por la oenegé Goizti
"El albergue supone un recurso importante, pero todavía queda mucho camino por recorrer: necesitamos potenciar los servicios de un centro de día" |
Precisamente nuestra labor está dedicada a las personas más vulnerables de nuestro entorno: parados y paradas sin ayudas, personas sin apoyos familiares, familias que no llegan a final de mes, vecindad invisible que está imposibilitada, personas que tienen que dormir en la calle o pedir en la acera. Todas ellas forman el eslabón más débil de la cadena y ya sabemos de sobra que la cadena siempre se rompe por este eslabón.
La dignidad y la fuerza de una sociedad como la nuestra consiste en no permitir que ese eslabón se rompa o, lo que es lo mismo, que se llegue a una fractura social que condene a personas, familias o sectores de la población a la exclusión.
Dentro de este eslabón la mirada de la ciudadanía se ha fijado en las personas sin hogar. Pasar el día en la calle, deambulando, en soledad, haga frío o calor, intentando buscarse la vida y terminar el día entre cartones dentro de un cajero es muy duro. Demasiado duro. La calle va degradando a la persona y cronificando las enfermedades físicas y mentales, imposibilitando su recuperación. En este proceso inexorable la calle acaba matando.
A este respecto, en Barakaldo se abrió en 2012 un dispositivo invernal en el polideportivo de Lasesarre que ha ido mejorando y que, en la actualidad, ha llevado al proceso de construcción del primer albergue de la Margen Izquierda. Esto supone un recurso importante que permite contar con un servicio de acogida nocturno en el que se ofrece cama, cena y desayuno en condiciones, y acompañamiento educativo.
Pero todavía queda mucho camino por recorrer: necesitamos potenciar los servicios de un centro de día. Disponer de un lugar adecuado donde las personas puedan encontrar un ambiente acogedor que les sirva para estar recogidas en el mal tiempo, lavar su ropa y mantener la higiene, poder cargar sus pilas y, sobre todo, encontrarse con profesionales y personas voluntarias que les escuchen y les respeten. A partir de aquí les podrán ayudar, estimular, cuidar, orientar para que puedan dejar la calle,conseguir un techo digno y rehacer su vida.
Nos gustaría poder abordar este reto que no es nada fácil pero que aparece como urgente. Esperamos también que la Corporación municipal de Barakaldo, haciéndose eco de la votación de la ciudadanía, sepa completar esta tarea que ya puso en marcha con el dispositivo invernal, demostrando una gran sensibilidad en este tema.