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Opinión | En Osakidetza cuchillo de palo

Protesta de LAB en Cruces por el derecho a la conciliación

por Igor Estarellas | trabajador del hospital de Cruces


"A Osakidetza la salud de la plantilla le da igual, parece ser que no son ciudadanía, su personal vive a expensas del servicio"

El otro día me encontré con una noticia antigua en la que el Gobierno Vasco anunciaba sus premios a las empresas privadas por promover la conciliación familiar y laboral. Al parecer, según el informe del plan de ayuda a las familias 2011-2015, impulsarían la conciliación familiar mediante la oferta de ventajas fiscales y la reducción de las impuestos. Inmediatamente me vino a la cabeza “Consejos vendo pero para mí no tengo?”, ¡vaya contradicción! (por no decir hipocresía).

Ya conocemos bastante bien Osakidetza, seguramente en otras Administraciones ocurre lo mismo, pero este es mi entorno y quiero denunciar lo que ocurre en Osakidetza. Nuestro departamento de salud tiene como responsabilidad la salud de la ciudadanía, y cuando digo ciudadanía me refiero a las personas que trabajan en Osakidetza y a las que no. A Osakidetza la salud de la plantilla le da igual, parece ser que no son ciudadanía, su personal vive a expensas del servicio; los y las trabajadoras tienen que entender que existe algo más importante que ellas, ese algo es la atención de fantasía que proporciona la sanidad pública.

Según parece Osakidetza no tiene obligación de cumplir con las leyes de igualdad aprobadas en 2005 en la Comunidad Autónoma Vasca y en el 2007 en el Estado español, Osakidetza está por encima de la ley y no pasa nada. Osakidetza no tienen que implementar medidas de conciliación y aparentemente no tiene que impulsarlas. Osakidetza niega al personal estatutario el poder fragmentar las excedencia para menores de tres años a las trabajadoras (y digo trabajadoras porque alrededor del 90% de quienes solicitan estos permisos son mujeres), cuando la ley de conciliación establece esto como un principio a implementar. Esta desidia conlleva la discriminación de las mujeres, ya que seguimos sin resolver como sociedad el reparto equitativo de cargas de trabajo relacionadas con los cuidados.

Nuestro principal objetivo en Osakidetza también es el cuidado y es lo único que tenemos que tener en cuenta. Por lo que nos dicen, no tenemos ni personal médico ni de enfermería suficiente para cubrir las vacaciones y las diferentes necesidades del servicio que pueden surgir y tenemos que garantizar la asistencia; no se pueden respetar los derechos del personal por un bien mayor. Al mismo tiempo, desde Osakidetza se están haciendo desaparecer las auxiliares de enfermería de los ambulatorios, ya que con enfermería se pueden cubrir sus funciones de auxiliar de enfermería y además en algún momento libre puede hacer también trabajo de enfermería. No tenemos personal de enfermería suficiente para cubrir las necesidades del servicio y en cambio sobreutilizamos el personal disponible de esta categoría.

En Osakidetza las vacaciones, las licencias, los permisos, las excedencias y las reducciones de jornada no están garantizadas. Para hacer frente a esta situación solo hay dos salidas, el aceptar que somos personas sin derechos o denunciar la falta de derechos y pelear para que consigamos los derechos que nos niegan.

Es muy triste pero la realidad que vivimos es ésta, cuando nosotras pedimos algo, tenemos un plazo para pedirlo, pero Osakidetza no tiene plazo para darte una respuesta de cortesía y a menudo pasados cuatro meses nos dicen que nos niegan lo solicitado. Anteriormente a esto, no nos dan una pequeña explicación o un pretexto. Podemos haber contratado un viaje o estar ansiosos por ver a una persona amada que andaremos en un sin vivir hasta el último momento. Cada vez sufrimos más problemas digestivos y de insomnio y pensamos que se debe a la sociedad acelerada en la que vivimos, pero en nuestro caso es simplemente que sufrimos de unas jefaturas tóxicas.