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La bailaora Manuela Carrasco cierra los Viernes Famencos con su espectáculo 'Suspiro flamenco'

Este viernes 26 de abril a las 20.30 horas
La bailaora Manuela Carrasco, Premio Nacional de Danza 2007, cierra este viernes el ciclo que el Teatro Barakaldo dedica cada temporada al flamenco. La artista trianera llega a los Viernes Flamencos con su espectáculo 'Suspiro Flamenco', en el que vuelve a sus raíces. Está acompañada en el escenario por Rafael del Carmen, El Choro y Óscar de los Reyes al baile y por los cantaores Enrique el Extremeño, Emilio Molina y Rubio de Pruba. A la guitarra están Joaquín Amador y Paco Iglesias, y a la percusión, José Carrasco.

“Con Suspiro Flamenco quiero volver a mis raíces y que la tierra se oiga hasta en los silencios. Pero quiero hacerlo con voz propia, anunciando una nueva sensibilidad en un tiempo nuevo”. Esta es la carta de presentación de MANUELA CARRASCO. Y es que este espectáculo supone la reafirmación de la bailaora trianera en un concepto tradicional de baile, fundamentado en la raíz del flamenco y en su negación a hacer concesiones. Un espíritu consecuente con su discurso interpretativo que le valió en 2007 el Premio Nacional de Danza y en 2008 la Medalla de Andalucía.

El cante de ENRIQUE EL EXTREMEÑO acompaña a la artista sevillana que comienza inquietando con la sola aparición de su estampa. Junto a ellos, al baile, RAFAEL DEL CARMEN, EL CHORO y ÓSCAR DE LOS REYES. Al cante, EMILIO MOLINA y RUBIO DE PRUNA; a la guitarra JOAQUÍN AMADOR y PACO IGLESIAS y, a la percusión, JOSÉ CARRASCO.

"Suspiro Flamenco" llega a Barakaldo este viernes, día 26, a las 20:30 horas.



MANUELA CARRASCO y su Compañía de Danza

presenta:
“Suspiro flamenco”

