Artículo de Amaia del Campo
Amaia del Campo: “Alcalde, piense en el interés de Barakaldo, y rectifique”
En el pleno de octubre vivimos un grave ataque a la democracia por parte del alcalde de Barakaldo, y los concejales de la oposición tuvimos que reaccionar con un plante.
El alcalde nos impidió a los concejales y concejalas hablar cuando se trataba el asunto en el que se analizaba cómo gastaba el dinero de nuestros vecinos y vecinas.
¿Dónde queda la democracia cuando se impide siquiera la palabra?
¿Qué razón puede llevar a un alcalde a adoptar una decisión así? Quizás tuviera algo que ver el hecho de que el asunto que se trataba fuera dar cuenta de los más de 8 millones y medio de euros que ha gastado hasta ahora el alcalde sin respetar, según el interventor municipal, las garantías que establece la ley para evitar lo que coloquialmente conocemos como “contratos a dedo”.
Ante el grave atentado a la democracia que suponía el hecho de negarnos siquiera la palabra, todos los concejales y concejales tuvimos que abandonar el pleno.
Si preocupante fue esa decisión tan antidemocrática no lo ha sido menos su reacción posterior. El alcalde ha pretendido justificar su actuación aparentando que simplemente respetaba lo que dice el reglamento que regula el funcionamiento de nuestro pleno. ¿De verdad pretenden desde el PSE hacer creer a los barakaldeses y barakaldesas que es ilegal que los concejales puedan hablar en el pleno de su pueblo? ¿Cómo pueden decir que hablar en los plenos es un “abuso de derecho”?
Se puede intentar retorcer la literalidad del reglamento municipal en el que ahora dicen ampararse cuanto se quiera, pero su texto es claro: Art. 63 “Todos los asuntos se debatirán por el orden en que estuvieses relacionados en el orden del día”. “Todos”, sin excepción alguna. Y por si al alcalde le quedase alguna duda, el propio secretario municipal se lo aclaró en el pleno de mayo, precisamente cuando se suscitaban dudas sobre el derecho de los concejales a intervenir en los puntos del orden del día en que se daban cuenta de los decretos del alcalde: “… será la magnanimidad del alcalde la que lo propicie”, es decir, que depende única y exclusivamente de la voluntad del alcalde.
Ese reglamento tiene 14 años y hasta ahora los concejales siempre hemos podido hablar en los plenos. La norma no ha cambiado, lo único diferente es el alcalde que ha llegado a prohibir la palabra a los legítimos representantes de los barakaldeses y barakaldesas en el pleno de nuestro Ayuntamiento.
¿Cómo se puede defender que se hace una gestión transparente cuando ni siquiera se permite hablar en el pleno en el que se da cuenta de la forma en que gastan el dinero de nuestros vecinos y vecinas?
¿Qué credibilidad se tiene cuando se dice ante los medios de comunicación que se trabaja la participación ciudadana en Barakaldo y se quiere conocer la opinión de los vecinos cuando ni siquiera se permite a los concejales y concejalas hablar en los plenos?
¿Y DESPUÉS DE DOS SEMANAS, QUÉ?
Han pasado más de dos semanas desde el día del plante y el alcalde, que es la persona competente para hacerlo, sigue sin convocar el pleno que tuvo que suspenderse. Podía haberlo hecho al día siguiente a la misma hora, tal y como indica el reglamento, pero no ha querido hacerlo.
Me gustaría recordar las palabras del portavoz del PSE al día siguiente del plante: “No te quejes amargamente… y paralices asuntos importantes para los barakaldeses y barakaldesas como subvenciones a entidades o unos estatutos de la asociación innovadora”.
A tenor de lo visto, esos asuntos no debían ser tan importantes como defendían desde el PSE, ya que el alcalde socialista sigue sin volver a convocar el pleno suspendido. ¡Un poco de seriedad!
La situación a la que el alcalde ha llevado a nuestro ayuntamiento es grave. Espero sinceramente que reflexione y vuelva a la senda democrática de la que, cada día que pasa, se aleja más.
Piense en el interés de Barakaldo, alcalde, y rectifique.
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