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18 de julio. 76 años del inicio de la Guerra Civil | Batallón Gordexola: ¿Traición o acierto?

Franco, en el Ayuntamiento de Barakaldo

por Koldobika López Grandoso*



Barakaldo pudo cambiar la historia de la guerra e impedir la victoria
fascista 

Han pasado 76 años desde que se iniciara la Guerra Civil y aún hoy existen preguntas sin respuesta y lugares por donde parece que nunca pasó el conflicto bélico que fueron clave para la resolución de éste. Uno de estos lugares clave es Barakaldo. El pasado 22 de junio hizo 75 años de la caída en manos fascistas de la localidad fabril. La clave está en esta ultima palabra, fabril. Barakaldo estaba llena de fábricas que quedaron intactas en manos del enemigo. Entregadas sin resistencia. Una de esas preguntas sin respuesta de la que hablaba al principio es si fue buena idea o no la de entregar sin destruir los Altos Hornos de Vizcaya al enemigo. Eso es lo que intentare explicar en este artículo, la importancia de Barakaldo en el desarrollo de la guerra.


Resuenan sirenas desde la megafonía colocada para las fiestas del Carmen. Una voz explica que los militares se han sublevado contra el pueblo soberano y que el gobierno republicano lo tiene todo bajo control. Aun así, la prueba ciclista que se tenía que celebrar ese mismo día se suspende. Los bailes de la plaza de abajo, también se suspende. La actuación del germano Don Taiman queda también suspendida, más tarde, este muchacho se convertirá en uno de los pilotos que defenderán Bilbo Handia. Todo esto ocurrió el 18 de julio de 1936, hace 76 años.

Los jóvenes corrían por el pueblo para alistarse. Camionetas llenas de muchachos partían hacia el frente pertrechados con escopetas de caza, aperos de labranza o con simples palos. Eso sí, el día 20 de julio partieron los primeros voluntarios al frente, sin armas pero con el buzo oficial de guerra. La hermana de uno de esos jóvenes todavía recuerda como su hermano partió hacia el frente los primeros días de guerra con una novela del Oeste en una mano y las llaves del portal en la otra. Este muchacho sólo volvió después del bombardeo de Gernika, había perdido tanto la novela como las llaves, así como su inocencia. Entró en casa y durmió durante casi tres días seguidos. Tras el descanso volvió al frente para nunca más volver.

La junta de defensa logró organizar la defensa local con 150 guardias voluntarios de los distintos partidos políticos y sindicatos del pueblo. ANV 10, PSOE 19, Izquierda Republicana 3, CNT 24, SOV 14, ANV Autónoma 18, PC 8, Casa del Pueblo 33, PNV 17 Y Acción Republicana 6. En total 150 guardias que generaron una fuerte polémica con Bilbao, que sólo disponía de permiso para tener 100 guardias. La diferencia del número de guardias reside en que Barakaldo tenía en aquel momento un área mayor que el de Bilbao.

Con respecto a los guardias decir que estos hacían distintos turnos de vigilancia y que los que primero hacían el turno tenían que dejar el arma a los que hacían el segundo turno de vigilancia. Pero al final las armas fueron requisadas para ser enviadas al frente. Ante esta causalidad, el Ayuntamiento decidió requisar todas las armas del pueblo, aunque fueran para cazar. Aún así, el 4 de septiembre se habló en la junta de defensa el problema de la vigilancia de San Vicente. Durante el día se hacían tres turnos de vigilancia con 12 guardias cada uno, pero por la noche se hacía un único turno de seis guardias. Otra queja fue que en la zona de Alonsotegi no había guardias que vigilaran la zona.

De este modo comenzó la Guerra Civil en Barakaldo. Esta historia es prácticamente desconocida.

Barakaldo cumple un papel fundamental en el devenir de la guerra y sus consecuencias, pero prácticamente está todo por analizar. Barakaldo pudo cambiar la historia de la guerra y lograr que la victoria fascista se retrasase tanto que comenzara con la II Guerra Mundial, haciendo que al posicionarse Franco con Hitler, estos perdieran la guerra ante los aliados y así lograr evitar las duras consecuencias de casi 40 años de dictadura nacional católica.

