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Opinión | Elkarrekin Barakaldo | Municipalismo como vacuna

Elkarrekin Barakaldo
Barakaldo, 26 abr 2020. Hace más de un mes que nos vimos golpeados por esta situación extraordinariamente grave, incluso distópica diría yo. Si a cualquiera de nosotros nos dicen a principios de febrero, mientras tomábamos un txakoli a las puertas de la ermita de Santa Agueda, que íbamos a vivir un evento así, ninguno nos lo hubiésemos creído.

No voy a entrar a relatar las actuaciones del gobierno municipal, ni a pasar factura. Como decía, a todos nos pilló de nuevos, y si bien es cierto que discrepamos profundamente en muchas de las decisiones (o ausencias) adoptadas, ya llegará el momento de debatir sobre ésto cuando hayamos superado esta crisis sanitaria. La cuestión ahora es, cómo articular políticas públicas municipales ante una situación tan grave y excepcional con recursos locales. Y aquí es donde nosotras de nuevo apostamos por el municipalismo como vacuna.

Pero cuando hablo de municipalismo no me refiero a la vieja reivindicación de que el gobierno local deje de ser el último eslabón de la cadena institucional, o de implementar políticas izquierdistas desde dentro (desde la institución), hacia fuera (a la ciudadanía). Hablo de la capacidad de organizar y coordinar políticas públicas desde la democracia y la participación, aprovechando los recursos de la institución y el poder movilizador de la comunidad.

A saber. En los primeros días de la pandemia, el tejido comunitario se puso en vanguardia rápidamente, mucho antes que el Ayuntamiento (como es habitual, al no necesitar de burocracias y firmas, la comunidad se muestra mucho más ágil). Los makers, la red de cuidados (zaintza sarea), las mujeres tejiendo mascarillas o colectivos como Indar HoriBeltz, y por descontado los agentes del tercer sector, se organizaban a toda velocidad para paliar las urgencias (y carencias) de la administración ante una ola que nos pasó a todas por encima. Por el contrario, la institución ha respondido de forma desigual, dejando hacer en el mejor de los casos, pero también obstaculizando la labor de la comunidad en otros muchos. Es aquí donde se intuye el miedo a no poder controlarlo todo, a seguir delimitando el dentro y fuera de la institución, y en Barakaldo un nivel más, el dentro y fuera del gobierno.

A nadie se nos escapa que la situación, como decía, ha superado a las instituciones, y es en este momento donde hay que articular la respuesta a la pandemia para que el drama no escale hacia una degradación social y material. De las decisiones que se adopten ahora depende la pronta recuperación sanitaria y vital de nuestro municipio, y para eso no se puede caer de nuevo en la imposición, el dentro y fuera, porque a fin de cuentas todas habitamos el mismo municipio.

La gobernanza se define como una transformación de la estatalidad en las democracias, que se ve obligada a transitar desde formas jerárquicas y soberanas hacia modalidades más cooperativas. Nosotros entendemos que la respuesta de la institución ante la pandemia debe basarse en el aprovechamiento de todos los recursos disponibles en el municipio, los institucionales y los comunitarios, y para eso es necesario la cooperación, el reconocimiento mutuo de los agentes y la puesta en valor de los mismos.

Por lo tanto, es ya hora de sentarse y escuchar las propuestas, necesidades y recursos de los demás, y articular de manera cooperativa una respuesta municipal a la pandemia. Y en este sentido nosotros estamos dispuestos y listos para sentarnos en una mesa, como la que propuso en un principio EHBildu, o más recientemente el PSE, cuyo único objetivo sea el de organizar una respuesta municipalista, constructiva, participativa y coordinada con los agentes sociales y tejido comunitario. Porque de lo contrario, si se sigue apostando por el autoritarismo y el menosprecio hacia los demás, la institución dejará tras la crisis la sensación de que no pudo hacer, y tampoco quiso dejar hacer. Y eso es lo peor que le puede pasar a los partidos en el gobierno, a los que estamos en la oposición, y a los colectivos, entidades y ciudadanía barakaldesa.

Eder Álvarez Rivera