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2 años de Gobierno PNV | EH Bildu: "La estafa del 'cambio"

Grupo de EH Bildu en el Ayuntamiento de Barakaldo

por EH Bildu

A punto de alcanzar el ecuador de su mandato, hemos podido constatar que el cambio que prometía Amaia del Campo respecto del modelo de gestión del PSE no fue más que un eslogan de campaña fácil, vacío de contenido y falso. Una estafa a los votantes que pensaron que la opción jeltzale nos llevaría a un escenario diferente.

Nada más llegar al poder, Del Campo varió sus prioridades. Dejó en segundo plano las promesas y garantizándose la gobernabilidad, rubricando un “pacto de estabilidad” con el PSE. Respaldo, a cambio de poltronas y sueldos. Al más puro estilo Mariano Rajoy.

Queda ya lejos la promesa de ‘levantar alfombras y abrir ventanas’, en alusión a la nefasta y perjudicial gestión que ella misma atribuía al PSE hasta su llegada. Del Campo ha pasado de ser la esperanza del cambio para denunciar los desmanes de 30 años de régimen socialista, a garante de que no va a destapar nada.

El PNV de Amaia del Campo es una copia del PSE de Alfonso García: privatización sistemática de servicios públicos; autobombo en los medios de comunicación pagado con dinero público; imposición de sus postulados; ausencia de voluntad y diálogo político para llegar a acuerdos…
Amaia del Campo empieza a demostrar que lo único que le importa es su imagen. Si se trata de salir en la foto sí que la encontraremos, pero si se trata de hacer frente a los problemas cotidianos de Barakaldo, ya podemos esperar sentadas.

No le importa que cierren La Milagrosa porque no asume responsabilidades. No le importa que con 18% de desempleo en Barakaldo las empresas que limpian nuestras calles se lleven anualmente 680.000€. No le importa que todavía no tengamos presupuesto en 2017. Y no le importa que colectivos como los trabajadores de Usoa Lantegia lleven dos años sin convenio, y que su único problema parece ser desalojarlos del pleno, al más puro estilo Alfonso García, cuando reclaman sus derechos.

Pero, ante todo, reivindicamos que hay alternativa. La que no deja tirado a sus vecinas, no aplica recortes sociales, no abre la puerta para que empresas privadas se llenen los bolsillos con dinero público y, sobre todo, que cumpla lo prometido, no como pasa a día de hoy con Amaia del Campo.
Esa alternativa está a la izquierda.