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Barakaldo se suma a la iniciativa Cities for Life de Amnistía Internacional contra la pena de muerte

Comunicado del PSE eb el Gobierno del Ayuntamiento de Barakaldo
. La concejala de Empleo, Cohesión Social y Gestión para la Diversidad, Nuria Rodríguez, ha promovido la adhesión del Ayuntamiento de Barakaldo a la iniciativa Cities for Life (ciudades por la vida), impulsada por Amnistía Internacional para denunciar que aún hay numerosos países en el mundo que aplican la pena de muerte.

En base a esta iniciativa, en el día de hoy Barakaldo está difundiendo su rechazo a la pena de muerte a través de mensajes a través de medios de comunicación municipales; en concreto, la página web (www.barakaldo.eus) y las redes sociales del Ayuntamiento (Facebook, Twitter e Instagram).

“Queremos llamar la atención de la comunidad internacional para erradicar de una vez por todas esta práctica inhumana, indigna e ineficaz. Es increíble que a día de hoy todavía haya lugares en el mundo donde se aplique la pena capital”, ha lamentado Nuria Rodríguez.

El manifiesto de Amnistía Internacional, que suscribe Barakaldo, es el siguiente:

Un año más, hoy, 30 de noviembre, nos reunimos para celebrar una nueva edición de "Ciudades por la Vida / Ciudades contra la Pena de Muerte", en recuerdo de la primera abolición de la pena capital, en el Gran Ducado de Toscana en 1786 y en la que participan más de 2.000 ciudades de todo el mundo.

No hay justicia si no hay vida, y a pesar de que la pena de muerte está firmemente en decadencia y se están tomando medidas efectivas en todo el mundo para poner fin al uso de este castigo cruel, inhumano y degradante, la realidad es que no podemos bajar la guardia.

Aún hoy en día, varios países desafían la tendencia mundial hacia la reducción de la pena capital y recurrieron a este castigo cruel, inhumano y degradante. Países como China, Irán, Arabia Saudí, Irak y Egipto continúan liderando esta terrorífica lista.

China sigue, año tras año, siendo el mayor ejecutor mundial, aunque se desconoce la verdadera magnitud del empleo de la pena de muerte en ese país, al estar clasificados los datos relacionados con ella como secreto de Estado.

Mención especial merece la reanudación de las ejecuciones a nivel federal en Estados Unidos. Durante 17 años, ningún presidente de los Estados unidos había llevado a cabo ejecuciones federales. El presidente Trump las retomó el 14 de julio de 2020 y en tan solo seis meses, trece personas fueron ejecutadas en nombre de la justicia federal, más que todo el país en su conjunto, donde cada vez son más los estados que abandonan la pena de muerte y cada vez es menor el número de ejecuciones.

Irán, donde más de 80 personas están actualmente en el corredor de la muerte por delitos que se cometieron cuando eran menores de edad, o Egipto, donde las autoridades están inmersas en un terrible frenesí de ejecuciones desde hace varios meses, llevando a la muerte a decenas de personas, en algunos casos tras juicios colectivos manifiestamente injustos, son otros dos ejemplos de que aún queda mucho camino por recorrer hasta ver un mundo libre de la pena de muerte.

Pero, frente a quien quiere mantenerla, e incluso a quien quiere introducirla nuevamente, es necesario mantener vivo el compromiso de civilización y humanidad, tanto a nivel de sociedad, como de instituciones y gobierno, que en los últimos años ha permitido hacer importantes avances en este camino hacia la abolición de la pena capital.

Estos avances pasan, por ejemplo, por un dato esperanzador: las ejecuciones confirmadas disminuyeron durante el año 2020 un 26% respecto al año anterior. Se trata de la cifra más baja en más de 10 años.

Además, países como Chad o Sierra Leona han eliminado la pena de muerte de sus sistemas legales y otros, tradicionalmente entre los más preocupantes, como Bahréin, Bielorrusia, Japón, Pakistán o Sudán, donde en los últimos años se habían llevado a cabo ejecuciones, en 2020 no se registró ninguna.

Decididamente, el mundo avanza contra la pena de muerte: miles de personas se movilizan, en Europa y en todo el mundo, en defensa de algunos condenados, firmando los llamamientos que se han hecho para parar sus ejecuciones y manifestando públicamente su rechazo a quitar la vida en nombre de la justicia. Nos oponemos a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia de la naturaleza y de las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características de la persona y del método empleado por el Estado para llevar a cabo la ejecución.

La pena de muerte viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es el castigo cruel, inhumano y degradante por excelencia.

Por todo ello exigimos a los gobiernos de todo el mundo que den los pasos necesarios para la suspensión total de las ejecuciones y la abolición universal de la pena de muerte.

Por eso estamos hoy aquí para decir una vez más:

¡¡¡NO A LA PENA DE MUERTE!!!

