Con salida y llegada en el centro, participantes de todas las edades han cruzado Cruces y Burtzeña hasta Kastrexana para subir a la ermita de Santa Águeda y regresar por Basatxu. En zapatillas, con bastones de marcha nórdica y la flor de la esperanza – el iris blanco- a modo de broche en el pecho, los solidarios peregrinos han disfrutado en esta ocasión del sol que faltó a las dos citas anteriores.
“Todo el mundo tiene algún caso conocido de cáncer, es una enfermedad que toca muy de cerca”, señalan desde el Centro Gallego. De ahí su apoyo a la asociación desde hace tres años. La recaudación íntegra de las inscripciones –al precio de 3 euros- se ha destinado a la AECC.
