, modestia y, aunque no aparezca en el diccionario, temor, falta de libertad y de independencia. La decencia, en fin, era un requisito rancio de mujer.

En tercer lugar, entendiendo la decencia como “dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas”, última acepción, que es la que ha adquirido protagonismo en los últimos tiempos, no se comprende que deba ser patrimonio únicamente de los partidos de izquierdas, que es lo que sugiere la afirmación de Uriarte en el Teatro Barakaldo. Así las cosas, ¿los políticos de derecha no tienen obligación de ser decentes? La decencia no es, a mi modo de ver, un “criterio político”, como afirmaba el secretario general de Podemos Euskadi. Es un requisito político.

Si no es así, sale mucho más a cuenta ser de derechas. Oiga usted, le diríamos a la persona que gobierna, que el dinero de mis impuestos se lo está gastando en chuflas. Ah, bueno, es que soy de derechas, a mí la decencia ni me va ni me viene. Ese negociado lo llevan los de izquierdas. Bastante hago con robar de forma legal. La dignidad y esas zarandajas no me conciernen. Yo estoy aquí para ser una persona indecente, que es lo que se espera de mí. Te invito a comer, que tengo aquí una visa corporativa que es una preciosidad.