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Opinión / EH Bildu / La convivencia necesita construirse sobre la verdad

Artículo de EH Bildu. El pasado martes, el Ayuntamiento de Barakaldo realizó un homenaje a Francisco Herrera Jiménez, barakaldes que apareció muerto el 26 de septiembre de 1988. Este acto se enmarcaba en la dinámica puesta en marcha desde el Área de Alcaldía en colaboración con Gogora (Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos). No es objeto de esta reflexión reiterar nuestro compromiso de reconocimiento y reparación hacia las víctimas de las diferentes expresiones de violencia. Apostamos por una memoria que favorezca una verdadera convivencia, pero entendemos que algunas dinámicas poco aportan en ese camino, imponiendo un único relato interesado, partidista, y que además genera agravios innecesarios.

No es nuestra intención realizar valoración alguna sobre el homenaje en sí. Nuestro más absoluto respeto a  familiares y allegados y allegadas. Pero sí que queremos dejar constancia y mostrar nuestra preocupación ante el proceder del Área de Alcaldía y sus consecuencias en este caso.

Desde el gabinete de Amaia del Campo se ha señalado que este reconocimiento se organizaba en colaboración con Gogora. Sin embargo, los informes de Gogora consideran este caso de “autoría confusa”. Pero la alcaldesa adjudicaba la autoría a ETA, considerándolo en el texto de la placa colocada. La propia alcaldesa contradice la labor de documentación y pone en tela de juicio el rigor de este Instituto de la Memoria ante estos hechos objeto de homenaje en nuestra localidad. 

Por ello, llama la atención y entendemos que no es de recibo, que desautorizando la opinión de Gogora, y por lo tanto sin ninguna base documental, sin ningún dato que así lo avale, Amaia del Campo haya sentenciado que fue “víctima de ETA” como así reza en la placa colocada en su recuerdo. Posición que choca con la expresada por el alcalde de la época, el socialista José María Orrantia, o su secretario general Ricardo Garcia Danborenea, que indicaron públicamente que la muerte no era obra de ETA. Nos parece un ejercicio de irresponsabilidad política, que excede las competencias de una alcaldesa, y que pone en cuestión el trabajo de instituciones como Gogora. Supone una distorsión, sin verdad contrastada, de la memoria histórica de Barakaldo. 

Una actitud que retrae a otras víctimas, como lo han expresado, a seguir con la iniciativa de las placas. Una dinámica que ahora, por esta falta de rigor, toca a su fin. La convivencia se construye con una labor constante, empática, silenciosa, y no en base a impulsos políticos y partidistas.

EH Bildu Barakaldo