Juanjo Zarraga, como presidente del organismo convocante, destacó el enfado mostrado recientemente por patronal y Gobiernos al constatar que en Euskal Herria es donde más huelgas se hacen. Aseguró que en algo así estaba pensando Periko cuando dijo su famosa y emblemática frase: “Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir”. En efecto, uno de los aspectos más destacados de su personalidad fueron su participación y apoyo, durante sus años de activismo a los colectivos trabajadores en lucha.
En representación de los mismos, una trabajadora de la limpieza, actualmente en huelga, destacó la cercanía y solidaridad que Periko habría mostrado con su actual lucha si siguiera entre nosotros; no sólo por ser un colectivo en lucha sino por ser un colectivo fuertemente feminizado.
Otra representante de los colectivos jóvenes recordó, que Periko a pesar de su edad siempre se sintió joven y para defender a todos los jóvenes represaliados, que en su tiempo fueron muchos, llegó, incluso a auto inculparse en uno de los procesos contra ellos. Actualmente habría hecho otro tanto con los jóvenes locales represaliados, Ander y Galder, que se enfrentan a peticiones fiscales serias.
El tercer aspecto de la personalidad de Periko subrayado por un tercer portavoz (frente saharaui), fue la solidaridad que mostró a lo largo de su vida con otros pueblos, que, como el vasco, luchan por su libertad. En este sentido un Baracaldés, de origen saharaui agradeció a Periko y a todo el pueblo baracaldés la solidaridad mostrada con su pueblo acogiendo en verano, año tras año, a niños y niñas saharauis.
Aprovechó la ocasión para anunciar que la lucha de su pueblo es lenta pero constante y que a pensar de que no sea noticia en los medios de comunicación, y de que la postura del Estado Español haya cambiado a favor de Marruecos (lo que calificó de “traición”) ya son 80 estados los que han reconocido el derecho de su pueblo a constituirse como estado independiente. Finalmente, un miembro del movimiento de Pensionistas de Barakaldo aseguró que, si Periko estuviera entre nosotros, estaría lunes tras lunes en la plaza reivindicando una pensión mínima de 1080 € y un sistema público de cuidados.