Rafael del Carmen
El Choro
Óscar de los Reyes
Bailaores

Enrique el Extremeño,
Emilio Molina
Rubio de Pruna
Cantaores

Joaquín Amador
Paco Iglesias
Guitarristas

José Carrasco
Percusión

Dirección técnica e iluminación: Juan Sampedro


Manuela Carrasco Salazar, cuando sólo contaba 18 años Juan de Dios Ramírez Heredia la llama “La diosa del flamenco”. Nació en la Vega de Triana, en el popularísimo Tejado del Moro.
Desciende del tronco gitano de los cordobeses, es hija de José Carrasco “El Sordo”, gitano de respeto y bailaor macho que al principio se opuso a que su hija quedase expuesta a los sacrificios de la profesión, y de Cipriano Salazar Heredia, emparentada con los Camborios. A los pocos años la familia se traslada a San Juan de Aznalfarache y algo después a la Costa del Sol. La estancia de sus padres en un restaurante del litoral malagueño le permitió debutar a los diez años en el tablao El Jaleo, de Torremolinos que por entonces regentaba Mariquilla, para después pasar a la cochera Show sevillana hasta 1970, donde se codeó con las grandes figuras de entonces, Los Bolecos, trío formado por Matilde Coral, Farruco y Rafael El Negro.
Al año siguiente, esta artista autodidacta, se enrola en la compañía de Curro Vélez, realizando una gira por Europa en la que estuvo en países como Bélgica, Holanda y Alemania, sorprendiendo a propios y extraños con su baile por bulerías. A su regreso a la capital hispalense trabaja en Los Gallos y en el homenaje que el Potaje Gitano de Utrera rindió a Manolo Caracol, lo que le valió para marcharse a Madrid como primera figura de Los Canasteros, el tablao que el genio de la Alameda tenía en la calle Barbieri y en el que no sólo sorprendió por su baile, sino también por su forma de vestir y de peinarse.
Aunque el repleto Palacio de Deportes de Barcelona se rindió a sus pies llenando el escenario de chaquetas, el año 1974 es el de su consagración definitiva, tanto por el triunfo en la Reunión de Cante Jondo de la Puebla de Cazalla, como el Premio Nacional Pastora Imperio, obteniendo en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba merced a la singularidad de sus bulerías y el correspondiente de la Cátedra de Flamencología de Jerez.
En 1976, secundada por el cantaor Juan Villar, consigue en San Remo (Italia) el Premio Embajadores de la Paz, galardón del que sólo puede presumir Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, al tiempo que figura en Madrid en el espectáculo “Gitano”, junto a su compadre Camarón de la Isla (fue su madrina de bodas ese mismo año), Juan El Lebrijano y Pansequito del Puerto, regresando de nuevo a los Canasteros, lugar donde conoce a Joaquín Amador, su pareja artística y en la vida.
El decenio de los ochenta se le muestra favorable con su participación en los festivales de la canícula andaluza, donde se erige en estrella de los mismos por mor de sus soleares, alegrías y bulerías, a más de participar en la Quincena de Flamenco y Música andaluza de Sevilla (1981 y 1984), acaparar durante una semana la atención de público y crítica en el Gran Teatro Olímpico de Roma (1981), figurar en el Primer Festival de Flamenco de París y poner de relieve su magnitud de estrella indiscutible –ante la propia Pilar López que llegó incluso a besarle la rodilla-, en la puesta en escena del espectáculo “Ayer, hoy y mañana del flamenco” (1983), según idea original de Rafael Fernández sobre un libreto de Miguel Acal, hasta culminar el año en el 3 de septiembre en Madrid, donde la prensa la destacó como “Reina de la noche” en el Festival de Flamenco y Arte Gitano, celebrado en el Palacio de los Deportes.
Participó, igualmente, en la Bienal de Arte Flamenco (1984 y 1986) y en la Segunda Cumbre Flamenca de Madrid (1985), al tiempo que se le rendía homenaje en el XXIX Potaje Gitano de Utrera (1985), hasta figurar en el espectáculo “Flamenco Puro” (1986), montaje histórico que, dirigido por Héctor Orezoli y Claudio Segovia, dignificó el género en Nueva York y que incluyó en su elenco a lo más preciado de aquella época (Fernanda de Utrera, Farruco, El Chocolate o Juan Habichuela, entre potros), mereciendo tanto la presencia de la Reina de España como de los más encendidos de los elogios de la prensa internacional.
Tras sufrir una intervención quirúrgica por una lesión ósea a finales de febrero de 1987, Manuela Carrasco se restablece y vuelve a marcar distancias respecto a sus coetáneos en los teatros y festivales de verano, a más de marchar de nuevo a EEUU con el espectáculo “Flamenco Puro”, en agosto de 1987.
Los festivales y teatros se la disputan, destacando en el siguiente lustro su participación en la película “Sevillanas” (1992), de Carlos Saura, así como en “Y Sevilla”, de Eduardo Rodríguez (1992), espectáculo que clausuró la VII Bienal de Flamenco.
