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Iker Freire | cantante lírico
"Con un buen profesor es posible hacer una carrera operística desde Barakaldo"


Mariela Estévez Campos | Fotos cortesía de Iker Freire

El tenor barakaldés Iker Freire Vivián (1984) debutó con seis años en la zarzuela ‘La reina mora’ del maestro Serrano. Esa experiencia, que vivió como un juego, le hizo decidir muy pronto que los escenarios iban a ser su futuro. Después de estudiar solfeo y piano en el Conservatorio Municipal de Barakaldo, comenzó sus estudios de canto con la profesora de la anteiglesia María Montes. Ha cantado con agrupaciones de la localidad como el Orfeón Baracaldés, la Schola Cantorum de San Vicente o el Cuadro Artístico Don Bosco. Con este último, interpreta este domingo 29 de junio —19.00 horas— a Fernando, el protagonista de la zarzuela 'Los Claveles', obra que sale a escena en el teatro de Salesianos. Entre otros lugares, ha cantado en Central Park, en Nueva York, invitado por Radio Nervión y Telebilbao. Desde este 2014 trabaja como tenor primero en las óperas que la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO) presenta en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

Freire cree que las instituciones apoyan poco a la música y que “la retirada de subvenciones está haciendo pasar muchas penurias a las agrupaciones que trabajan por la cultura”. Pide a las autoridades que, como ocurre en otros países, se impliquen más y apuesten decididamente por la formación musical de los jóvenes.

Aunque las oportunidades más interesantes que ha tenido han sido casi siempre fuera de la anteiglesia, cree que es totalmente factible hacer una carrera operística desde Barakaldo. Y espera, algún día, poder vivir de la música, algo para lo que continúa formándose.

Pregunta. Debutó usted a los seis años. ¿Fue entonces cuando empezó su interés por el canto?
Respuesta. Para mí, en aquel momento y con esa edad, todo aquello era un juego en el que me lo pasaba divinamente. Siempre me ha gustado mucho cantar y sí es cierto que desde aquel instante algo me decía que tenía que dedicarme a ello.

P. ¿Cómo surgió la posibilidad de esa actuación?
R. Fue en un pequeño grupo a nivel muy aficionado en el que se representaban zarzuelas, básicamente. Recuerdo que iba mi hermana y posteriormente mi madre. Ellas cantaban en el coro y yo las acompañaba, cosa que me encantaba. Estaba siempre deseando que llegara el día de ensayo para ir.

P. ¿Hay músicos en su familia?
R. No. Pero la música siempre ha gustado mucho en mi casa, eso sí. Y cuando llegaban fechas señaladas como Navidad y Nochevieja, se formaba un orfeón.

P. ¿Cómo fue su experiencia en el Conservatorio de Barakaldo?
R. Esa etapa pasó un poco sin pena ni gloria. Aunque, además de cantar, siempre tuve facilidad para la música, para tocar el piano. La verdad es que para todo lo que no fuera cantar, era bastante zángano.

P. ¿En qué colegios estudió?
R. Excepto el primer año de infantil, que estuve en un colegio público, cursé todos los estudios en el colegio Salesianos de Barakaldo.

P. ¿Era difícil compaginar los estudios ordinarios con los musicales?
R. Para nada. Yo me organizaba muy bien y siempre sacaba todo el tiempo que quería para dedicarlo a la música. Recuerdo que a veces me regañaban en las clases porque se me solía ir el santo al cielo pensando quizá en la letra de una canción que me tenía que aprender o en el diálogo de una zarzuela.

P. ¿Le quedaba tiempo para jugar?
R. Sí claro, como a cualquier niño. Aunque para mí la actividad musical en aquel momento era una completa y absoluta diversión que me satisfacía más que de sobra sin necesidad de dedicar excesivo tiempo a otros juegos.

P. ¿Qué opina su familia de que se dedique a la música?
R. Siempre me han dado vía libre para que pudiera dedicarme a lo que yo quisiera. Han visto que desde temprana edad sabía lo que quería ser y a lo que me quería dedicar. Y eso sumado a lo cabezota que soy, como para llevarme la contraria.

