El Consistorio, con alcaldía del PNV aliado con el PSE, ha dejado así un 27% del presupuesto aprobado sin ejecutar, según fuentes municipales. Las cuentas aprobadas ascendieron a 118,3 millones de euros, de los que un 82% (96,8 millones) corresponde a salarios de trabajadores y políticos —33,6% / 39,8 millones de euros — y a gasto corriente de funcionamiento —48% / 57 millones—.
De los 32 millones sin gastar —técnicamente llamado 'remanente'—, menos de la mitad corresponde a proyectos y actividades que ya estaban comprometidos y que, previsiblemente, se harán tarde o temprano; pero han quedado 17 millones de euros totalmente libres, sin comprometer.
El PNV en la alcaldía ha presumido desde que llegó al poder, en 2015, sobre el control del dinero público. De hecho, el equipo encabezado por Amaia del Campo ha procurado cumplir con las normas de austeridad presupuestaria, aun a costa de mantener congelados o reducir los recursos para luchar contra la crisis económica o la pobreza. Para este año 2021, pese a los efectos de la pandemia, ha recortado las inversiones al nivel más bajo desde la introducción del euro, hace 20 años.