En noviembre del siguiente año presentó en Sevilla el estreno mundial de “La diosa”, espectáculo que llevó por toda España, y regentó junto a su marido el Café Teatro Manuela en la sevillana calle Salado del barrio de los Remedios, establecimiento que otorgó en noviembre de 1995 el I Manuela de Oro a Curro Romero, y un mes después el segundo a Juanito Valderrama.
En febrero de 1996 giró por Europa con el espectáculo “Corazón flamenco”, montaje que estrenó en el Sadler’ Wells de Londres, haciendo lo propio a su regreso en IX Bienal de Sevilla, con “Raíz del grito” (1996), espectáculo según idea original de José Miguel Évora con la colaboración de José Manuel Caballero Bonald, y en el que con su soleá enmudecieron las voces, se dislocaron los cuerpos y las guitarras llamaron al silencio.
El 10 de mayo de 1997 participó en el Teatro de la Maestranza sevillano en la gala “Ballet Flamenco”, junto a Mario Maya, Merche Esmeralda y Antonio Canales, y prosigue con su presencia tanto en los festivales más importantes de España y en el extranjero con la reposición “Raíz del grito”, hasta el 14 de enero de 2000 que presentó en Chiclana el estreno de una idea original de Joaquín amador, “Jondo Adonaí”, evidenciando que el baile, según Manuela, no es ni siquiera pariente cercano de la verdad ahora establecida, es decir, es la idealización de ese lenguaje corporal de antaño que solía estar entre el discursos filosófico –sus ideas se transforman en imágenes, visiones, vivencia- y las formas de la poesía flamenca.
En abril de 2000 comparte el proscenio del Teatro Villamarta de Jerez, con María del Mar Moreno y Beatriz Martín, y en septiembre de ese mismo año, se estrenó en el sevillano Teatro Lope de Vega “Así baila Sevilla”, donde en la segunda parte retoma la fiesta de “Jondo Adonaí”, y a los pocos meses, ya en marzo de 2001, presentó en su localidad natal, concretamente en la Sala Joaquín Turina del Centro Cultural El Monte, “Manuela Carrasco en concierto”, un repaso por los logros más significativos de su trayectoria.
El Teatro Central de Sevilla acogió el 11 de septiembre de 2001 “Jondo Adonaí II” en la que puso de manifiesto que lo suyo no es un catálogo de vanguardismo dancístico. Ni tan siquiera una muestra de lineamientos conceptuales en los que aborda la diversidad del género. Nada de eso. Lo suyo es ancestral y profundo: una antología del mejor baile gitano de mujer que pueda darse hoy.
Sin dejar sus compromisos en el extranjero, donde es reclamada para desarrollar la originalidad de su arte o formar a las nuevas generaciones, lo más relevante de 2002 fue su participación con otras figuras en la segunda edición del Flamenco Festival USA 2002, y, sobre todo, el estreno absoluto de “Esencias” en el Teatro de la Maestranza de Sevilla dentro de la XII Bienal de Flamenco. Fueron los memorables días 23 y 24 de septiembre y con Manuela llegó la exquisitez del duende al mayor evento flamenco del mundo.
Pocos meses más tarde, enero de 2003, después de regresar en loor de multitudes de Japón, Madrid y Barcelona, Manuela acaparó la sensibilidad en los cabales en la Fundación El Monte de Sevilla con “Manuela Carrasco”, una magnífica afirmación del crédito renovado por esta trianera que convenció a todos por igual.
Y ya en marzo del mismo año, llegó hasta el VII Festival de Jerez para el estreno mundial de “Tierra y Fuego”, idea original de Manuela Carrasco y Antonio Canales, y tras su periplo por los lugares más distantes y distintos como artista universal, sin olvidar sus enseñanzas en la Sala Andanza sevillana, ahora propone “Esencias”, una revisión de aquel espectáculo que Sevilla aún conserva en la memoria de las gestas históricas. En 2004 estrena Tronío en la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla.
En 2006 presenta “Un sorbito de los sublime” dentro del Festival de Jerez y ese mismo año, el Teatro Gran Vía de Madrid acoge dentro de la programación del Festival Andalucía Flamenca, un nuevo estreno de la trianera: “Romalí”, montaje que un año después también se pondría en escena sobre las tablas del Teatro Villamarta de Jerez.
El 22 de noviembre de 2007, se fija en el currículo de la bailaora como una fecha trascendental en su carrera: El Ministerio de Cultura le concede el Premio Nacional de Danza, el galardón más importante de cuantos se le pueden conceder a un artista.
Tres meses después, el 19 de febrero de 2008, la Junta de Andalucía distingue a la bailaora con la Medalla de Andalucía.
Galardones a los que se le suma el nombramiento de embajadora de la Paz en San Remo (Italia) y el Junco de Oro que concede la Asociación Cultural Flamenco Los Juncales, de Jerez de la Frontera. Y acaba de otorgársele el Galardón Flamenco Calle de Alcalá 2011, que concede anualmente la Obra Social Caja Madrid dentro del programa del Festival Flamenco Caja Madrid.
Reconocimientos merecidos para una artista que ha aportado el mundo de la danza flamenca una estética única e irrepetible, fundamentada en la defensa de la raíz y la tradición del baile más flamenco.
Manuel Martín Martín