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Los Testigos de Jehová alcanzan 250 seguidores con sus grupos de Cruces y Barakaldo

Sede de Testigos de Jehová en Cruces. Foto: Google Maps

por Koldo Llorente

La religión afecta a todas las parcelas de su vida y su biblia es su bien más preciado, como un manual de instrucciones. Son alrededor de 250 personas las que integran actualmente los Testigos de Jehová en Barakaldo. Los seguidores de esta confesión cristiana empezaron a reunirse en la anteiglesia entre 1965 y 1970 en una casa particular. A comienzos de los setenta el grupo empezó a hacerse más grande y en 1977 alquilaron un local en la calle Castor Andetxaga, que acondicionaron para ser un "salón del reino", la iglesia donde se juntan. Desde entonces se han reunido allí.

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Los testigos de Jehová son famosos por ir puerta por puerta predicando. Lo hacen, según afirman, para imitar a Jesús. Los vecinos de Barakaldo Mari y su hija Rebeca, así como Anabel y Julio, cuentan a Barakaldodigital la importancia que tiene esta actividad: “La biblia deja claro a todo cristiano la responsabilidad de predicar las buenas nuevas. No es cómodo, no es fácil, pero entendemos que si se quieren hacer bien las cosas hay que hacerlo. Es tan difícil predicar, y es tan difícil ser un cristiano verdadero en este mundo que va a contracorriente, que por eso nos aseguramos de estar haciendo lo que Dios quiere, que es el verdadero sentido de una religión”.

Anabel y Julio son testigos de Jehová de Barakaldo
Los Testigos de Jehová, según sus propios datos, suman cada año 300.000 fieles más en el mundo. La cifra está ya en casi ocho millones en todo el mundo, además de 13 millones que simpatizan con sus creencias pero no son testigos.

En Barakaldo, el crecimiento del colectivo ha hecho que se dividan por barrios. Los que vivían en Cruces consiguieron un local en el que actualmente son alrededor de 100 personas. Los del resto de Barakaldo han comprado recientemente un local en la zona Urban, al que acuden dos o tres veces a la semana para estudiar la biblia, hacer amistades y aprender a ser mejores testigos y a predicar.

La extensión de esta confesión religiosa se produce incluso a pesar de sus posiciones controvertidas en algunos temas. Mari, Rebeca, Julio y Anabel  explican que “según la biblia, se vive en el tiempo que Jesús calificó como los últimos días, que empezaron en 1914, hace 99 años, y Jehová actuará en breve y traerá la paz a la tierra, y llegará un nuevo mundo”.

Están convencidos de que el futuro de la humanidad pasa por la intervención de su dios. “La biblia habla de Armagedón, pero no es la película de Bruce Willis. Se trata de la guerra que Dios traerá contra la humanidad para castigar a todas las personas que no hagan su voluntad y así acabar con el mal”, afirman.

También es conocida su polémica por las transfusiones de sangre. “La vida de la persona está en la sangre. La biblia establece una relación directa para quienes creemos en Dios entre la sangre, la vida y el don que Dios da de poder vivir. Puesto que Dios nos da la vida y nuestra vida está en la sangre, solo podemos usarla como él nos lo permita. Cuando dios creó al hombre, y hasta antes de llegar al pueblo de Israel, dijo a todos sus siervos que no coman sangre de animales. Representa la vida de ese animal, y le pertenece la vida”. Los testigos de Jehová no toman sangre y por ese motivo no hacen transfusiones de sangre. “Actualmente la medicina está muy avanzada y existen métodos, conocimientos y una tecnología que permite hacer algunas operaciones sin sangre. Además, soluciones tan críticas se toman al momento”, sostienen.

Sede central de la organización, en Nueva York. Foto: Sergio Herrera 
Algunos testigos, en un momento dado, dudan y abandonan sus creencias. Es el caso de Juan Carlos, hijo de Mari, que fue testigo hasta los 16 años. “Cuando era niño todo era fácil de creer, y guardo muy buen recuerdo de aquellos años. Pero al entrar en la adolescencia empecé a cuestionarme algunas cosas. Las respuestas que me daban, tanto mi familia como los ancianos, no consiguieron apaciguarme. Había perdido la fe y tuve que sincerarme. Fue muy traumático, tuve que alejarme de todas las personas que habían sido importantes en mi vida hasta entonces”.

Los seguidores de esta religión, en la que ni se fuma ni se toman drogas, se reúnen tres veces al año en asambleas con testigos de otros lugares. En la misma Universidad del País Vasco, en el Campus de Leioa, se celebran asambleas de los testigos. No celebran la Navidad, no realizan el servicio militar ni participan en la guerra y los "cabeza de familia" tienen "el derecho de prohibir a los miembros de su casa ciertas cosas en particular" como cine, música o literatura con contenido sexual o "espiritista". Como los católicos y otras religiones, no tienen mujeres en puestos de responsabilidad, consideran pecado el sexo fuera del matrimonio —"fornicación"—, la masturbación o el sexo oral; tampoco permiten las prácticas homosexuales ni la interrupción del embarazo, que "es un crimen a los ojos de Dios".