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La Fundación Miranda recibe el premio Utopia de la Diputación Foral por más de un siglo de trabajo

Los premios Utopia reconocen la labor de las personas, asociaciones u organizaciones que trabajan a diario en Bizkaia en defensa de la justicia y la dignidad de quienes se enfrentan a la enfermedad, la discapacidad, la pobreza o el desamparo social. Este año el premio lo han recibido MIguel López González, exgerente de Argia Fundación, la asociación de familiares y afectados por espina bífica ASEBI, Pedro Fernández García, que ha colaborado con varias asociaciones, y la Fundación Miranda que se creó en 1911.

Nota de prensa

EL DIPUTADO GENERAL REAFIRMA SU COMPROMISO CON LA PROTECCIÓN DE LAS PERSONAS MÁS VULNERABLES EN LA ENTREGA DE UTOPIA SARIAK 2012

•José Luis Bilbao recuerda que la Diputación Foral de Bizkaia “ha triplicado en los últimos diez años el presupuesto del Departamento de Acción Social”.
•Miguel López González, ASEBI, la Fundación Miranda y Pedro Fernández García, a título póstumo, han recibido los premios Utopia 2012, que reconocen su labor en defensa de quienes se enfrentan a diario a la enfermedad, la discapacidad, la pobreza o el desamparo social.
•La Diputada de Acción Social, Pilar Ardanza, ha conducido la vigésima edición del acto de entrega de Utopia Sariak, celebrado en el Palacio Foral, durante el que los asistentes han disfrutado del espectáculo “Abre los ojos”, interpretado por un grupo de jóvenes actores y actrices con síndrome de Down.


El Salón de Recepciones del Palacio Foral ha acogido esta tarde la entrega de Utopia Sariak 2012, el reconocimiento anual de la Diputación a personas, asociaciones u organizaciones que trabajan a diario en Bizkaia en defensa de la justicia y la dignidad de quienes se enfrentan a diario a la enfermedad, la discapacidad, la pobreza o el desamparo social. En el vigésimo aniversario de Utopia Sariak, el Diputado General de Bizkaia, José Luis Bilbao, ha reafirmado el compromiso de la institución foral con las personas más vulnerables y ha recordado que el presupuesto destinado a Acción Social “se ha triplicado en los últimos diez años”.

Bilbao ha señalado que, “en tiempos de crisis, las decisiones políticas no pueden tener como primeras afectadas a las personas más necesitadas”. Este año 2012, los galardones Utopia Sariak han reconocido la labor de Miguel López González; la Asociación de Espina Bífida e Hidrocefalia de Bizkaia, ASEBI; la Fundación Miranda y Pedro Fernández García, a título póstumo. La Diputada de Acción Social, Pilar Ardanza, ha conducido el acto de entrega, durante el que los asistentes han podido disfrutar del espectáculo “Abre los ojos”, interpretado por jóvenes actores y actrices con síndrome de Down. Pilar Ardanza ha recordado que en el centro de la actuación política de la institución foral “se sitúan las personas y sus necesidades; todas las personas, sin exclusión”. La responsable foral de Acción Social ha señalado que “en estos tiempos difíciles también queremos que las ciudadanas y ciudadanos de Bizkaia, las familias, tengan unos servicios públicos que faciliten el desarrollo de sus proyectos de vida”. Han recogido los premios Utopia 2012: Miguel López González; Inés Orella, en representación de ASEBI; Alberto Etxebarria, en nombre de la Fundación Miranda y Maite Iturregi, viuda de Pedro Fernández García.

Miguel López González, la atención digna y la calidad como reto vital

Ex gerente de Argia Fundazioa, organización a la que permaneció vinculado de forma altruista desde su gestación en el año 1989. Los primeros años simultaneaba su dedicación a Argia con su práctica profesional. A partir del año 1993, con su jubilación, la dedicación voluntaria fue aumentando hasta ocupar la gerencia de la entidad. Desde su cargo, Miguel López fue el impulsor de profundos cambios en la organización, transformando una gestión basada en la buena voluntad y voluntariedad en una entidad profesionalizada. Merece una especial mención su empeño a la hora de implantar un sistema de gestión de calidad, enfrentándose a numerosas dificultades en el camino, hasta conseguir su primera certificación en el año 2005 y las posteriores renovaciones. Siguió vinculado a Argia Fundazioa hasta diciembre de 2008, momento en el que diversos problemas de salud le obligaron a abandonar una labor desarrollada durante 20 años.

