Partiendo del concepto celebración o fiesta como algo que merece la pena recordar, se invita a las niñas y niños a que piensen en todas estas cosas que tienen que ver con la idea de celebración de la Navidad o del fin de año y el inicio de uno nuevo. ¿Qué suelen celebrar? ¿Creen que se celebra de la misma manera a lo largo de la vida? ¿Y en otras culturas, conocen alguna celebración diferente? ¿Qué emociones les despierta la Navidad? ¿Y el cambio de año?
Tras crear un listado de los sentimientos o sensaciones que les surgen al pensar en una celebración, ya sea la Navidad o el cambio de año, deben relacionar el concepto de celebración con los sentidos. ¿Qué colores les provocan bienestar? ¿Qué sabores, olores y músicas u otros sonidos les elevan el ánimo?
Los sentimientos asociados a la celebración son algo que no se puede tocar ni ver. Por ejemplo, el amor del beso de un familiar, la emoción de abrir un regalo… Muchas veces nos resulta difícil verbalizar las emociones. Pero las palabras no son las únicas expresiones para visibilizar los sentimientos, porque el cuerpo, los movimientos, las actitudes, dicen mucho. La expresión corporal enriquece y aumenta las posibilidades de comunicación de las sensaciones. Podemos utilizar el cuerpo, el movimiento… para expresar algo.
¿Cómo se representarían en una escultura o en un dibujo? Deben hacer unos bocetos a lápiz de figuras humanas en posturas o con gestos de la cara que asocien con algunos de esos sentimientos o sensaciones que han apuntado, y seleccionar uno, dos o varios de esos bocetos para realizarlos en escultura.
Tras este paso, es el momento de ponerse manos a la obra. Deben elegir algunos elementos para incorporarlos en sus esculturas teniendo en cuenta el significado que aportan, utilizar palos, alambres, tubos, muelles, tornillos…y la arcilla para crear las diferentes partes del cuerpo.
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Este texto es un comunicado de la organización sanitaria integrada Enkarterri Cruces de Osakidetza