La realidad es que la falacia de la Y vasca como infraestructura de tránsito para mercancías y viajeros hacia la meseta y hacia Francia –no olvidemos que el país vecino ha reiterado no pocas veces su negativa a materializar esta conexión-, ha sido la clave de bóveda para apoyar el proyecto de la red de AV vasca en informes de demanda y beneficio socio-económico positivos.
Anulado este factor, tales informes quedan en papel mojado después de miles de millones de euros de dinero público gastados, decenas de miles de metros cuadrados de terreno rural y natural destrozado, múltiples acuíferos subterráneos destruidos, millones de toneladas de CO2 emitidos, precarización de miles de contratos, vidas de trabajadores truncadas en accidentes laborales… y todo esto ¿para qué?
Pues para mantener una red clientelar que orbita alrededor de grandes constructoras, fondos buitre, consultoras de ingeniería amigas, etc. Un mundo cada vez más voraz, que empuja a sus partidos amigos a continuar en huida hacia delante, evitando que no se imponga el criterio de una necesaria revisión de los análisis de demanda y beneficio socio-económico que daría al traste con la continuidad de estas construcciones.
Pero volviendo a tierras vizcaínas, nos encontramos con la pretensión de otra infraestructura que, de llevarse a cabo en sus dos fases, conllevará un gasto público de más de mil millones de euros, la Variante Sur Ferroviaria de Bilbao, que igualmente se apoyaba en la conectividad del Puerto de Bilbao con la Alta Velocidad, a través de Basauri hacia Galdakao, como elemento de mayor valor.
Luego, el Gobierno vasco añadió una hipotética línea de AV Santander-Bilbao, por supuesto con tránsito de viajeros y mercancías, para fortalecer la imagen de proyecto cimentado, por mucho que las bases de tales cimientos son de arena. Así, justifican el destrozo de más miles de hectáreas de suelo rural/natural, más emisiones de CO2, más gasto de dinero público…
Hoy se hace patente que el encastillamiento de los partidos en el Gobierno vasco, PNV y PSE a la limón, en estas infraestructuras, desde que en 1992 sus antecesores diseñaran la Nueva Red Ferroviaria Vasca, tiene mucho que ver con esas redes clientelares y puertas giratorias a las que ya hemos hecho referencia, pero también a su mediocridad que hace aún más peligrosa su prepotencia.
Así mientras unos pocos, como en el cuento de Hans Christian Andersen, hemos venido señalando que “el rey está desnudo”, ellos han venido disfrazando la realidad ora de modernidad, ora de competitividad, ora de sostenibilidad, cuando simplemente es el despilfarro de miles de millones de euros cayendo en bolsillos amigos.
Con todo esto, no debe entenderse que nuestra posición es en contra de la obra pública o del transporte ferroviario de mercancías. Nada más lejos de la realidad. Nuestra posición se apoya en la existencia de otras alternativas más acorde al futuro de cambio climático que afrontamos y que requiere del respeto máximo de los espacios naturales, del freno al modelo de desarrollo urbano expansivo y de mejorar y modernizar las infraestructuras ferroviarias que ya tenemos.
Con tales preceptos y ante el proyecto de la VSF de Bilbao, aportamos en 2018, tanto a las distintas Administraciones como a la ciudadanía, dos alternativas basadas en la mejora, modernización e integración urbana de las líneas C1 y C2 (Muskiz-Bilbao) apoyadas en informes de ingeniería, de análisis de demanda y beneficio socio-económico y de análisis del valor del medio natural en Barakaldo que con ellas mantenemos a salvo. Con importe similar, e incluso algo menor. Y también hicimos una petición, abrir un debate ciudadano sobre qué es lo que realmente necesitamos.
La respuesta de la Consejería de Infraestructuras, hoy en mano de Iñaki Arriola (PSE) y entonces bajo la batuta de Arantxa Tapia (PNV), fue y es la huida hacia delante, empeñándose en la duplicación de infraestructuras, cercanías, por un lado, VSF por el otro, que terminaran confluyendo en la línea de cercanías C1, convirtiéndose así en un simple bypass del área urbana de Bilbao para mayor destroce de su espacio rural, por si lo de Bolintxu les pareció poco.
Por nuestra parte, nos reafirmamos en la validez, viabilidad y mayor eficacia de las alternativas que hace ya más de 4 años presentamos y, dado que la VSF es aún sólo un proyecto que sólo está en el papel, estamos a tiempo de no malgastar más dinero público que tanto vamos a necesitar para atender las verdaderas necesidades de la población y de conservar el medio natural que nos ayude a paliar el agravamiento del cambio climático.