por Irabazi
Llegamos al ecuador de la legislatura y aquel cambio que se prometía tras tres décadas de Gobierno socialista se ha quedado en más de lo mismo. Y es que tras dos años de Gobierno del PNV con el apoyo del PSE, nuestro Ayuntamiento no sólo no mejora, sino que empieza a parecerse mucho a los peores tiempos de Alfonso García. El PNV es víctima de su propia estrategia: ha querido gobernar en solitario dando por supuesto que las prebendas con el PSE le asegurarían una legislatura tranquila. Sin embargo, la situación derivada de la anterior etapa, unido a la falta de un plan de legislatura, ha tenido como consecuencia la situación actual, que el propio PNV tilda de “saturación”. En términos marineros, el PNV y el PSE mantienen este Ayuntamiento al garete, sin rumbo ni gobierno.
De los 24 meses de legislatura, sólo hemos tenido presupuesto en vigor en cuatro de ellos. El PNV, lejos de aceptar que con ocho concejalías de 27 es necesario el diálogo y el consenso, opta por arrinconarse, ignorar al resto de grupos, dejar pasar las reivindicaciones de importante calado de los colectivos sociales y sindicales del municipio (Variante Sur, vertederos, recortes sociales, situación de Burtzeña…) y fiarlo todo al comodín del marketing y la propaganda. Para colmo, se repiten los ataques desde el equipo de Gobierno al servicio de Intervención, simplemente por hacer su trabajo.
En mayo, por cuarto mes consecutivo, la alcaldesa no tuvo “más remedio” que desalojar el pleno ante las protestas de diversos colectivos. La plantilla del taller Usoa sigue reclamando un convenio digno, que asuma la subida del SMI. El comité de la OTA ve cómo su negociación se halla paralizada por la situación irregular del servicio y la comunidad educativa de La Milagrosa ve cómo PNV, PSE y PP se oponen a la publificación, y además tienen que escuchar todo tipo de excusas por parte de la alcaldesa.
A pesar de todo, hemos presentado más de 30 mociones, otras tantas preguntas y una decena de ruegos. Ya va siendo hora de poner el reloj en cuenta atrás y empezar a construir una alternativa municipalista que plante cara a la Euskal Troika de PNV-PSE-PP. Ya va siendo hora de creernos, que desde las diferencias, se pueden sumar voluntades con un objetivo: recuperar Barakaldo.
