Por Argiñe Sangador. La participación ciudadana debería ser uno de los ejes de la política municipal. Los presupuestos participativos son, qué duda cabe, una herramienta para avanzar en la participación. Pero desde mi punto de vista, como vecina y experta en la materia, tengo la sensación de que quienes nos gobiernan utilizan la participación como un elemento partidista y propagandístico .Y me explico.
Más allá de la irrisoria cantidad económica que supone la partida económica destinada a los presupuesto participativos en Barakaldo, unos verdaderos presupuestos participativos pasan por escuchar y recoger las aportaciones de todos los sectores del municipio, dedicando especial atención a los más afectados.
Y aportaciones por parte de vecinos y vecinas ha habido muchas. Lo que no ha habido son respuestas. Como vecina de Barakaldo entiendo que la actividad institucional de este año debería haber estado condicionada por la situación pandémica y en base a datos y realidades, se deberían haber aplicado desde el minuto cero medidas acordes para revertir la situación generada por la crisis que nos está dejando en nuestras vidas la Covid.
Y creo que sacar a concurso bajo el lema de “presupuestos participativos para la covid” las necesidades que ha sacado a la luz la pandemia, además de ser una trampa, ha sido una gran irresponsabilidad por parte de quienes nos gobiernan y una forma encubierta de esquivar la responsabilidad institucional.
Cuando se presentó el proyecto de presupuestos participativos para 2021, el gobierno de Amaia del Campo decía buscar "propuestas innovadoras para ayudar a las familias a paliar los efectos de la Covid". ¿Es responsable sacar a concurso las necesidades que de base deberían ser atendidas por las instituciones?. Porque parte de los proyectos que se han votado son necesidades que ya deberían estar cubiertas por la institución. Ante una crisis sanitaria sin precedentes, ¿es responsable sacar a concurso algo tan básico como la protección social?
Por ejemplo, apuntan que el servicio de intervención en calle ha sido uno de los mejores valorados dentro de los presupuestos participativos. Es una suerte que nuestras vecinas y vecinos de Barakaldo hayan valorado la necesidad de dotar de más presupuesto a este tipo de proyectos (supongo que serán conscientes de la realidad que les rodea y la necesidad existente). Pero, me pregunto, ¿qué hubiera pasado si no hubiese sido así? ¿Se daría fin a este proyecto porque no habría sido votado?
De igual manera sucede con otros proyectos. La atención a las personas en soledad, o para la juventud. Tenemos que elegir entre intervención psicológica o programas de ocio de fin de semana… Ambos derechos universales reconocidos para la infancia ¿De verdad pensamos que es una buena idea someter a votación popular proyectos que afectan directamente a los derechos básicos de las personas? ¿Es responsable tener que elegir entre poner baños públicos en las calles y atender a la gente en situación de vulnerabilidad? Definitivamente, no. Los derechos básicos y la cubrición de necesidades de las personas no son debatibles, se tienen que garantizar y cubrir con calidad por definición.
Pero no sólo eso. Además, en Barakaldo se utiliza la palabra participación para finalmente acabar encajando obras que ya estaban previstas antes de la pandemia. Esto se entiende mejor con ejemplos concretos:
Cuando la gente pide ayudas a la hostelería, un sector muy castigado por la pandemia, esa petición se ha derivado a peatonalizar el paseo de Los Fueros. ¿Y qué hay de todos los establecimientos que no están en este paseo? ¿Supone alguna ayuda para la hostelería de Arteagabeitia peatonalizar el paseo de Los Fueros?
Cuando la gente pide espacios cubiertos para personas mayores, esa petición se ha derivado a la instalación de una pérgola en Clara Campoamor. ¿Y van a desplazarse los mayores de otros barrios a San Vicente para poder socializar?
Una verdadera gestión de los presupuestos participativos (además de no escribir el eslogan con el que nos lo han vendido) hubiera sido, por ejemplo, haber escuchado y aprovechado la aportación sincera de otras fuerzas políticas y sectores afectados. Solicitudes de centros escolares, AMPAs, representantes de hostelería, comerciantes, asociaciones, cultura, deporte, familias, jóvenes, mayores, colectivos de personas migradas, etcétera. Sin embargo, en Barakaldo la participación es en verdad una campaña publicitaria que busca ocultar la incapacidad y falta de iniciativa del gobierno municipal para interpretar la nueva realidad y actuar como si nada pasara.
Barakaldo a 8 de junio de 2021
Argiñe Sangrador
vecina de Barakaldo especializada en participación y desarrollo comunitario.