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Opinión | 10 razones para la transparencia y el cambio en la Fundación Miranda

Protesta de familiares de usuarios de la residencia de ancianos de la Fundación Miranda

Por Plataforma de familiares de residentes Miranda.Babestu


"Pedimos luz y taquígrafos. Solicitamos una auditoría externa, si es posible realizada por la Administración, y un plan de viabilidad que asegure la continuidad a plena satisfacción de la ciudadanía"


Es ya notorio que algo grave está ocurriendo en la Fundación Miranda (FM) de Barakaldo. Surgen dudas constantes acerca de una entidad que ha incrementado sus tarifas en casi un 100% en los últimos 10 años; que se ha llevado por delante un proyecto educativo muy valorado en Barakaldo; que está despidiendo a trabajadores con motivos muy dudosos, a la vez que otros empleados dejan la residencia con llamativa facilidad; que genera muchas quejas en cuanto a la atención a los mayores, y que su gestión ha sido cuestionada por el Protectorado de Fundaciones al rechazar el plan de viabilidad propuesto por el patronato de la fundación.

La plataforma Miranda.Babestu es una asociación independiente integrada por familiares de residentes y que tiene un solo objetivo: que nuestros mayores vivan sus últimos años en paz y con dignidad. Contamos con un recorrido de 18 meses de reflexión, de análisis y de demanda de diálogo y mejora.

La asociación ha sido reconocida como interlocutor por el Protectorado de Fundaciones y ha contactado y mantenido reuniones con la Diputación Foral, con la alcaldía de Barakaldo, con partidos políticos con y sin representación en el Ayuntamiento de Barakaldo, con el obispo y su vicario, con patronos de la institución y con el Ararteko.

En relación a la FM, los partidos políticos de Barakaldo se van posicionando a favor de una gestión transparente, solicitando un proyecto de viabilidad realizado por agentes externos y neutros. La única excepción es la del Partido Popular, que esgrime el término, como no, de demagogia, y que defiende la gestión de la FM con el único argumento de que se trata de una “entidad privada”, aunque no hace referencia a que la institución atiende a personas mayores vulnerables, es decir que se ocupa de un servicio social de primer orden, y que muchos de los residentes son derivados desde la Diputación Foral.

En los últimos días, el patronato de la FM, en un esfuerzo para justificar sus actuaciones, ha emitido un comunicado centrado en argumentos económicos que ha sido divulgado a página completa en varios medios de comunicación de gran tirada (cuyo coste oficial sin descuentos está en torno a los 10.000 euros por página completa en festivo), con lo que probablemente esta fugaz campaña supondrá a las arcas de la institución en torno a 17.000 euros: otra pérdida para la fundación.

Quisiéramos recordar entre tanto flujo de cifras que pudieran confundir a la ciudadanía, los siguientes puntos:

La FM informa de que 167 trabajadores atienden a los mayores en su residencia. Sin embargo, los datos que aportan sobre el número de empleados nunca especifican cuál es el equivalente en número de profesionales a horario completo. El decreto 41/1998 que regula los servicios sociales residenciales especifica que la ratio trabajadores/n.º de residentes debe ser especificado en número de empleados a tiempo completo. Dar un número sin más aclaración puede inducir a confusión porque muchos de los trabajadores pueden tener un horario parcial.

Es llamativo que de 167 trabajadores en la FM, solo cinco, una enfermera y cuatro gerocultores se ocupen de la atención de personas con alto nivel de dependencia la mayor parte de las noches: estamos hablando de que en el 42% del tiempo total de una jornada la atención es críticamente insuficiente.

Nuevamente en el capítulo de personal, sorprende que, de los 167 empleados de que presume la FM, 19 son de “contratos por servicios” y que además la residencia gasta más de 100.000 euros en "servicios de profesionales independientes". Quizá hubiera que aclarar ambos conceptos.

El número de trabajadores en “administración” de la FM en los últimos años ha llamado la atención por su aparente exceso, tanto a familiares y residentes. En datos que nos fueron aportados en marzo de 2017 constaban 12 trabajadores en ese tipo de tareas (cuatro con el equipo gestor anterior). En comparación, la evaluación realizada en años previos para residencias LARES en el País Valenciano establecía que para un total de 230 residentes, el número equivalente de empleados de administración debiera ser de 7,73, lo que podría suponer a la empresa un sobrecoste en esos sueldos cercano a 150.000 euros/año.