Según Ramón Rubial, el antiguo dirigente del PSOE, sólamente hubiera bastado con volar el grupo electrógeno de los Altos Hornos de Vizcaya, para paralizar la producción durante casi dos años. Pero la decisión quedó en manos de los miembros del Batallón Gordexola, que en su mayoría eran de Barakaldo. Estos hombres entendieron que destruir las fábricas de Barakaldo era condenar a muerte a muchísimos barakaldeses/as. Así que decidieron evitar la destrucción de las fábricas pese a las críticas que recibieron.

Existen varios factores que tenemos que tener en cuenta antes de analizar este tema; uno de ellos es que los mandos del batallón Gordexola, como el de la mayoría de batallones, no eran militares de carrera, por lo tanto, no tendrían esa visión de conjunto bélica que los militares profesionales podrían haber aportado. Por otra parte, la mayoría de los componentes del batallón trabajaban en las fábricas del Gran Bilbao, así que la destrucción de estas empresas suponía la aniquilación de sus propios puestos de trabajo. Y lo que es igual más importante, supondría la destrucción de los puestos de trabajo de todos sus familiares, amigos y conocidos.

Cierto es que la orden de volar las empresas venía directamente de Madrid, pero también tenemos que entender, que políticamente para los miembros del PNV, y muchos de ANV, la guerra terminaba una vez que caía territorio vasco. Es decir, la guerra fuera de las fronteras vascas no tenía sentido desde un punto 'abertzale' en aquel momento. El batallón Gordexola estaba compuesto por militantes en su mayoría de ANV Autónoma, una escisión de ANV Barakaldo y Erandio, que se unió al PNV cuando ANV decidió apoyar al Frente Popular en 1936.

Pero Barakaldo es mucho más que el batallón Gordexola y los Altos Hornos de Vizcaya. Barakaldo sufrió más de 20 bombardeos, en los que murieron decenas de personas. Muchas de las personas que fallecieron durante los bombardeos estaban refugiadas en Barakaldo huyendo del ejército franquista. Así que contabilizar todas las víctimas es prácticamente imposible.

Los bombardeos además no solamente dejaron muertos, sino que también dejaron mutilados, como esa mujer que vivía en el conjunto de viviendas llamado Hogar Propio, que al iniciarse un bombardeo trató de cerrar la puerta de su casa con llave y en ese mismo instante una bomba estalló en las cercanías, cercenándole varios dedos de la mano derecha. Años más tarde, cuando se instauró el DNI, esta misma mujer fue a la policía para tramitar ese nuevo documento. Cuando la policía le preguntó por la falta de los dedos la mujer contó su historia, entonces comenzó una nueva pesadilla, la mujer debió de sufrir malos tratos hasta que admitió que mentía y que dijera que Barakaldo nunca había sido bombardeado.

O las veces que fueron bombardeados los cinco hospitales que había en Barakaldo, llegando incluso a ametrallar durante más de seis horas a la enfermera jefe del hospital, María Gago Carro, que a día de hoy tiene 99 años, que había en residencia Miranda.

Barakaldo de hecho fue bombardeada incluso por obuses. El pueblo fue atacado desde el aire en innumerables ocasiones. En una de ellas se desarrolló una batalla aérea sobre Lutxana donde fue derribado un avión alemán como vio un jovencito Mariano Apellániz desde el monte Rontegui.

Otro avión alemán fue derribado a la altura de la Herriko Plaza, el piloto logró saltar del aparato y mientras la gente se arremolinaba debajo de él, éste sacó su revólver y comenzó a disparar contra la multitud. Cuando cayó al suelo, se había quedado sin balas, la gente se abalanzó sobre él y tras matarlo, lo arrastraron por todo el pueblo.

Barakaldo es mucho más que el incidente del Cabo Quilates, buque prisión asaltado tras un bombardeo contra la población civil en septiembre de 1936 siendo asesinados unos 41 presos derechistas. Entre los prisioneros fallecidos destacan Fernando de Ibarra y Revilla, Ramón Ibarra Villavaso, Antonio Ibarra Villavaso y Emilio de Ibarra.

Quién no recuerda al comandante De los Ríos surcando los cielos de Bilbao a bordo de su avión soviético. Como a día de hoy aún se desconoce si fue derribado por un avión alemán o por los disparos de los buques republicanos atracados en Sestao, que trataban de derribar a los alemanes. Sea como fuere, el comandante De los Ríos cayó en el río Galindo, cerca del refugio de San Vicente. Hasta allí se acercaron muchas personas, desde curiosos hasta enfermeras, pasando por chavales que querían recoger fragmentos del avión a los demás pilotos republicanos que fueron a darle el último adiós a su camarada. Momento que aprovecharon los aviadores fascistas para bombardear intensamente Barakaldo.

