Barakaldo, 16 dic 2025. Decenas de personas se han concentrado ante el hospital de San Eloy para denunciar el recorte de servicios que se ha aplicado a los centros de salud durante el periodo navideño. La movilización, bajo la lluvia, estaba convocada por la
Plataforma por la Sanidad Pública de Barakaldo (BOPA).
Los manifestantes han mostrado una pancarta que decía "¡Por la sanidad pública! ¡Promesas no! ¡Soluciones ya!" y han advertido de que "se reducen horarios en la mayoría" de los centros de salud y "algunos cerrarán varios días o incluso todas las fiestas", mientras otros atenderán pero sin personal médico. Esta situación, según indican, "traerá listas de espera, aún mayores, urgencias hospitalarias más saturadas y un deterioro de la calidad asistencial".
Los organizadores han arremetido contra el consejero de Salud, Alberto Martínez Ruiz (PNV), al que han acusado de disfrazar como "reorganización de servicios" lo que en realidad son "recortes estructurales", que se producen cinco meses al año y "debilitan la atención primaria y la salud, y favorecen a las clínicas y seguros privados".
Comunicado de la plataforma de Barakaldo en defensa de la sanidad pública (BOPA)
Presupuestos de Salud 2026: continuistas y no permiten afrontar soluciones a los problemas estructurales
El Pacto Vasco de Salud aprobado por el Gobierno Vasco y rechazado por OPA y numerosas organizaciones políticas y sociales, carece de compromisos medibles, plazos y con un presupuesto testimonial de 6 millones de euros. En coherencia con ello, los presupuestos para 2026 consolidan la privatización de la sanidad pública y no afrontan los problemas estructurales de Osakidetza. Además, ignora el sector sociosanitario y los cuidados, clave en una sociedad envejecida y privatizado en un 90%.
El presupuesto sanitario para 2026 será de 5.327 millones. Osakidetza recibirá 4.276 millones, el 80 %, y pierde así 46 millones respecto al gasto estimado al cierre de 2025. No existe voluntad de revertir los servicios ya privatizados, se apuntala el modelo hospitalocentrista, debilitando la Atención Primaria. Las plantillas continúan siendo insuficientes y precarias, favoreciendo la huida de personal, mientras la eventualidad supera el 50%, muy lejos del 8% exigido por la Unión Europea.
Los conciertos con la sanidad privada alcanzan 294 millones, muchos blindados hasta 2030, y otros 250 millones se destinan a servicios externalizados, sumando más de 500 millones (13 % del presupuesto), muy por encima del 6 % que declara el Consejero.
Salud Pública apenas alcanza el 1,54% del presupuesto, lejos del 5% recomendado, lo que impedirá que se actúe sobre los determinantes de salud.
Tampoco se detalla la financiación destinada a Atención Primaria, lo que evidencia falta de trasparencia para ocultar la infrafinanciación crónica que padece.
El mayor incremento presupuestario va a infraestructuras y equipamientos, con 202 millones (+23%), apuntalando el ladrillo, la industria electro-médica, mientras El gasto farmacéutico, en especial el hospitalario, sigue creciendo. En prevención, se reduce la vacunación frente al herpes zóster y se renuncia a ampliar el cribado del cáncer de mama hasta los 74 años y se retrasa su ampliación a los 45 años hasta el 2027.
En definitiva, los Presupuestos de Salud de 2026 profundizan en un modelo neoliberal que prioriza intereses privados mientras persisten largas listas de espera, urgencias saturadas, y falta de personal. Se necesita un giro hacia un modelo 100% público, basado en la promoción y prevención, con Atención Primaria fuerte, transparente y participativo, y una financiación suficiente y estable. La ciudadanía merece compromisos valientes, no propaganda. Solo la movilización activa de la ciudadanía lo hará posible.