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El Correo | Barakaldo se viste de blanco

Apenas se pueden contemplar unos pocos días al año y es el momento. Al albor de la primavera, los delicados cerezos han florecido una vez más. Y no sólo en el cacereño Valle del Jerte, que se lleva la fama. Aún sin hojas, cientos de ejemplares engalanan con sus copas blancas las faldas del monte Argalario y el enclave rural de Gorostiza, en Barakaldo, quizá el principal refugio en Euskadi de estos provechosos árboles. Sigue leyendo