Esta decisión se adopta cuando las instalaciones del albergue para personas sin hogar, en el barrio de Laserre, acoge a 28 personas, pero, de acuerdo a los recientes recuentos del programa de educadores de calle desde enero han ratificado 120 personas durmiendo en la calles de Barakaldo. De estas 120 personas, que están contabilizadas, 34 usan el recurso del albergue para hombres y mujeres, y 86 viven en la calle de las cuales 11 son mujeres; y se han detectado hasta 3 menores durmiendo en una lonja que no estaba preparada para ello.
La asociación contra la pobreza ha exigido a los responsables municipales que “actúen de manera urgente para garantizar que ninguna persona sin hogar duerma en la calle ni un solo día”. Al respecto, han demandado ampliar servicios, acceso y la estancia al albergue de Lasesarre hasta acoger a todos los ciudadanos que pernoctan a la intemperie. “Existen recursos en Barakaldo para garantizar un alojamiento digno a todas las personas y familias de la localidad”.
“El Gobierno municipal de Barakaldo, se va a aprovechar del relajamiento de medidas entorno al covid-19 para endurecer los requisitos de acceso al albergue empujando de nuevo a vivir en las calles a decenas personas sin-hogar de la localidad, da igual que haga frío, calor o que las actuales circunstancias sanitarias puedan hacer más difícil su situación”.
La plataforma barakaldesa contra la exclusión y por derechos sociales, denuncia la saturación del albergue ubicado en los bajos del Polideportivo Lasesarre. “Con crisis, sin empleo y con la pobreza multiplicándose, a partir de ahora se enduren los requisitos de acceso al albergue, que ya apenas se atiende ni a un tercio de las personas sin hogar del municipio”.
Ante esta situación la entidad social reclama al equipo de gobierno “que rectifique, dé marcha atrás a esta decisión y que ofrezca una solución digna a todas las personas sin hogar y sin desviar la responsabilidad a otras instituciones públicas”. Además, “la insuficiencia de recursos aboca a las mujeres sin hogar a vivir atrapadas entre la espada y la pared: en la calle pese al miedo a la violencia machista”, han remarcado.
Berri-Otxoak surgió hace tres décadas, en 1992, y en sus 28 años de existencia ha destacado por sus movilizaciones por el derecho a una vivienda digna, contra la especulación y los desahucios, y contra los recortes, la precariedad y la pobreza. El colectivo mantiene además desde el 17 de noviembre de 1997 una oficina de información sobre ayudas sociales, por la que han pasado 13.000 familias.