- Un sistema de cuidados público, de calidad, universal y gratuito.
- Acabar con la privatización.
- Condiciones laborales dignas para todas, así como todos los derechos para las trabajadoras de hogar y de cuidados.
- Abolición de la ley de extranjería. Derecho al empadronamiento.
- Corresponsabilidad, reducción de forma general de la jornada laboral y redistribución justa de las tareas de cuidados entre mujeres y hombres.
- Pensiones dignas de al menos 1.080 euros.
- Prestaciones sociales dignas y suficientes.
- Asegurar el derecho a la vivienda.
- Proteger y cuidar nuestro entorno natural.
Aunque la administración pública es la encargada de gestionar los servicios de cuidado, en la mayoría de los casos han implantado una gestión no-directa, y la han dejado en manos de empresas privadas, lo que ha supuesto una gran precarización. Barakaldo no es la excepción, Todos los recursos municipales de asistencia están subcontratados, precarizados y se están recortando los servicios de atención de manera sistemática.
En la CAV y en Barakaldo, el PNV, con el apoyo del PSE en los últimos años han ido privatizando sistemáticamente todos los servicios públicos de cuidados que han podido, para dejarlos en manos de empresas privadas y sacar beneficios, a costa de la calidad de los cuidados y de las condiciones laborales de las trabajadoras. Por ejemplo, en la CAV, la titularidad pública de las residencias de mayores no llega al 9%; y como ejemplo; en Barakaldo las 7 residencias de atención a personas en situación de dependencia son privadas.
Marisa; vecina de Barakaldo, y trabajadora en el sector de ayuda a domicilio en Bizkaia nos remite algunas cuestiones:
“Desarrollo mi actividad profesional como cuidadora a domicilio en un servicio SAD Municipal. Comenzaré diferenciando los distintos tipos de cuidados: No son lo mismo los cuidados intrafamiliares o de grupos convivientes que los profesionales y no son lo mismo las cuidadoras a domicilio (Servicio público, aunque “externalizado”) que las empleadas de hogar, aunque todos ellos tienen en común la infravaloración del trabajo realizado en el salario, el poco reconocimiento en lo social, y el intento pertinaz de casi-esclavizarnos (y digo casi porque nos defendemos con uñas y dientes). También se cumple esto en las personas gerocultoras o de atención socio-sanitaria en residencias.
En los cuidados a nivel intrafamiliar o convivencial, por supuesto, es urgente que todos, todas y todes se involucren por igual en las tareas y se redistribuyan equitativamente todos los trabajos: El de crianza, el cuidado de las personas y el del espacio que se habita. Es una cuestión de construcción socio-cultural de esta sociedad patriarcal-capitalista, a la que le ha convenido especialmente que las mujeres hiciéramos estos trabajos a “coste 0”.
En la situación de las trabajadoras del hogar es indignante la situación, especialmente si se trata de trabajadoras internas. Es este caso la relación precio/hora es tan paupérrima que bien podemos hablar de “esclavitud” pura y dura. Jornadas interminables, escasísimos momentos de descanso durante la jornada, fines de semana cortísimos (en el caso de existir) y pretensiones de cobrarles manutención y habitación (que además será habitualmente la peor acondicionada de la casa), se ven amparadas y auspiciadas por la “ley de extranjería”. Sus contratos, de existir; suelen ser engañosos y al ir por vía privada se pretende colar trabajos de cuidados por labores del hogar. Ambos trabajos son distintos y si la titulación de su trabajo no responde a la realidad estamos hablando de fraude y es denunciable. La situación precaria y especialmente vulnerable de estas compañeras, generalmente extranjeras y sin papeles, las hace presas fáciles y viven situaciones muy desagradables en las que se intentará aprovecharse de ellas en todos los sentidos posibles
En los cuidados de SAD; servicios de ayuda domiciliaria, atendemos personas dependientes en sus distintos grados - con valoración de dependencia oficial y no solo personas ancianas, para que puedan permanecer en sus hogares sin institucionalizarse. Debemos seguir una preparación previa obteniendo, tras un largo curso, el certificado de profesionalidad que nos habilita para ejercer como técnicas de atención socio-sanitaria a domicilio.
