por Adela Estévez Campos
Maider Muñoz Bujedo (1985) ha vivido en Viena, Alemania, Estados Unidos o China antes de recalar en Santiago de Chile en busca de un lugar donde por fin echar raíces. “Chile me escogió a mí”, dice, aunque afirma rotundamente que “por supuesto” piensa volver a Barakaldo. La autocaravana en la que viajaba de pequeña con sus padres hizo nacer en ella el amor por la naturaleza y por la aventura, algo que, hasta ahora no ha faltado en su vida. Esta antigua estudiante de la Ikastoa Ibaibe y del Instituto Beurko, como la mayoría de los barakaldeses que están fuera, echa de menos a la familia, los amigos y la gastronomía. De poder volverse con algo de Chile, le gustaría importar el clima y algunos rasgos del carácter chileno.
Pregunta. ¿Guarda buenos recuerdos de sus tiempos de estudiante en Barakaldo?
Respuesta. Sí, aunque la mayoría de ellos están asociados a las horas no lectivas, a las actividades extraescolares, a los deportes. He hecho natación, ballet, jugaba al waterpolo y montaba a caballo. Mis padres tenían una autocaravana y nos encantaba estar en contacto permanente con la naturaleza, realizar actividades acuáticas, ir a esquiar.
P. ¿Cuándo y por qué decide irse?
R. La primera vez me fui por motivo de estudios a Barcelona, a cursar los dos primeros años de Traducción e Interpretación de inglés y alemán, el siguiente año lo hice en Viena y el último en Leipzig, en Alemania.
P. ¿Empezó entonces su vida laboral?
R. Inicié una etapa centrada en la educación, estuve en el curso 2007-2008 como auxiliar de conversación cerca de Dusseldorf (Alemania), en 2008-2009 en un colegio de primaria en Salt Lake City (Estados Unidos) y en 2009-2010 en el Instituto Cervantes de Pekín (China).
P. ¿Cómo fue la experiencia en China?
R. Muy dura pero muy buena. El ser humano tiene que quedarse con lo mejor de cada experiencia. Climatológicamente fue muy duro, idiomáticamente, todavía más duro. Quería una aventura y la tuve. Fue un año que intenté aprovechar al máximo, viajé a Filipinas, a Malasia, a Singapur y mi familia vino a verme y recorrimos China desde la frontera con Nepal hasta el sur.
P. ¿Al acabar el año volvió a casa?
R. Sí, un descanso para hacer el
CAP y unos cursos de protocolo y relaciones internacionales. De septiembre a diciembre de 2011 estuve haciendo en Bilbao el curso de las Becas de Internacionalización del Gobierno Vasco y con la beca vine a Chile con un consorcio de empresas vascas desde enero a julio de 2012.
P. ¿Por qué decide quedarse?
R. Ya tenía ganas de echar raíces y aquí me encontré muy a gusto desde el minuto uno. Yo digo siempre que Chile me escogió a mí.
P. ¿En qué trabaja?
R. Soy asistente técnica en
Amec, una consultora canadiense que lleva en el país desde 1997 y que presta servicios de minería en distintos niveles: auditoría, explotaciones a cielo abierto y subterráneas. La empresa tiene empleados de todo tipo, ingenieros, geólogos y de muchas nacionalidades, como chilenos, canadienses, cubanos. Mi trabajo consiste en traducir informes, propuestas, proyectos al inglés o al español, adaptarlos al formato que empleamos en la empresa y organizar eventos.
P. ¿Qué echa de menos de Barakaldo?
R. Sobre todo la parte familiar y culinaria, y los amigos.
P. ¿La carne chilena no es tan buena como dicen?
R. La carne no está mal, aunque los asados no son tan buenos como los argentinos. En general hay muy buena materia prima pero la cocina no es como la nuestra, aunque ahora con la llegada de tanta gente extranjera empiezan a cuidarla más.
P. ¿Qué tiene Chile que le gustaría que tuviese Barakaldo?
R. El clima que me encanta y lo servicial y cercana que es la gente.
P. ¿Qué diferencias ve entre vascos y chilenos?
R. Aquí la gente es muy servicial y cercana, nosotros somos mucho más fríos. Claro que su ritmo es más lento. Y nosotros somos más directos. Creo que mi ideal sería una mezcla de las dos formas de ser.
P. ¿Tiene relación con otros vascos en Santiago?
R. Sí, suelo acercarme siempre que puedo a la delegación del País Vasco a exposiciones y a actos. Aquí hay mucha gente que tiene apellidos vascos y están muy orgullosos de ellos. Incluso las calles más importantes de la ciudad llevan nombres vascos, como por ejemplo la Avenida Isidora Goyenechea.
P. ¿Se plantea volver algún día a Barakaldo?
R. Por supuesto, sí.
P. ¿Hay posibilidades de trabajo en Chile?
R. Es tal la ola de españoles que ha llegado en los últimos tiempos que la respuesta va a ser negativa. Aunque en un primer momento hubo muchas oportunidades, ahora no es tan fácil. Han venido muchos arquitectos, ingenieros y los salarios han ido bajando porque los empresarios pueden escoger. Por otra parte, aquí se trabaja mucho, la jornada media es de 45 horas. La vida es dura. Las cosas están difíciles en todas partes, pero aquí no se regala nada. Santiago tiene 7,5 millones de habitantes y Chile es un país inmenso que tiene de todo.