publicidad

Opinión | Decimonónico

Salón de plenos del Ayuntamiento de Barakaldo

por Juan Lamadrid 


"Después del cruce casi continuo de reproches entre PNV y PSE, se sentarán para negociar, de nuevo, el presupuesto"

La verdad es que el PNV ha cargado sobre sus hombros una tarea hercúlea: hacer avanzar dos siglos al Ayuntamiento. Recientemente un concejal del equipo de Gobierno acusaba a sus socios de pretender “paralizar la labor constructiva” del Ejecutivo local para “mantener un Ayuntamiento decimonónico”. Si uno acude al tumbaburros encuentra que ese adjetivo se emplea para referirse a aquello que está relacionado con el siglo XIX. Anteayer, cuando el PNV sostenía al PSE-EE.

Resulta llamativo que haga esas acusaciones quien ha estado gobernando con los socialistas en varios mandatos o facilitando la aprobación de las tasas y cuentas desde la oposición para que el PSE-EE siguiese gobernando y manteniendo a la institución local en el siglo XIX. Llamativo también que el elegido para dar “estabilidad” al Gobierno jeltzale se dedique a hablar de “censura”, de la existencia de “un sinfín de problemas e irregularidades”, de “despilfarro” y acuse a sus “socios de estabilidad” de no realizar una “gestión eficiente del dinero” público.

Y después del cruce casi continuo de reproches entre uno y otro, tendrán que sentarse para negociar el presupuesto que, de nuevo, ya es toda una tradición barakaldesa desde el siglo XIX, se aprobará tarde y mal. Comienza febrero y nada se sabe, más allá de ese proceso de participación puesto en marcha, de unas cuentas que deberían haber sido aprobadas antes de comenzar el año. El PNV presentó el proyecto de cuentas para 2016 en mayo de ese mismo año. Hasta entonces el Ayuntamiento decimonónico tuvo que conformarse con los presupuestos de 2014, aprobados por el PSE-EE y PNV en enero del catorce y prorrogados año tras año. Finalmente, las cuentas de 2016 obtuvieron el plácet plenario el 30 de junio, así que todavía queda tiempo para negociar y tratar de batir la marca.

El gran Bill Murray vivía atrapado en el tiempo en El día de la marmota, 2 de febrero, y Barakaldo cada vez se parece más a Punxsutawney con el roedor Phil saliendo de su madriguera para anunciar que la primavera no se va a adelantar y que el invierno, o el siglo XIX, continuará.