ASEBI, la sensibilización como llave para el reconocimiento social

ASEBI se creó en junio de 1986 y se inscribió como asociación sin ánimo de lucro en 1987. Su principal objetivo es el de apoyar, en todos los aspectos, a las personas afectadas de Espina Bífida e Hidrocefalia y a sus familiares, para favorecer su máxima normalización a todos los niveles: sanitario, educativo y laboral. ASEBI pone a su disposición la información, el apoyo psicológico y las infraestructuras necesarias para facilitar su vida cotidiana y la de sus familias. Además, aportan el conocimiento de sus derechos y los recursos sociales, laborales, médicos, jurídicos y de la propia asociación.

Al mismo tiempo, busca sensibilizar a la sociedad y a las instituciones acerca de los derechos de las personas afectadas de Espina Bífida e Hidrocefalia e informar sobre las implicaciones, las consecuencias en la calidad de vida y las medidas preventivas a adoptar. Desde ASEBI trabajan para que la discapacidad sea una responsabilidad colectiva de todas las estructuras públicas, diseñando políticas integrales para colectivos en situación de mayor desventaja; como son, infancia, juventud, mujer y la población del medio rural. Prohibir la discriminación por motivos de discapacidad, una mayor dotación de recursos en investigación pública y desarrollar, promulgar y supervisar la aplicación de normas mínimas y directrices sobre la accesibilidad de las instalaciones y los servicios abiertos al público o de uso público son algunas de sus mayores reivindicaciones.

Pedro Fernández García, el sueño diario de una sociedad más justa

Socialmente muy comprometido, con 17 años fue voluntario en movimientos juveniles de Rekaldeberri. Durante su presencia como monitor en los grupos eskaut de este barrio bilbaíno, empezó a tomar contacto con la Fundación EDE, donde comienza a impartir diferentes cursos. En 1981, asume la dirección de la Escuela Diocesana de Educadores (hoy Fundación EDE), Escuela de Tiempo Libre. Con su impulso comenzó el desarrollo de la escuela de animación sociocultural. Bajo su dirección comenzaron a ofrecer los primeros cursos especializados en marginación social y se realizaron jornadas y encuentros de expertos. Estos cursos supusieron un gran avance en la reflexión sobre la intervención social. En 1992, fue nombrado gerente de APNABI. A través de convenios de colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia nacieron los primeros Centros de Atención Diurna de la asociación y se desarrolló Expo APNABI.

Entre sus logros se incluye la puesta en marcha del servicio de viviendas (Hogar Goikoa y Hogar Aretxabaleta) y el desarrollo de cursos, talleres de empleo y la casa de oficios. En 1998, asumió la dirección de FEVAS (Federación Vasca de Asociaciones con discapacidad intelectual) donde impulsó el trabajo en red de las asociaciones y reforzó la colaboración con la administración para el desarrollo de políticas sociales que tuvieran en cuenta las necesidades de los colectivos más desfavorecidos. Se implicó en la Ley de Autonomía Personal, Ley de Servicios Sociales… Dedicó su vida a mejorar la sociedad en clave de igualdad, inclusión y solidaridad, generando oportunidades para que todas las personas pudieran ser más felices y desarrollar sus proyectos de vida.

Fundación Miranda, un valor centenario

La Fundación Miranda se creó en 1911 como institución benéfica. Antonio Miranda y Arana (Burceña, Barakaldo 1.831) dejó toda su fortuna para construir una residencia para personas mayores en su localidad natal. Tras haber trabajado en negocio de tejidos en La Habana desde los 15 años, volvió a Euskadi a los 38. Fijó su residencia en Bilbao y después se trasladó a Donostia, donde falleció el 2 de enero de 1910. En sus primeros años, la Fundación Miranda, gestionada con la ayuda de las Hermanas de la Caridad, funcionó de acuerdo con el deseo expreso de su benefactor y acogía una media de 30 ancianos cada año. Años después, se realizaron reformas y una ampliación de plazas permitió atender a más personas. Las personas acogidas comienzan a realizar aportaciones que, en general, se establecen en el 80% de la pensión percibida. A mediados de los 70, surge la idea de construir una nueva residencia. En los primeros años 80, aumentó de manera espectacular el número de personas atendidas hasta alcanzar una media de 160 ancianos a finales de la década. Actualmente, la Fundación Miranda figura en el registro de residencias, ha afrontado grandes reformas para adecuarse al presente y sigue formando parte entrañable del paisaje urbano y social de Barakaldo.