Hasta la aprobación de este Real Decreto gobernaba una clara “contradicción en cuanto al agua para consumo humano se refiere”. Y es que los límites de restos de plaguicidas permitidos en el agua destinada al consumo humano eran superiores a los permitidos para asegurar la salud de los ríos y de las aguas subterráneas. Esta contradicción se evidencia en el caso del lindano, “el que fuera un insecticida y en la actualidad un peligroso contaminante tóxico que perdura en el suelo y agua de varias zonas de España, entre ellas el término municipal de Barakaldo”.
En este sentido, el recién aprobado Real Decreto 3/2023 da un paso más allá de la normativa europea y, en una apuesta por la protección de la salud humana, establece dos límites para los plaguicidas en el agua de consumo, aquella que sale de nuestros grifos: “el ya conocido 0,1 µg/litro para los plaguicidas autorizados y el nuevo, y probablemente único en la Unión Europea, de 0,03 µg/l para los plaguicidas no autorizados como es el caso del lindano”.
La aprobación de esta normativa, para Ekologistak Martxan, es un buen “primer paso” pero queda trabajo por hacer. Vázquez espera “que el Ministerio de Consumo se ponga a trabajar el tema y corrija esta paradoja y contradicción que se sigue manteniendo en la normativa de agua embotellada. Ahora más que nunca es mucho más segura el agua en jarra que en botella”. De la misma forma, los ecologistas piden que la normativa se traslade a todas las comunidades autónomas y se “controle su cumplimiento”.
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