Vi que la calle estaba muriendo, se estaba convirtiendo en un gueto donde los comercios y los bares desaparecían poco a poco; pero aún así, como mujer idealista y luchadora que soy, decidí dar una nueva oportunidad a 'la Riojana'.
Sería un lugar donde la buena música (nada de reguetón y similares) y el buen ambiente reinarían. Un lugar cultural, con alguna actuación en directo, donde se darían a conocer nuevos grupos de música, escritor@s, pintor@s y demás personas creativas que mostrarían en Riojana Rock sus proyectos.
Es un local amplio y precioso. Está insonorizado, con doble puerta. Consta de limitador de sonido, que nunca ha dado muestras de saturación (he entregado al concejal de Medioambiente un montón de informes y un certificado de que el limitador está en perfectas condiciones, todo firmado por la empresa que lo instaló y lo ha comprobado).
Pero aún así, las trabas y los impedimentos para poder llevar a cabo mis proyectos no paran de presionarme, todo ello debido a un vecino que lleva décadas con la única obsesión de ver cerrada RR.
¿Por qué nadie va a su casa y hace una medición de sonido?
En Riojana Rock ya lo hizo el Ayuntamiento el verano pasado, antes de darme los permisos para los conciertos de fiestas de Barakaldo, y ¡todo estaba bien!
En lugar de eso, me quitáis el único concierto que podía hacer al mes. ¡Es injusto!
Juan de Garay se muere y parece que te da igual.
Riojana Rock se muere y parece que también.
Yo me quedo sin trabajo, las bandas sin un local donde tocar y la gente sin un bar donde no ha habido una pelea desde su apertura, y donde la buena música siempre suena.
Todo por un vecino, una mala persona.
Amaia, de mujer a mujer, échame un cable por favor. Pide a la Policía Municipal los informes de sus visitas a Riojana Rock, verás que son falsas quejas de un único vecino, el de siempre.
Sin más me despido, y espero que leas y entiendas la batalla que día a día me supone ir a trabajar.
Edurne de Riojana Rock
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