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Opinión | ¿Habrá tanto gay en Barakaldo?


por María José Cantalapiedra

¿Habrá tanto gay en Barakaldo?”. Esta era la pregunta que se planteaba en uno de los comentarios que suscitó la noticia publicada en Barakaldo Digital el día 22 de agosto, y que llevaba por título La web pirateada que promueve la infidelidad tiene 411 usuarios de Barakaldo. El resto de comentarios hacía cábalas comparativas con otros municipios vascos, llegando a conclusiones como que “hay más cuernos en Barakaldo que en Bilbao” o que “los más infieles, de Portu, con 3,42 por cada 100 habitantes”. La razón de que el anónimo comentarista se hiciera la pregunta con la que titulamos esta columna es el dato, recogido en la información, de que “de los barakaldeses participantes (en la mencionada web), el 92,7% son varones”.

La exitosa película francesa Qu'est-ce qu'on a fait au Bon Dieu?, traducida como Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, dirigida por Philippe de Chauveron, pone de manifiesto los prejuicios de raza y religión que padece una familia francesa, y que se expresan en el disgusto que les produce a los padres que sus hijas elijan maridos de origen inmigrante. Barakaldo, junto con toda la Margen Izquierda, ha gozado y aún goza de una reputación obrera y maqueta, si se me permite la expresión, y a muchos suegros de otras localidades vascas les disgustan los entusiasmos amorosos de sus hijos e hijas con barakaldeses sin zetas en sus apellidos que con frecuencia les emparentan con consuegros sin estudios universitarios.

Si a este prejuicio se une el de que somos una anteiglesia no ya fabril sino gay la cosa promete. Ciertamente, del dato de que el 92,7% de los usuarios barakaldeses de la página en cuestión son hombres no se deriva que nuestro municipio sea la fiesta del orgullo gay. Sólo se deriva que son hombres, en su mayoría, los que acuden a dicha página para canalizar su infidelidad. En todo caso, como los prejuicios se construyen en mayor medida del relato que se hace de la realidad que de la realidad misma; y como los gais tienen fama de contar con sensibilidad artística y cuentas corrientes abultadas, podemos concluir sin ninguna base, que es la manera más gustosa de concluir, que nuestra querida anteiglesia camina imparable hacia el lujo. Las mejores firmas pondrán sus tiendas en nuestras calles y artistas de todo el mundo acudirán a Barakaldo y lo consagrarán como al París bohemio. Y todo, como siempre, gracias a la tecnología.