"Lo hemos mamado", señala Bego Ferruelo Porto en referencia al impulso familiar en el sector de la hostelería. Sus padres, procedentes de la localidad ourensana de Seoane, llegaron hace cinco décadas a Barakaldo y empezaron en Lasesarre, frente a la discoteca, con un bar que se llamaba Marbella. Después se encargaron del bar en el antiguo hotel de Pobeña, en Muskiz; montaron el bar Tívoli o el Brenes, con el comenzó la familia en la hostelería de día. Los cuatro hermanos, con ya tres décadas de experiencia, han heredado la iniciativa y hoy tienen, de nuevo, un establecimiento para cada uno —antes tuvieron el Mullins—, aunque precisan que en realidad son un proyecto conjunto porque se apoyan unos a otros.
De esta manera, unidos, hacen frente al proyecto Maraxe, en homenaje a sus padres . "Nos quedaba la espinita de hacer algo en recuerdo a ellos". "Pulpería y parrilla", señala el rótulo de un negocio con alrededor de 240 metros cuadrados en planta, que ha sido completamente remodelado, de abajo a arriba, para dotarlo de cocina, comedor en el fondo para medio centenar de personas y otras 25 en las mesas altas de picoteo en la zona de la larga barra.
Quienes lo han conocido en las décadas pasada como cafetería, indican que no reconocen ni siquiera la distribución en un local en el que se ha cuidado hasta el último detalle, como muestran las fotografías del pueblo de Seoane, las leñeras, la maleta que evoca la emigración, las zocas que recuerdan la tierra (zuecos) o los centenares de botellas iluminadas que acolchan una de las paredes.
Galicia llega por primera vez a uno de los locales de los Ferruelo Porto, que nunca hasta ahora habían incluido en sus negocios referencias a la tierra de origen. En Maraxe no es sólo el nombre sino el producto el que sabe a Galicia. Pulpo, lacón, empanadilla casera de grelos, zamburiñas o marisco de las rías son algunos de los platos que se pueden encontrar.
El restaurante presta especial cuidado a la parrilla de leña, que permite ofrecer pescado y carne gallega a la brasa y churrasco. Incluso los pinchos tienen un aire especial, con propuestas como pulpo u oreja. Para regar la comida, el local propone "buen vino" de distintas variedades. De esta manera, se espera dar servicio tanto al cliente que quiere picar como al que busca "darse un homenaje".
El carbón y el "buen género" llegado de Galicia pretenden marcar la diferencia respecto a otros hosteleros, además de un "trato personalizado al cliente", al que confían en poder también ofrecer eventos relacionados con la comunidad más atlántica de España. Maraxe abre todos los días de la semana desde las 8.00 —para el desayuno— hasta al menos la medianoche, con la excepción del domingo, que prevé cerrar por la tarde.