No es la primera ocasión. Con el PSE en la alcaldía, con Tontxu Rodríguez, se deslizó en la web del Ayuntamiento en 2009 un texto con faltas de ortografía y problemas sintácticos. Fue un hecho puntual. Sin embargo, con la actual mandataria, Amaia del Campo (PNV), que también es hispanohablante y no sabe euskera, los documentos públicos escritos incorrectamente en español se han convertido en una constante, incluso los emitidos por el área de Cultura y Educación, que dirige la concejala Nerea Cantero (PNV).
El equipo de Del Campo no es euskaldún pero las notas de prensa y otros documentos municipales en su lengua materna, que es el español, se difunden recurrentemente sin tildes, con signos de puntuación incorrectos, mayúsculas mal colocadas y, con frecuencia, con lo que de forma popular se entiende como falta de ortografía: haches donde no corresponden o bes por uves, entre otras. Esta situación es recurrente en los textos que remite el PNV pero no es algo habitual en los que elabora su socio de Gobierno, el PSE.
A este problema de desconocimiento de las normas ortográficas y sintácticas, el equipo del PNV en la alcaldía ha sumado la confusión por el uso de grafías que buscan, en apariencia, estimular el sentimiento nacionalista vasco.
De este modo, ha modificado los nombres de los barrios para adoptar la supuesta forma eusquérica, como Zuatzu, Gorostitza, San Bizente, Gurutzeta, Arrontegi, Errekatxo o Errekaortu, pero en unas ocasiones opta por esta fórmula y en otras por la grafía española.
Así mismo, cuando escribe las calles, cambia apellidos centenarios, como Elcano por Elkano e incluso el del obispo Olaechea, por Olaetxea, quien se significó en su apoyo al golpe de Estado de Franco. La propia alcaldesa escribe su segundo apellido —Berasategui— en español o en euskera dependiendo de la legalidad y momento electoral.
Las notas de prensa y comunicados del PNV en la alcaldía han prácticamente erradicado además palabras como 'niños' y 'niñas' para reemplazarlos por 'txikis', en lugar de 'pequeños' o 'infancia' como genéricos; y han hecho lo propio con 'padres' y 'madres' o con 'abuelos' y 'abuelas'. Y sustantivos que existen en español se sustituyen por términos en euskera, como 'kalejira' en lugar de 'pasacalles'.
Los textos tienen además problemas de incoherencia, con palabras que se escriben en un mismo documento, de distinta forma cada vez. Un ejemplo es la adopción de la palabra inglesa de origen hindú 'gymkhana', que el Ayuntamiento y su departamento de Cultura y Educación escriben, según la ocasión, 'gymkhana', 'ginkana' o 'gincana', pero nunca la forma que la Real Academia indica: 'yincana'. O la forma en que se ponen las horas o los números.
El ejemplo de carnavales
Los carnavales son un ejemplo de la actuación del área de Cultura y Educación y del departamento de prensa que depende de la alcaldía. El folleto de actividades repartido en todas las viviendas y entregado en los centros culturales llega con 'berbena' en lugar de 'verbena' o 'clubs' por 'clubes', además de tildes ausentes, carencia o exceso de puntuación, incoherencia en la forma de escribir las horas y los números, mayúsculas arbitrarias, grafía incorrecta en el nombre de los grupos Ibarra-Kaldu y Erreka-Ortu, mezcla de español y euskera o coma entre sujeto y verbo.
En la nota de prensa colocada en la página en internet del Ayuntamiento, hay signos de puntuación colocados mal o ausentes, tildes que deben estar pero no se han puesto, palabras en euskera mezcladas con el texto en español, cambio de denominación del barrio de Retuerto por Errekaortu, falta de concordancia entre sujeto y verbo, mayúsculas usadas incorrectamente o arbitrariamente (como en 'carnaval') y otra falta de ortografía: 'entorno' en lugar de 'en torno'.