El incremento de gasto en propaganda y la externalización de nóminas fueron decididos por el actual equipo gestor al inicio de su andadura y supusieron ya en 2014 un aumento de 42.269,22 euros (un incremento ¡del 450%!) en publicidad y propaganda. Si a esta cifra sumamos el coste atribuido a la externalización de nóminas, el total de incremento por ambos conceptos respecto a 2013 fue de más de 71.000 euros, dinero que la FM se hubiera podido ahorrar con otra forma de gestión. Los años posteriores han sido de suma y sigue.

La FM provocó en julio de 2017 el cierre del colegio de La Milagrosa, renunciando a 136.640 euros ese año. Datos de una auditoría propia señala una merma del patrimonio de la FM en concepto de alquiler del edificio 204.960 euros/año, y llevando directamente al paro a 42 personas.

Los datos de las auditorías de 2012-2015 ponen de manifiesto un aumento del los gastos de administración en torno a un 25%, lo que supone una desviación significativa en época de crisis, un exceso de gasto que pudiera ser corregido.

El patronato aporta el dato de un coste medio mensual por residente de 2.902,01 €, sin aclarar cómo se ha elaborado ese dato, que hemos de señalar nos parece excesivo. Los 150 residentes con dependencia grado II y III concertados con la DFB son atendidos a una tarifa cercana a los 2.550 euros/mes. Es decir, si aceptamos el coste que informa la institución, por cada concertado la institución perdería 450 euros/mes. Solo considerando ese déficit, la FM genera un “agujero” de 810.000 euros/año. Sin embargo, resulta sorprendente que en otras residencias privadas de Bizkaia el coste sea sensiblemente menor, por no hablar de las tarifas de provincias limítrofes.

Otro aspecto que llama la atención es la cuidadosa planificación de espectáculos, representaciones y eventos en la FM en contraposición al descuido en la atención sanitaria. Un desfibrilador lleva un año colgado en la pared y los trabajadores no han recibido formación para utilizarlo; el personal de enfermería ha de comprarse su propio material y en ocasiones se han visto obligados a transportar el material propio de su trabajo en cajas de cartón; los propios trabajadores nos informan de material obsoleto y de ocasionales carencias de pañales.

Finalmente quedan sin aclarar algunos “puntos oscuros”: el sobrecoste de las obras de la segunda planta fue de 129.782, 35 euros y tuvo retrasos que supusieron habitaciones vacías en ese intervalo de tiempo. La FM renunció “graciosamente” a penalizar a la empresa constructora.

Otro punto no aclarado es el incremento de patrimonio que supondrá la urbanización de los terrenos que la FM tiene en Donosti y que son destinados a una urbanización de lujo.

Y por último, con fecha de enero de 2017, en una reunión entre el gerente y tres miembros de Babestu, al ser preguntado el gestor por la nueva obra proyectada para el edificio de La Milagrosa y por su financiación, éste respondió que “el coste del proyecto rondará los 2.700.000 euros y que no es la política de la FM pedir créditos”. Es decir, parece que al menos por esas fechas existía un dinero que no se dedicaba al fin fundacional, a pesar de la pretendida amenaza de inviabilidad.

Podríamos, además, incidir en datos objetivos que muestran la escasa importancia que se da a la atención: desde hace meses no hay trabajador social titulado en la residencia, un solo médico para 230 residentes, un solo fisioterapeuta, la ya mencionada tasa de atención nocturna, el elevado porcentaje de úlceras de presión, además del escaso presupuesto dedicado a alimentación (3,70 euros/residente y día, nunca desmentido por el gerente), la sonrojante utilización de los recursos del Banco de Alimentos y la mala organización en la lavandería. Todo lo anterior da lugar a múltiples quejas y trasluce una mala organización.

Independientemente del laberinto de cifras y datos en el que nos quieran perder, la realidad es que hay dudas, demasiadas, en relación a la gestión que se está llevando a cabo en la FM y que, ante las dudas, nada hay mejor que la transparencia.

Pedimos luz y taquígrafos. Solicitamos una AUDITORIA EXTERNA, si es posible realizada por la Administración, y un PLAN DE VIABILIDAD que asegure la continuidad a plena satisfacción de la ciudadanía de Barakaldo para una institución centenaria que, que hasta ejercicios recientes, ha sido motivo de orgullo para los barakaldeses.

Plataforma de familiares de residentes Miranda.BABESTU