La concejala de Empleo, Cohesión Social y Gestión para la Diversidad, Nuria Rodríguez, ha promovido la adhesión del Ayuntamiento de Barakaldo a la iniciativa Cities for Life (ciudades por la vida), impulsada por Amnistía Internacional para denunciar que aún hay numerosos países en el mundo que aplican la pena de muerte.

En base a esta iniciativa, en el día de hoy Barakaldo está difundiendo su rechazo a la pena de muerte a través de mensajes a través de medios de comunicación municipales; en concreto, la página web (www.barakaldo.eus) y las redes sociales del Ayuntamiento (Facebook, Twitter e Instagram).

“Queremos llamar la atención de la comunidad internacional para erradicar de una vez por todas esta práctica inhumana, indigna e ineficaz. Es increíble que a día de hoy todavía haya lugares en el mundo donde se aplique la pena capital”, ha lamentado Nuria Rodríguez.

El manifiesto de Amnistía Internacional, que suscribe Barakaldo, es el siguiente:

Un año más, hoy, 30 de noviembre, nos reunimos para celebrar una nueva edición de "Ciudades por la Vida / Ciudades contra la Pena de Muerte", en recuerdo de la primera abolición de la pena capital, en el Gran Ducado de Toscana en 1786 y en la que participan más de 2.000 ciudades de todo el mundo.

No hay justicia si no hay vida, y a pesar de que la pena de muerte está firmemente en decadencia y se están tomando medidas efectivas en todo el mundo para poner fin al uso de este castigo cruel, inhumano y degradante, la realidad es que no podemos bajar la guardia.

Aún hoy en día, varios países desafían la tendencia mundial hacia la reducción de la pena capital y recurrieron a este castigo cruel, inhumano y degradante. Países como China, Irán, Arabia Saudí, Irak y Egipto continúan liderando esta terrorífica lista. China sigue, año tras año

, siendo el mayor ejecutor mundial, aunque se desconoce la verdadera magnitud del empleo de la pena de muerte en ese país, al estar clasificados los datos relacionados con ella como secreto de Estado.

Mención especial merece la reanudación de las ejecuciones a nivel federal en Estados Unidos. Durante 17 años, ningún presidente de los Estados unidos había llevado a cabo ejecuciones federales. El presidente Trump las retomó el 14 de julio de 2020 y en tan solo seis meses, trece personas fueron ejecutadas en nombre de la justicia federal, más que todo el país en su conjunto, donde cada vez son más los estados que abandonan la pena de muerte y cada vez es menor el número de ejecuciones.

Irán, donde más de 80 personas están actualmente en el corredor de la muerte por delitos que se cometieron cuando eran menores de edad, o Egipto, donde las autoridades están inmersas en un terrible frenesí de ejecuciones desde hace varios meses, llevando a la muerte a decenas de personas, en algunos casos tras juicios colectivos manifiestamente injustos, son otros dos ejemplos de que aún queda mucho camino por recorrer hasta ver un mundo libre de la pena de muerte.

Pero, frente a quien quiere mantenerla, e incluso a quien quiere introducirla nuevamente, es necesario mantener vivo el compromiso de civilización y humanidad, tanto a nivel de sociedad, como de instituciones y gobierno, que en los últimos años ha permitido hacer importantes avances en este camino hacia la abolición de la pena capital. Estos avances pasan, por ejemplo, por un dato esperanzador: las ejecuciones confirmadas disminuyeron durante el año 2020 un 26% respecto al año anterior. Se trata de la cifra más baja en más de 10 años.

Además, países como Chad o Sierra Leona han eliminado la pena de muerte de sus sistemas legales y otros, tradicionalmente entre los más preocupantes, como Bahréin, Bielorrusia, Japón, Pakistán o Sudán, donde en los últimos años se habían llevado a cabo ejecuciones, en 2020 no se registró ninguna.

Decididamente, el mundo avanza contra la pena de muerte: miles de personas se movilizan, en Europa y en todo el mundo, en defensa de algunos condenados, firmando los llamamientos que se han hecho para parar sus ejecuciones y manifestando públicamente su rechazo a quitar la vida en nombre de la justicia. Nos oponemos a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia de la naturaleza y de las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características de la persona y del método empleado por el Estado para llevar a cabo la ejecución. La pena de muerte viola el

derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es el castigo cruel, inhumano y degradante por excelencia. Por todo ello exigimos

a los gobiernos de todo el mundo que den los pasos necesarios para la suspensión total de las ejecuciones y la abolición universal de la pena de muerte.

Por eso estamos hoy aquí para decir una vez más:

¡¡¡NO A LA PENA DE MUERTE!!!

¡¡NO HAY JUSTICIA SI NO HAY VIDA

¡¡NO HAY JUSTICIA SI NO HAY VIDA