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El presunto asesino de Cristina estaba "tranquilo" y "ausente" cuando le detuvo la Erzaintza

Un ertzaina declara en el juicio

por Koldo Llorente

Una catana y el cuerpo sin vida de Cristina Estébanez tendido en el suelo ensangrentado de una habitación, mientras el supuesto asesino —el exnovio—, ileso, estaba “tranquilo” y “ausente” en el momento de la detención. Es lo que hallaron los policías que han testificado este miércoles, entre ellos 15 ertzainas y un policía municipal, ante al jueza que preside la vista oral que se desarrolla en la Audiencia de Bilbao en el caso del asesinato de la joven de Cruces, ocurrido el 6 de diciembre de 2010.

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Paseaba por la Calle Inmaculada de Cruces en el momento en el que ocurrieron los hechos un policía municipal de Durango que no estaba de servicio. El agente ha declarado que vio a la pareja sentimental de la víctima mortal salir del edificio malherido, desangrándose y gritando que la vida de su novia corría peligro. Le hizo un torniquete en el cuello para detener la hemorragia. Subió a la vivienda pero nadie abrió la puerta, así que volvió a bajar y en ese momento llegó una patrulla de la Ertzaina. Volvieron a subir. “Nos encontramos una catana en el suelo y a Cristina tirada en el suelo muerta” en una habitación desordenada, con signos de lucha y con un cenicero cerca de la mano de la asesinada, que pudo usar en un intento de defenderse, según ha afirmado el policía.


Los ertzainas han indicado que el novio herido estaba sentado en un banco cuando llegaron y que apenas podía hablar nada más que para decir “¡por favor, subid rápido que la va a matar!”. Uno de los agentes de la policía autómica tomó declaración a la vecina de enfrente que dice haber oído gritos de “¡socorro, socorro, por favor no me mates!”.

La Ertzaina ha testificado que el presunto asesino no hizo ninguna declaración ni quiso colaborar con la policía y que se encontraba “tranquilo” y “ausente” en el momento de la detención y no opuso ningún tipo de resistencia ni tenía ninguna lesión.