Las aceras, la conflictividad vecinal, el transporte, la iluminación, la gasolinera, el aula cultural en la plaza, las rampas mecánicas, la Nacional 634, la limpieza, los ruidos y olores de empresas o el uso del polideportivo de Zorroza son algunas de las cuestiones. "Estamos trabajando desde el primer día", dice Del Campo, que considera que "la seguridad es lo más urgente" y recuerda que se ha reunido repetidamente con vecinos del barrio y asegura que no dará fechas ni hará promesas cuyo cumplimiento no tenga asegurado. En las últimas 48 horas ha anunciado dos actuaciones para la zona, pero los vecinos parecen más irritados que antes de conocerlas. Una residente lamenta que para lograr compromisos se haya tenido de anunciar movilizaciones.
Algunos de los asistentes dicen estar conteniendo la indignación, pero uno de ellos estalla ante la mandataria. El problema, la situación de las viviendas del edificio nuevo de la plaza de Burtzeña. La alcaldesa les ha dicho previamente que es una promoción privada de pisos, aunque el Ayuntamiento la calificó como de 'protección local', lo que limitó el precio de venta. Lo cierto es que ni siquiera están todos vendidos y también quedan garajes y trasteros; que la plaza urbanizada tiene humedades, como el aparcamiento subterráneo; que se caen las baldosas de las columnas de los soportales; que hay defectos de construcción y que ni se hizo el frontón prometido ni se ha levantado el segundo bloque que estaba proyectado.
Del Campo, con su libreta de notas en la mano, intenta explicar que legalmente el Ayuntamiento no puede intervenir en la promoción privada. El vecino indignado recuerda que él, como otros, ya vivían en el barrio y fueron "obligados" a abandonar sus casas, que fueron derribadas para dar paso al edificio de la polémica. No les dieron alternativa salvo firmar y aceptar unas nuevas viviendas para las que, desde el primer momento, se pone derrama para asumir los defectos de obra y para pagar a los abogados con los que se actúa contra la constructora. La alcaldesa insiste en que son pisos privados y los vecinos reiteran que todo se hizo con la intervención del consistorio e incluso hubo gestiones que se tenían que hacer en el mismo edificio del Ayuntamiento, así que los afectados deducen que hay responsabilidad municipal.
"Venid al Ayuntamiento y miramos el expediente", indica repetidamente Del Campo a los vecinos en un intento de despejar las sospechas de que hay un engaño. La propia mandataria acabará diciendo a los asistentes que, "con la vivienda protegida nos engañan un poco". Se refiere a la sensación de que son las instituciones públicas las que construyen, cuando en realidad son iniciativas privadas, aunque se llamen de protección oficial. "Si sale el constructor rana…", señala la alcaldesa, se producen problemas como los que se viven en el bloque de la plaza de Burtzeña. El Ayuntamiento, advierte la responsable municipal, no revisa las calidades de construcción, no es su competencia. "El Ayuntamiento está metido", insisten los residentes. En el acaloramiento, surge alguna acusación de corrupción.
Amaia del Campo reitera que lleva poco en la alcaldía y pide "tiempo". Insiste en que los vecinos la llamen al Ayuntamiento cuando quieran para aclarar la situación. Una hora y media después de la hora de inicio, la mandataria agradece y se despide. Sigue un rato el runrún entre los vecinos, que poco a poco se van dispersando. No parecen satisfechos. "Por lo menos, ha venido a escucharme. Es el primer alcalde que viene en 42 años", dice una vecina.