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Iñaki Bilbao | pintor
"El panorama artístico barakaldés es pequeño. Ha sido más vivo hasta no hace mucho"

Retrato de Iñaki Bilbao por parte de Marina Gondra

por Mariela Estévez Campos

El pintor Iñaki Bilbao (1956), que expone sus obras hasta el 6 de febrero en la galería Eleskaparate (Arrandi 4), nació en Bilbao, pero permaneció allí sólo un día y medio, y sus recuerdos de infancia se asocian a Barakaldo, al caserío donde se crió, en lo que ahora es la calle Apuko, al humo de las fábricas y al colegio Paúles en el que estudió. Profesor de dibujo durante varios años en el Instituto Barakaldo III, en 1992 comenzó a impartir clases en la facultad de Bellas Artes. En 1996, dos años después de lograr el título de doctor, obtuvo la plaza de profesor titular del Departamento de Pintura de la Universidad del País Vasco, en donde continúa ejerciendo la docencia, actividad que compagina con la pintura. Ha expuesto su obra en numerosas localidades del País Vasco y del resto de España, además de en Utrech (Holanda) y en Bradford (Reino Unido).

Entregado a la pintura desde los 11 años, encuentra la inspiración en lo que le rodea y en las cosas que le suceden. Su obra, figurativa, refleja la soledad de una forma casi obsesiva que, según confesión del autor, es fruto de una búsqueda consciente. Con un realismo melancólico cargado de emoción, sus óleos apelan a la capacidad del espectador para recordar y reconocer lo que está viendo. Su busca artística lo ha llevado también a la escritura y es autor, entre otras obras, de dos novelas: ‘Imágenes y palabras’ y ‘Navalsaz’.

Se siente bien tratado por las instituciones, aunque reconoce que podrían hacerse más cosas con menos dinero y más criterio. La actual exposición de Eleskaparate se centra en el barakaldés monte Argalario, escenario de sus juegos infantiles.

Pregunta. ¿Cómo surgió su interés por la pintura?
Respuesta. Por la atracción por una caja de zapatos llena de tubos de óleo que tenía mi padre, que era pintor dominguero y que sacaba algunos domingos por la mañana para pintar paisajes copiados de postales.

P. ¿Qué quería ser de pequeño?
R. Dibujante. Creo que era porque me parecía más práctico que pintor. Quizá delineante o algo así.

P. ¿Hay antecedentes artísticos en su familia?
R. Mi padre era un buen fotógrafo ‘amateur’, como se decía entonces. Ganó muchos premios de fotografía.

P. ¿Qué obstáculos encontró en su camino?
R. No tuve pegas en casa. Les parecía bien que yo pintase, pero en los ratos libres.

P. ¿Dónde se formó?
R. Empecé a los 11 años por mi cuenta y estudié Bellas Artes al terminar el COU.

P. ¿Por qué pintura en vez de otra manifestación artística?
R. Mi interés tiene que ver con la técnica: la caja de zapatos llena de tubos de óleo, el olor, la paleta o el lienzo en blanco.

P. ¿Quiénes son sus referentes en el mundo del arte?
R. Velázquez, Edwuard Hopper, Robert Motherwell, René Magritte. ¡Tantos!

P. ¿Existe algún pintor consagrado de cuya obra abomine?
R. Julián Schnabel.

P. ¿Dónde busca inspiración?
R. Cerca. En las cosas que me rodean, en lo que me pasa.

P. Paisajes urbanos e industriales. ¿Qué intenta transmitir con sus cuadros?
R. Una leve perplejidad relacionada con lo extraordinario que hay entre lo que conocemos. Las cosas no son de una u otra manera, sino son como algo o alguien nos las hace ver.

P. ¿La atmósfera casi obsesiva de soledad en su obra es fruto de una búsqueda consciente?
R. Radicalmente, sí.

P. ¿Por qué esa ausencia casi total de presencia humana?
R. No pasa en todas las pinturas, pero se trata también de que la presencia humana la aporte el espectador. Esa calle para transitar, esa puerta por la que pasar, ese piano listo para ser tocado.

