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La falta de aparcamiento convierte en 'prisioneros' a los estudiantes de la Escuela Universitaria de Minas

El barrio carece de zonas de aparcamiento  El Ayuntamiento no ofrece a los alumnos universitarios ninguna alternativa salvo pagar la OTA pero tampoco así tienen garantizo espacio La falta de infraestructuras es una razón para que Barakaldo se quede sin universidad

Por Koldo Llorente

No hay sitio para entrar, pero cuando se está dentro no hay manera de salir. Es la situación que padecen cientos de estudiantes de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Minas como consecuencia de la escasez de aparcamiento en las instalaciones. El problema provoca el choque entre alumnado y el personal del centro, pero también lleva a algunos responsables a defender que la solución es que Barakaldo se quede sin centro universitario y éste se traslade a Bilbao.


Los estudiantes de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Minas están indignados. Cuando llegan en coche por la mañana al centro, situado en Beurko, no pueden entrar. Salvo una minoría que dispone de mando, tienen que llamar al timbre para que les abran la verja, pero los conserjes les niegan el acceso a pesar de ser estudiantes, algo que no les sucede a los profesores. No les queda otro remedio que esperar a que aparezca alguien que disponga de un mando que les pueda abrir. El tiempo de espera es indefinido.

El mismo problema ocurre cuando los alumnos quieren salir del centro una vez terminadas las clases para irse a sus respectivas casas o a trabajar. “Algunas veces me dejan entrar y en cambio no me dejan salir”, comenta la estudiante Miriam Benacho. “A las 8.00 horas la verja siempre está abierta, entro y cuando salgo por la tarde me encuentro con que está cerrada y no me queda otro remedio que esperar. Otras veces vengo a las 10.00 porque tengo clase y también tengo que esperar. Cuando hay exámenes la situación es la misma. El primer año dieron mandos y la gente después no los devuelve y siguen entrando y aparcando a pesar de no ser estudiante. En cambio yo estoy pagando por estudiar y me tengo que aguantar”.

Benacho recuerda que el recinto incluye un colegio al que los padres tienen acceso a la hora de entrada y a la hora de salida de sus hijos para llevarlos y traerlos a casa. Cuando los llevan, aprovechan y dejan el coche aparcado hasta que los vuelven a buscar, de tal forma que no queda sitio para los estudiantes.

Otro estudiante de Minas, Mikel Etxebarria, se queja porque la mayoría de las veces entra con retraso a su empleo debido a que se niegan a abrirle la puerta de la universidad. “Me tienen aquí retenido hasta que aparece alguien con mando y llego tarde a trabajar”, afirma indignado.

La queja es compartida por el universitario Iñigo Laiseka. “Muchas veces llegas a clase y tienes que esperar a que alguien te abra. Deberían buscar otro método para que no haya tantos problemas. Ayer ni siquiera abrieron al panadero”.

Pero los estudiantes no son los únicos que se encuentran en una situación incómoda. Las encargadas de negarles la entrada afirman que les da pena cada vez que lo tienen que hacer, pero dicen que es su obligación. Estas responsables afirman que incluso algunos profesores no disponen de mando, pero se les acepta la entrada cuando tocan el timbre. “Doy la razón a los estudiantes y por mí podrían quitar la verja. Los alumnos se quejan de nosotros cada vez que les negamos la entrada y es normal.”

En algunos casos, incluso personas que no pertenecen al centro pero tienen mando han aparcado, dando golpes a coches de gente que trabaja en el centro y se han ido sin asumir las consecuencias. Así le ha ocurrido en una ocasión a la secretaria de dirección, Montserrat Ortiz. “Los mandos nunca se han quedado en el centro y entra gente de fuera. Además, algunos nos dan golpes en el coche. Creo que lo mejor para solucionar este problema es que nos traslademos a Bilbao”.