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Rubén Fernández Aguirre | pianista de cantantes
"Negocio para actuar en el Teatro Barakaldo con una cantante de relevancia internacional"

Rubén Fernández Aguirre

Mariela Estévez Campos | Fotos cortesía de Rubén Fernández Aguirre

Barakaldés, como lo son sus hijos —Adriana de cinco años y Markel de 11 meses— Rubén Fernández Aguirre (1974) sólo podía ser músico. Sus padres y sus compañeros y profesores del colegio Paúles supieron siempre que acabaría dedicándose a algo relacionado con la música. Y no sólo porque desde los cinco años empezara a acompañar a sus padres en las actuaciones, con el Orfeón Baracaldés primero y después con la Coral Zigor que fundó su propio padre. Ni porque sacrificara sus recreos para ir a clase al conservatorio. Ni porque animase las fiestas de la cuadrilla interpretando canciones de Alejandro Sanz. Ni siquiera porque tocase el órgano en las celebraciones religiosas del colegio. Mucho antes de que él se lo plantease siquiera, lo sabían. Y cuando se le ve sentado al piano, se entiende. No parece posible imaginarlo haciendo ninguna otra cosa.

Rubén Fernández Aguirre
De entre todas las especialidades que podría haber elegido como pianista, escogió la de acompañante de cantantes, precisamente por haber vivido desde niño la tradición coral de la anteiglesia. En su carrera ha acompañado a más de 100 profesionales, ha sido pianista oficial y jurado en importantes concursos internacionales, maestro correpetidor en el Teatro de la Maestranza, el Palau de la Música de Valencia y el Teatro Real de Madrid, pianista de cursos y clases magistrales. En 2010 recibió el Premio Ópera Actual. Todavía reciente su intervención como pianista y director en tres óperas de cámara en Madrid, el 8 de junio actuará en el Euskalduna con una de las más prestigiosas sopranos de la actualidad, Measha Brueggergosman.

Pregunta. Barakaldo destaca musicalmente por la abundancia de grupos de rock y por la afición al canto coral. ¿Qué hace un barakaldés tocando el piano y dirigiendo ópera?
Respuesta. Lo de dirigir es relativo, soy pianista y he coordinado óperas desde el piano, pero ni soy director ni lo quiero ser. Y soy pianista acompañante de cantantes precisamente por la gran tradición coral que hay en Barakaldo y que he vivido desde pequeño.

P. ¿Había tradición musical en su familia?
R. Mis padres cantaban en el Orfeón Baracaldés. Me recuerdo con cinco años, acompañándolos en los conciertos. Mi padre fundó después la Coral Zigor, del que formamos parte mis hermanas y yo, que además les acompañaba con el piano.

P. ¿Qué opinaron cuando les dijo que la música iba a ser su profesión?
R. Ya lo sabían. Parece ser que era algo evidente para todo el mundo. En el colegio, mis amigos, los profesores, todos daban por hecho que yo tenía que dedicarme a algo vinculado con el mundo de la música.

P. Estudió el grado medio de la carrera en el conservatorio de la anteiglesia. ¿Es buena la formación que se imparte en el centro?
R. Tuve una muy buena profesora de piano, María Paz Bilbao y, en general, guardo buenos recuerdos de aquellos tiempos.
Rubén Fernández Aguirre con la reina Sofía de Grecia y la soprano Ainhoa Arteta

P. ¿Cómo fue su paso por el colegio de los Paúles?
R. Es una época que recuerdo con mucho cariño. Me trataron muy bien, aunque es verdad que yo tocaba el órgano en los actos religiosos y colaboraba siempre que me lo pedían. No era un buen estudiante, aunque nunca repetí curso, pero debía ser majo. En los recreos me iba a clase al conservatorio y siempre me dieron todo tipo de facilidades: me permitían salir un cuarto de hora antes de la clase anterior y llegar un cuarto de hora tarde a la posterior para que pudiera aprovechar bien el tiempo. E incluso cuando participé en el Concurso Infanta Cristina de piano me dejaron faltar a los exámenes y hacerlos después.

P. ¿Qué opinaban sus compañeros de que estudiase piano?
R. Les parecía estupendo, yo no era el típico friki del piano todo el día encerrado en casa estudiando, también jugaba al fútbol. De hecho jugué en el Barakaldo hasta que me lesioné con 16 o 17 años. Además tocaba en las fiestas música pop, canciones de Alejandro Sanz y los éxitos del momento.

P. ¿Y sus vecinos?
R. Mis vecinos barakaldeses nunca se quejaron. Mis padres me compraron primero un piano vertical y más tarde un media cola para que pudiese estudiar y nunca tuve ningún problema. Siempre tocando en horarios razonables, claro.

P. ¿Es posible hacer una carrera profesional en la música desde la anteiglesia o es obligatorio emigrar?
R. Hay que emigrar, pero de Barakaldo y de cualquier sitio. En Barakaldo, para empezar, no hay conservatorio superior, entre otras cosas porque sería inviable, así que al terminar el grado medio hay que irse a estudiar a otro sitio.

P. ¿Qué echa de menos de Barakaldo cuando está en Madrid?
R. Sobre todo, a mi familia. Llevo mucho tiempo fuera, desde que en 1992 me fui a estudiar el superior a Vitoria.
Rubén Fernández Aguirre

P. ¿Con qué frecuencia visita la anteiglesia?
R. Continuamente. Realizo unas estancias muy equilibradas: adelgazo haciendo largos en las piscinas de Lasesarre lo que engordo comiendo en casa de mi madre.

P. ¿Cuándo podrán los espectadores barakaldeses disfrutar de uno de sus conciertos?
R. El director del Teatro Barakaldo me lo pide desde hace tiempo, pero yo soy pianista acompañante y quiero venir a la anteiglesia con algún cantante especial. Estamos en negociaciones para venir con alguien de relevancia internacional, pero no quiero decir su nombre para que sea una sorpresa.

P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
R. Voy a grabar la integral de las canciones de Falla en su casa de Granada y con su piano. El primer registro lo haré con la soprano tolosana Ainhoa Arteta. El día 8 de junio actuaré en el Euskalduna con la soprano canadiense Measha Brueggergosman, que es un fenómeno. Después me iré con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en una gira de conciertos por Sudamérica para presentar nuestro nuevo disco y a la vuelta participaré en los cursos de verano de Granada y de Santander. No me puedo quejar, tengo la agenda bastante completa.