P. ¿Clasificaría su pintura como hiperrealista?
R. El término hiperrealista se ha ido sustituyendo por el de fotorrealista para los artistas que copian fotos como si fueran fotos. Yo trabajo con fotos, pero solo como referencia, intento que el mensaje sea pictórico y no fotográfico.

P. ¿Hasta qué punto cree que el artista debe de estar comprometido con los problemas de la sociedad en la que vive?
R. El arte es propaganda. Hace saber, entender y sentir cosas y, por lo tanto, juega un papel como transmisor de ideas, sentimientos o emociones. Por lo tanto: sí.

P. ¿Cree que el arte debe ser un lenguaje inteligible para el público o este aspecto le parece secundario o irrelevante?
R. Siempre es inteligible para algún público más o menos numeroso, más o menos entrenado, más o menos sensible.

P. ¿Ética o estética?
R. Los términos se han vulgarizado tanto, desdibujado tanto como consecuencia de haber abusado de ellos en los últimos años, que esa dicotomía está ya casi vacía de contenido. Pero si he de dar una respuesta corta, diría que son inseparables. Lo han sido desde la antigüedad.

P. Además del óleo, ¿utiliza alguna otra técnica?
R. A veces algo de acrílico, sobre todo para la grisalla que hago al principio, pero uso principalmente óleo sobre lienzo.

P. ¿Cómo es su proceso de creación?
R. Convencional: mirar, ver, fotografiar, dibujar, pintar primero sin color y después colorear con veladuras, terminando partes en pintura directa.

P. ¿Para pintar necesita silencio o escucha algún tipo de música?
R. Siempre he pintado con música, aunque ahora se me suele olvidar cambiar de disco.

P. ¿Su trabajo como profesor es vocacional o alimenticio?
R. Rechacé una primera llamada para una sustitución y a la segunda me incorporé, solamente para no contrariar a mi familia, con la idea de dejarlo en un año. Llevo 36 años y todavía me divierte.

P. ¿Qué recomienda a sus alumnos?
R. Que no hagan mucho caso, ni siquiera a esa recomendación, y busquen su camino. Que se van a morir antes de lo que piensan y que no pierdan mucho el tiempo.

P. ¿Desde cuándo reside en Barakaldo?
R. Nací en Bilbao y viví allí un día y medio.

P. ¿Qué recuerdos asocia a la anteiglesia?
R. El caserío donde me crié en lo que ahora es la calle Apuko. Las fábricas humeando. El color naranja del cielo por la noche. La cantidad de gente que sabía hacer su oficio.

P. ¿Cómo ve el panorama artístico barakaldés?
R. Pequeño. Ha sido más vivo hasta no hace mucho.

P. ¿Existe apoyo institucional?
R. Podrían hacerse más cosas con menos dinero y más criterio. Los gestores públicos actúan con miedo: miedo a los superiores, a los votantes, a los empresarios, a los representantes sindicales, a los partidos. Yo me considero bien tratado y no me quejo. A algunos creo que les caigo bien, no porque tenga talento sino porque no tengo afiliación política.

P. ¿Las nuevas tecnologías son una amenaza para la pintura?
R. La pintura, en buena medida, es una manifestación artística del pasado y las nuevas tecnologías no le afectan, a veces la complementan. Las nuevas tecnologías no son tan nuevas, como la Edad Moderna que acabó a finales del Siglo XVIII y las vanguardias hace casi 100 años.

P. ¿Cuál es el hilo conductor de la obra que expone actualmente en Barakaldo?
R. Trata del monte Argalario. Un montecito modesto y barakaldés al que íbamos de críos y al que llamábamos la Mina de los Alemanes. Toda una aventura. Está cerca, lleno de jubilados andando, hay parejas magreándose en coches, familias merendando en verano, depósitos de agua, condones tirados, vistas de toda la Margen Izquierda, del Abra, de esqueletos de fábricas.

P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
R. Seguir.