Barakaldo perdió decenas de chicos durante la guerra, estos jóvenes dieron su vida luchando por la libertad defendiendo Irún, tratando de arrebatar de manos de los facciosos Araba en la batalla de Villareal/Legutio. También murieron fuera de nuestras fronteras como en Cantabria y Asturias. Tres barakaldeses murieron en la batalla de Cabo Matxitxako a bordo de la Bou Navarra. Hasta incluso hubo tres barakaldeses internados en el campo de concentración de Mauthausen y que murieron allí; Julián Aparicio, Gerardo Moro y Félix Urrutia. Así hasta llegar casi a 500 muertos.

Eso que sepamos hasta ahora, porque existen casos, como el de Kiko Cabezas, que con 25 años y estando cinco años parado y desesperado, marchó a la guerra el día 20 de julio de 1936, para volver solo a dormir durante cuatro días seguidos a casa de su ama cuando Bilbao estaba a punto de caer. Kiko volvió al frente en Artxanda y allí se quedó para siempre. Su ama nunca pudo encontrarle y eso que podía tener alguna influencia, ya que era la persona encargada de limpiar el Ayuntamiento de Barakaldo, pero ni por esas. Ella ya murió hace mucho tiempo y su hermana, una mujer de 96 años de edad, todavía recuerda con angustia la pena con la que murió su ama por no poder dar cristiana sepultura a su hijo Kiko. Tantos años han pasado, que Kiko no aparece en ninguna lista de desaparecidos ni de muertos en combate. ¿Cuántos casos habrá así?

Cuántas personas quedaron por el camino en la huida, como recuerda José Manuel Martínez, que siendo un chaval de 11 años huyó por la ría hacia Cantabria y vio cómo los aviones franquistas atacaban a las filas de refugiados que trataban de huir por carretera. Luego muchas de las personas que huyeron tardaron en volver en el mejor de los casos o nunca más volvieron en el peor.

Muchas personas fueron detenidas en Cantabria y Asturias, algunas torpedeadas sin piedad cuando huían en barcos hacia Francia. Otros, como el tío de Elba, que incluso protegió durante la guerra a un amigo suyo de derechas en la casa de su hermana y a un gudari que se quería entregar, pero que tenía miedo a las represalias. El tío de Elba volvió a casa pensando que no le iba a ocurrir nada malo, pero poco después de llegar a Barakaldo, un 'amigo' suyo de derechas le denunció y éste fue hecho prisionero y encarcelado en Larrinaga, adonde Elba le llevaba la comida todos los días. Incluso su tía tuvo que sufrir las humillaciones del guardia civil que le decía que siendo tan guapa como era en su mano estaba aliviar la situación de su marido encarcelado. Al final el tío de Elba fue asesinado y se lo notificaron a la niña que le llevaba la comida todos los días mediante un lazo negro en la cesta de mimbre y una frase aniquiladora “No vuelvas más que tu tío ya no necesita comer”. Ahí queda eso.

Otros que volvían tenían que enfrentarse a la persecución ideológica y personal, llegando incluso los más osados derechistas del pueblo a matar a perdedores de la guerra, arrojando sus cuerpos en la calle La Florida en el camino de Tomasillo, donde había unas charcas. Estos matones alardeaban al día siguiente de sus crímenes diciendo que “otro borracho que se ha resbalado y se ha matado”.

Todo esto y mucho más vivió y sufrió Barakaldo durante la guerra y la posguerra, así que como se puede comprobar este pueblo, cuando aquello fabril, hoy en día mercantil, tuvo un papel muy relevante en el devenir de la guerra, y si las decisiones tomadas hubieran sido otras, quizás y solo quizás, nuestra historia hubiera sido muy distinta y nos hubiéramos ahorrado décadas de sufrimiento.

Pero, la realidad es la que es y eso no se puede cambiar, así que lo mejor es asumir la verdad y contarla con la mayor objetividad posible, para que nuestra historia no se pierda. La historia de Barakaldo es también la historia de Euskal Herria. Y aprovecho para recordar, que este 18 de julio se cumplen 76 años del inicio de la guerra civil y que entonces como hoy Barakaldo se encontraba en plenas fiestas del Carmen. Creo que sería bonito recordar a todas esas personas que en plenas fiestas del pueblo fueron capaces de organizarse y luchar por la libertad.
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* Koldobika López Grandoso es historiador