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Un estudio sobre Barakaldo constata el aumento del suicidio femenino por la crisis económica

Jon García Ormaza
El 10 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio
Los suicidios en Barakaldo registraron en un "incremento estadísticamente significativo" entre las mujeres jóvenes a partir del inicio de la crisis económica. Así lo señala la tesis doctoral 'Suicidio y desempleo: Barakaldo 2003-2014' realizada por el profesor asociado del departamento de Neurociencias de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y médico psiquiatra del hospital de Cruces Jon García Ormaza, según ha informado UPV/EHU. El estudio analiza los datos entre 2003 y 2014 y advierte de que, a partir de 2008, con la crisis, suben los casos de barakaldeses que se quitan la vida entre personas con antecedentes psiquiátricos y entre mujeres en edad de trabajar. En el primer grupo, los suicidas presentaban adicciones, trastornos de ansiedad y depresivos. "Se da la circunstancia de que estas personas no suelen disfrutar de ayudas sociales, que sí se mostraron protectoras en los trastornos mentales graves", señala el experto. En cuanto a las mujeres jóvenes, "todos los casos de suicidio se registraron en los distritos socioeconómicamente más desfavorecidos de Barakaldo". El informe señala que, pese a este aumento en estos dos grupos de población, "no hay un aumento estadísticamente significativo del suicidio a partir de 2008 en la población general", que presenta una tasa de ocho muertes al año por cada 100.000 habitantes.

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> 09/11/2012. Se suicida la mujer de un exconcejal del PSE cuando iba a ser desahuciada en la zona Urban



Nota de prensa de la Universidad del País Vasco
La desesperación de perder el empleo
El estudio del profesor Jon García Ormaza constata un aumento de suicidio de mujeres jóvenes, como consecuencia de la crisis económica
En un exhaustivo análisis de la evolución de las tasas de incidencia de suicidio en el municipio de Barakaldo en el periodo entre los años 2003 y 2014, el profesor de Psiquiatría de la UPV/EHU Jon García Ormaza desvela los grupos sociales en los que se ha visto incrementado el número de suicidios por motivo de la pérdida del empleo. Este tipo de estudios deben servir para que el suicidio deje de ser un tema tabú y para instruir a la población para que sean capaz de detectar las señales de alarma que emiten las personas que pueden tener pensamientos suicidas.


El suicidio es el resultado de una compleja interacción entre múltiples factores, entre los que "cabe destacar los factores clínicos, como los antecedentes psiquiátricos y los psicosociales, como la pérdida de la red de apoyo social, la pérdida de empleo o el estrés agudo", señala Jon García Ormaza, profesor de psiquiatría de la UPV/EHU y médico psiquiatra en el Hospital Universitario de Cruces.

La crisis económica que afecta a Europa desde el año 2008 tiene consecuencias en dos de estos aspectos: por un lado provoca un aumento del desempleo y, por otro, la población cuenta con menos recursos económicos. "De hecho, a partir de esa fecha, se empieza a propagar en la opinión pública una cierta alarma: empieza a aparecer información que no siempre está contrastada, diciendo que existe una clara relación entre el incremento de los suicidios y la crisis económica", explica García Ormaza.

Con el fin de contrastar científicamente estas ideas, García Ormaza decidió abordar el estudio del registro de suicidios de vecino del municipio de Barakaldo en un periodo de 12 años, desde 2003 hasta 2014, "y ver cuál es la incidencia de las tasas de suicidio antes y después de la crisis económica". Ese límite o esa barrera se establece en el año 2008, que es cuando la tasa de desempleo en Barakaldo se dispara: en 2004, la tasa de desempleo era del 9 %, y a partir de 2008 fue aumentando hasta llegar al 20 % en 2012.


El 10 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio
Después de todos los análisis, "vimos que no hay un aumento estadísticamente significativo del suicidio a partir de 2008 en la población general; las tasas de suicidio son relativamente estables, de unos 8 fallecimientos por suicidio al año por cada 100.000 habitantes", declara García Ormaza. Sin embargo, al afinar un poco más el estudio y focalizar en los distintos grupos sociales, "sí que vimos diferencias. Concretamente, observamos un incremento estadísticamente significativo en dos subgrupos: en el de personas con antecedentes psiquiátricos y en el de mujeres jóvenes, en edad de trabajar (menores de 65 años). En los casos del primer grupo, las principales patologías que sufrían estas personas eran las adicciones (consumo perjudicial de alcohol y/u otras sustancias), seguidos de los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos", añade. "Se da la circunstancia de que estas personas no suelen disfrutar de ayudas sociales, que sí se mostraron protectoras en los trastornos mentales graves". En el caso de las mujeres jóvenes es destacable que todos los casos de suicidio se registraron en los distritos socioeconómicamente más desfavorecidos de Barakaldo.


La prevención, clave para evitar estos hechos
Los resultados obtenidos en este estudio deberían servir, según García Ormaza, "para invertir los limitados recursos que existen para medidas de prevención del suicidio allí donde son más necesarios. Y por lo que hemos visto, son más necesarios en las zonas más vulnerables, en el caso de mujeres jóvenes, y también en el caso de las personas con enfermedades psiquiátricas aparentemente menos severas como alcoholismo, ansiedad y depresión".

"Pero también es cierto —añade— que un tercio de las personas fallecidas por suicidio en Barakaldo no tenía antecedente psiquiátrico alguno conocido". Eso está relacionado con el papel que puede jugar el entorno social de esas personas. Así lo explica el profesor: "Una persona que concibe la idea del suicidio puede pasar al acto de manera impulsiva ante una situación vital muy estresora".

El entorno social debería captar las señales de desesperanza de estas personas, y remitirla a un profesional sanitario

Por eso es muy importante crear una red de protección, en las que las personas sean capaces de detectar a personas de riesgo. La piedra angular en estos casos son el médico de cabecera y el psiquiatra. "Según la OMS muchos suicidios se pueden prevenir. Las principales medidas de prevención incluyen limitar el acceso a métodos letales, tratar a las personas que padecen trastornos mentales, realizar un seguimiento activo de las personas con intentos de suicidio previo, fomentar el tratamiento responsable del suicidio en los medios de comunicación, e instruir en su detección a los profesionales de atención primaria. Siempre que una persona verbaliza desesperanza, debe remitirse a la mayor brevedad posible a un profesional sanitario".

Información complementaria
El presente estudio ha sido realizado por el doctor en neurociencias Jon García Ormaza (Santurtzi, 1979), profesor asociado del departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU y médico psiquiatra del Hospital Universitario de Cruces. Para la recogida de datos necesarios, ha contado con la colaboración del Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML).

Referencia bibliográfica
Este estudio ha sido aceptado, por el momento, para dos presentaciones en el 16th European Symposium on Suicide and Suicidal behaviour, que celebrado en Oviedo en septiembre de 2016: Una es la titulada "Suicide and Unemployment: 2003-2014 Period in Barakaldo, Spain", y, la otra, "The Area of Residence influences Female Suicide".