“Pescado, fruta, carne, verduras, aceitunas… El Mercado ofrece productos de calidad y un trato personalizado al cliente, así como una oferta muy variada. En los últimos años la falta de relevo generacional y los cambios en los hábitos de consumo han provocado el cierre de algunos puestos, y antes de que sea demasiado tarde debemos tomar medidas urgentes para proteger este tesoro comercial que tenemos el corazón de Barakaldo”, ha advertido Fernández.
El plan permitirá potenciar el consumo de productos km0 o de proximidad, que son aquellos cuya principal característica es la poca distancia que hay entre su lugar de producción o de recolección y el punto de venta o de consumo final. Lo hará tomando medidas como la promoción de la venta online, la mejora de las instalaciones, la reducción de alquileres y/o gastos y la organización de actividades que dinamicen el Mercado, entre otras. Todas estas iniciativas se tomarán en todo momento de la mano de los arrendatarios de los propios puestos y la gerencia del mercado.
A pesar de ser municipal, el PNV no ha tomado ninguna medida para ayudar al Mercado de Abastos. Desde hace dos años, eso sí, se vienen desarrollando en el complejo diferentes acciones para fomentar el consumo de productos de km0, gracias a una subvención específica concedida por el área de Desarrollo Sostenible y Medio Natural, dirigida por la socialista Alba Delgado.
“No es necesario desplazarse en coche para comprar productos cercanos y de calidad. Comprando en el Mercado cuidamos además el medio ambiente y potenciamos una economía circular y más solidaria”, ha subrayado Carlos Fernández.
UN EDIFICIO HISTÓRICO Y ATRACTIVO TURÍSTICO
Fernández ha recordado que el edificio del Mercado de Abastos fue declarado monumento en 2012, por lo que tiene además un importante valor histórico y arquitectónico que Barakaldo debe aprovechar como atractivo turístico.
El Ayuntamiento decidió construir un nuevo mercado municipal en 1931, ya que el anterior se había quedado pequeño ante el espectacular aumento de la población. El edificio fue diseñado por Ismael Gorostiza, quien lo dotó de grandes ventanales para favorecer la iluminación del interior. Estos impresionantes muros translúcidos son el elemento más característico del inmueble, construido en hormigón armado para garantizar una distribución funcional de su planta. Parte del edificio está destinado actualmente a un gimnasio y el resto está ocupado por los puestos de venta de productos frescos.