por Mariela Estévez Campos | fotos cortesía de Fantasía
La celebración de
Halloween se va imponiendo año tras año en Barakaldo a pesar de las opiniones de los que la consideran una fiesta extranjerizante y carente de arraigo. Cada vez más locales de hostelería se suman al evento, aumenta el bombardeo comercial y
hasta las instituciones y los colegios participan en una tradición transmitida por las películas y series televisivas que llegan de Estados Unidos.
Este año, además del debate habitual y de las denuncias sobre la consagración de roles tradicionales de los disfraces infantiles —los niños héroes, las niñas, princesas—, ha surgido una nueva controversia. El I
nstituto de la Mujer ha recibido quejas por el predominio de la oferta de trajes con una fuerte carga sexual para las mujeres. Distintas asociaciones han denunciado esta práctica como machista ya que utiliza el cuerpo de la mujer como objeto, perpetuando patrones contrarios al principio de igualdad.
Ajena a todas las polémicas, la tienda Fantasía surte de disfraces a los barakaldeses para esta y otras celebraciones, como viene haciendo desde hace más de 20 años, Su dueña, Pilar Pérez Bretón, comenzó su andadura con una tienda de golosinas en la que pronto empezó a vender todo tipo de objetos para fiestas. Su pasión por los disfraces la llevó a trasladarlos a un comercio independiente, manteniendo aparte el negocio de ‘chuches’.
El establecimiento ofrece todo tipo de productos para carnaval y Halloween y se mantiene en marcha el resto del año vendiendo detalles para bodas y trajes regionales. Comercializa licencias como Marvel, Disney o Los Simpson. Además trabaja con catálogos de distintas casas de disfraces, lo que hace posible encontrar hasta los trajes más sorprendentes. El más raro que han vendido es, como explica Pérez Bretón, un disfraz de gamba, aunque su favorito es el de Escarlata O’Hara, la protagonista de ‘
Lo que el viento se llevó’. Los precios más bajos están en cinco euros de los disfraces más baratos, que, curiosamente, no son los más demandados. El límite superior están en los más de 1.000 euros de algún modelo de los catálogos.
Los disfraces más vendidos son los de princesa para las niñas, súper héroes para los niños, medievales o de terror para los chicos y trajes 'sexys' para las chicas. La dueña de Fantasía no está de acuerdo con la polémica surgida este año contra el uso generalizado de disfraces insinuantes para las mujeres. Pilar Pérez Bretón opina que está muy bien que quien tenga un cuerpo bonito pueda lucirlo, siempre que no se llegue al extremo de “ir como las que se ponen en las esquinas”. Cree que las chicas se sienten guapas con este tipo de trajes y no hacen daño a nadie usándolos. Aunque su clientela más numerosa son las mujeres, prefiere a los clientes masculinos, que deciden más rápido y ponen menos pegas a la hora de elegir.
La crisis les ha afectado mucho, hasta el punto de dificultar la supervivencia del negocio, y también le ha hecho daño la competencia de "las tiendas de los chinos", aunque, como recalca Pérez Bretón, “no porque sus productos sean más baratos, que no lo son, como lo han confirmado numerosos clientes”.
Aunque no vende por Internet y se resiste a crear una web de su negocio por falta de tiempo y porque la cantidad de catálogos con los que trabaja haría imposible incluir en ella todos los productos, reconoce que las nuevas tecnologías han facilitado las ventas, ya que muchos clientes envían fotos de los trajes o de ellos mismos disfrazados hechas con sus móviles para consultar a la hora de comprar.