Son servicios públicos, de titularidad municipal, que se han subcontratado a empresas privadas con todo lo que ello conlleva: Se engorda el bolsillo de estas empresas detrayendo un pellizco importante del dinero destinado a pagar a las mujeres que prestamos el servicio, ya que es un servicio totalmente feminizado” Una y otra vez nos encontramos con el patriarcado y el sistema capitalista.
Seguramente conoceréis la ardua lucha de las compañeras socio sanitarias de residencias en Bizkaia. Estuvieron peleando un largo año entero y consiguieron que los familiares de las personas usuarias se unieran y les apoyaran en su lucha. A día de hoy, y dada la situación, las asociaciones de familiares se han constituido en federación y las compañeras vuelven a la lucha porque las ratios no se cumplen y no pueden prestar los buenos servicios que quieren y deben cumplir. Manifiestan: “Cuidamos personas, no muebles”. “Esto no es una cadena de producción”.Estas son algunas de las distintas clases de cuidados y quien y en qué condiciones cuidamos. Tenemos todas en común: Ser mujeres, mucho contrato precario y mal pagadas o no pagadas”.
Desde Bizitzak Erdigunean Baraldo entendemos el cuidado como un derecho social, es decir, que los recursos y servicios que ofrece el sistema público estén al alcance de todas las personas. Es importante garantizar la financiación y la calidad y asegurar que los cuidados profesionalizados se realizan en condiciones dignas; para lo cual es necesario terminar con la privatización de los servicios de cuidado; fortalecer y desarrollar el servicio de ayuda a domicilio municipal y abordar los cuidados de manera transversal.
Exigimos al ayuntamiento de Barakaldo, al igual que a la Diputación Foral de Bizkaia que se publifiquen los servicios privatizados y subcontratados. El objetivo es tener un sistema que ponga en el centro a las personas y al cuidado y no el lucro empresarial, para lo que es necesario desmercantilizar los trabajos profesionalizados de cuidados. La colaboración público privada de la que hacen bandera los responsables políticos actuales en el poder se resume en que las empresas privadas mandan y el sector público las financia, con todo lo que ello supone. Lo público no debe ser mercantilizado.
Sabías que en Barakaldo…
● ¿Todas las residencias que hay son privadas?
● ¿Todos los recursos municipales de asistencia están subcontratados, precarizados y se están recortando los servicios de atención de manera sistemática?
● ¿Solamente se dispone de 183 plazas públicas de guardería?
Sabías que…
● ¿El 95% de las personas que trabajan a jornada parcial para cuidar de familiares, enfermos o menores son mujeres?
● ¿7 de cada 10 personas mayores de 65 años que viven en riesgo de pobreza son mujeres?
● ¿La mayoría de las trabajadoras de hogar y cuidados, muchas de ellas internas, son mujeres migradas sin acceso a los derechos más básicos?
Ante esta realidad, exigimos:
● Un sistema de cuidados público, de calidad, universal y gratuito.
● Acabar con la privatización.
● Condiciones laborales dignas para todas, así como todos los derechos para las trabajadoras de hogar y de cuidados.
● Abolición de la ley de extranjería. Derecho al empadronamiento.
● Corresponsabilidad, reducción de forma general de la jornada laboral y redistribución justa de las tareas de cuidados entre mujeres y hombres.
● Pensiones dignas de al menos 1.080 €.
● Prestaciones sociales dignas y suficientes.
● Asegurar el derecho a la vivienda.
● Proteger y cuidar nuestro entorno natural.
En Barakaldo, el 30 de noviembre.¡HUELGA FEMINISTA GENERAL!