P. ¿Sigue tocando el piano?
R. Sí, siempre que puedo y tengo tiempo me pongo a ello. Para un cantante es maravilloso saber tocarlo. Yo cada vez que tengo que aprender una nueva obra, acudo directamente a él. Es de gran ayuda.

P. ¿Se plantea vivir del canto?
R. Por supuesto. Si puedo, sí. Mi mayor acierto ha sido cuando decidí estudiar la carrera de canto con la profesora y soprano María Montes. Me beneficio de su gran conocimiento en la técnica vocal y además me ofrece apoyo moral como a un hijo y me anima a seguir adelante en esta difícil carrera día a día.

P. ¿Se puede hacer una carrera operística desde Barakaldo?
R. Claro que sí. Se puede hacer una carrera operística desde cualquier parte. Solo hace falta tener un buen profesor y desde luego una buena materia prima que le permita trabajar.

P. ¿Quiénes son sus referentes en el mundo de la ópera?
R. Tengo tantos. Sería muy difícil decantarme por uno en especial. Si tuviera que escoger uno, quizá el maestro Plácido Domingo. Pero si me pongo a decir todos los que admiro y respeto, no acabamos.

P. ¿Y hay algún cantante consagrado que no le guste?
R. No. Considero que de todos ellos siempre hay algo que se puede aprender y sacarle partido. Cada cantante es un mundo y tiene un estilo diferente. Ahí está la magia del canto.

P. ¿Qué le parece más importante en un cantante, la voz o la interpretación?
R. La voz sin duda. Con esto no quiero decir que la interpretación sea secundaria, pero valoro la voz por encima de la interpretación, claro está.

P. ¿Ópera, zarzuela u oratorio?
R. Todo. El modelo y prototipo de cantante que está en mi mente ha de ser completo y para ello es necesario tocar todos los estilos. Considero que no hay nada más satisfactorio.

P. ¿Verismo o belcantismo?
R. Quizá verismo ya que por mi tipo de voz es lo que más me va. Pero se debe conocer todo en un principio y a partir de ahí ir escogiendo el repertorio adecuado que no haga daño al instrumento vocal.

P. ¿Cuál es su compositor preferido?
R. Al igual que con los cantantes, también me es muy difícil decantarme por un compositor. Verdi y Puccini me apasionan, desde luego, pero hay tantos: Mozart y Rossini, entre otros.

P. ¿Y su obra?
R. Ya que he nombrado compositores operísticos, quizá me quede con ‘Rigoletto’.

P. ¿Cómo ve el panorama de la música vocal en Barakaldo?
R. Curiosamente, mis oportunidades más interesantes siempre me las han dado fuera de aquí. Concretamente en el Coro y Orquesta de Cámara de Bilbao, con el que colaboro como tenor solista. La coral Irala de Bilbao con la que hice una gira por Italia; y, por supuesto, la ABAO, con quien trabajo también activamente.

P. ¿Existe apoyo institucional?
R. Poco, la verdad. Es una pena. Se han retirado muchas subvenciones, lo que está haciendo pasar penurias a muchas asociaciones. Debería apoyarse mucho más la cultura.

P. ¿Qué pediría a las autoridades?
R. Que se implicaran mucho más en la causa. Al menos al igual que en otros países. Que se brinden, por ejemplo, más oportunidades que permitan contribuir a la formación y desarrollo musical de los jóvenes.

P. ¿A qué cree que se debe la excelencia de los cantantes vascos?
R. No tengo ni idea. Sí es cierto que en el País Vasco siempre se ha cantado mucho, incluso en los bares. Hay infinidad de corales y mucha afición a la música en general.

P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
R. Tengo varios, pero los más cercanos, un concierto didáctico musical en Barakaldo en el mes de julio y un concierto en Castro Urdiales, homenaje al compositor castreño Arturo Dúo, en agosto.