por Matilde Arenal
Enrique Jiménez Forcada, Mónica Castellanos y Josu Otxoa son los profesores que encabezan el proyecto de la llamada aula de Complementaria (PCE) o aula de apoyo en Barakaldo a estudiantes de ESO, un programa que está celebrando ahora sus 10 años de vida. La iniciativa, ha permitido hasta la fecha atender a 130 estudiantes con dificultades de inserción y aprendizaje, de los que cerca del 70% han logrado por esta vía alcanzar el nivel necesario para poder superar el primer ciclo de Secundaria. Con respaldo del
Departamento de Educación del
Gobierno Vasco, que lo subvenciona; del centro de apoyo al profesorado ('
berritzegune'), y de las salesianas, que lo acogen en sus instalaciones del colegio concertado Nuestra Señora de Begoña, el equipo ha logrado mantener un plan que ha permitido evitar la exclusión social de decenas de personas y que, sin embargo, sufre el progresivo recorte de financiación y no logra, pese a intentarlo, que se le permita reducir el número de alumnos por aula.
Qué es el aula de Complementaria. "Es un plan de medidas de atención a la diversidad, de carácter excepcional, previstas para el estudiante que, por distintas circunstancias, se va quedando atrás en su aprendizaje, que repite cursos y que está llegando a los 16 años, edad límite de la escolarización obligatoria, sin superar el primer ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO)".
Qué tipo de estudiante participa. "Los alumnos presentan una especial dificultad, tanto social como de adaptación al sistema escolar: dificultad de aprendizaje o absentismo. Normalmente proceden de familias desestructuradas o con poco seguimiento, que llevan años al filo del sistema, que han llegado a la ESO pero que tienen serias dificultades, muchas veces para leer y escribir de forma correcta, que no demuestran ningún interés por los estudios y, generalmente, acompañado de problemas de conducta. Todo ello, va creando situaciones de conflicto con ellos y sus familias y que precisan el planteamiento de otras vías de solución que la de seguir en el aula ordinaria en la que ya nada les motiva".
Método de trabajo. "Se intentan adaptar las asignaturas al nivel real de cada alumno pero sin abandonar las asignaturas de la ESO. Normalmente, el programa es más ameno que la propia ESO. De este modo se consigue que, a pesar de que algunos tienen un gran historial de absentismo, sean bastante regulares en su asistencia. De los 15 alumnos que hay por año, en torno al 60% o 70% supera los objetivos del curso".
Materias con refuerzo. "Muchos estudiantes llegan con grandes deficiencias en temas tan básicos como la lecto-escritura y con esas carencias es muy difícil avanzar en otros campos. Casi la mitad del horario semanal se dedica a los talleres de informática, tecnología, electricidad y dibujo técnico. Así, se quita carga lectiva a las asignaturas más teóricas sin olvidarlas. Hay dos aspectos fundamentales que se trabajan: las tutorías grupales e individuales y la orientación formativo-laboral, al igual que se viene haciendo con los alumnos que terminan la ESO".
Sistema de enseñanza. "El grupo se desdobla para atender mejor a cada uno de los alumnos. No trabajan con libros de texto debido a que cada estudiante tiene un nivel distinto, por eso se elabora un material propio. Además, a diferencia con la ESO, el horario, la forma de trabajo y la evaluación son distintos. Los alumnos asisten al aula de 8.00 a 14.00 horas, no se mandan tareas para casa sino que se centra en que trabajen en clase. Se evalúa, fundamentalmente, el trabajo en clase junto al resultado de cada proyecto, pero no tienen exámenes".
Romper la rutina. "El aula dedica tiempo a actividades culturales, charlas, cine fórum o colaboración con el huero escolar, de forma que, cada 15 días, suele haber una actividad distinta que rompe un poco el ritmo normal de trabajo y complementa la formación".
Motivación. "Los profesores marcan a los estudiantes unas normas, como la asistencia y puntualidad, que son caballos de batalla. Otra es la norma de la salud, seguridad e higiene porque, como cualquier adolescente, tienen que ir adquiriendo conocimientos y hábitos saludables y, para ello se hace una evaluación semanal que sirve, tanto a educadores como a los alumnos y sus familias, para ver la trayectoria que ha seguido el estudiante y corregir las posibles deficiencias a través de tutorías".
Problemas. "El número de alumnos en el aula (15) es elevado a la hora de atender sus necesidades individuales. Se ha propuesto a la Administración rebajar a 12 pero no se ha conseguido. Otra deficiencia es la escasa coordinación con la Administración y con otras aulas de Complementaria. Además, la disminución de la subvención para el aula hace cada vez más difícil mantener el método de desdobles del grupo".
Logros. "Se mantiene un núcleo estable de educadores, lo que favorece el desarrollo y el crecimiento del programa. También se ha ido consolidando la relación con los centros de origen del alumnado. El gran logro es que, de todos estos alumnos, en torno al 60% o 70% alcanza un aprovechamiento adecuado y que supera los contenidos propuestos. De este modo, al acabar el curso continúan su formación en los centros de iniciación profesional (PCPI) y su preparación para la obtención del graduado de Secundaria".
Valoración del profesorado del aula. "Sabemos que nuestra tarea es sembrar y que, muchas veces, es difícil seguir haciéndolo, sobre todo porque los frutos no se ven de inmediato pero aparecen y los vemos en alumnos que nos visitan de vez en cuando o sabiendo de la vida de unos y otros, viendo que salen adelante. Los casos menos afortunados nos hacen seguir trabajando e intentar 'recuperar' al mayor número de chavales en nuestra tarea como educadores".