publicidad

Las procesiones no volverán aunque Santa Teresa y El Carmen salen a la calle el Domingo de Ramos

Anuncio de los actos de Semana Santa de la parroquia de Santa Teresa

por Adela Estévez Campos

 Las desaparecidas cofradías de Barakaldo eran la Hermandad Penitencial de Nuestra Señora de los Dolores (San Vicente), Cristo del Amor (San José), Cristo del Perdón (Salesianos) y La Sagrada Cena (El Carmen)
Barakaldo perdió su procesiones de Semana Santa hace cuatro décadas, pero las parroquias de Nuestra Señora del Carmen y de Santa Teresa, regidas por los Páules, en el primer caso, y con párroco del Opus Dei y presencia de Camino Neocatecumenal, en el segundo, realizan desde hace algunos años las simbólicas marchas del Domingo de Ramos. Son las únicas muestras de aquellas expresiones de religiosidad que desaparecieron a finales de los sesenta debido al desinterés de los barakaldeses y al impulso de un joven clero que apostaba por los principios progresistas del Concilio Vaticano II. Aunque con posiciones diferentes —favorables y también contrarias— respecto a las procesiones, los actuales párrocos en Barakaldo son conscientes de que es muy difícil que se produzca una vuelta atrás.

El coadjutor de la parroquia del Carmen, José Manzanedo, explica a BarakaldoDigital que la procesión de las palmas del Domingo de Ramos conmemora la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, montado en un borrico, para ser aclamado por las multitudes que pocos días después pedirán su muerte, como anunciaban las escrituras y concluye: "Como estaba escrito, así sucedió".

El recorrido de la procesión de su parroquia da comienzo en el colegio de los Salesianos en la calle Larrea y finaliza en la propia iglesia del Carmen donde se bendicen los ramos —algo que vuelve a hacerse en la misa de las 12.00 horas— y se celebra la eucaristía.

La procesión de Santa Teresa se inicia en la capilla de los Paúles con la bendición de los ramos y finaliza en la parroquia con la celebración de la misa a las 9 de la mañana.

No hay más procesiones en la anteiglesia. "Cuando era crío, sí que había, pero luego me fui y no sé por qué desaparecieron ni qué pasó con las imágenes que se sacaban, aunque sé que alguna está en Bilbao”, explica Manzanedo.

El párroco de Santa Teresa, Ernesto Bilbao, se encontró con la falta de esta costumbre tan extendida en otros lugares cuando llegó a la localidad y cree que quién quiere verlas puede ir a Bilbao y que, en Barakaldo, la falta de espacio y de tradición harían complicado intentar recuperarlas.

En este mismo sentido se manifiesta el párroco de San José, José Alberto Güemes, que se sorprende al saber que dos procesiones saldrán a la calle, ya que opina que si desaparecieron fue por la falta de aceptación general y por la trascendencia de las de Bilbao, además de por la ausencia de un relevo generacional para las personas que sostenían con su entusiasmo desinteresado y su fervor las cofradías.

El último presidente del Agrupación de Cofradías, Santiago Apodaca, declaraba en los noventa que aquellas últimas procesiones contaban con la participación de dos centenares de personas y que los mayores valedores de estos actos eran, en aquel momento, el entonces párroco de San Vicente, Pablo Guezala, y don Simón (López), cuya muerte puso punto final a esta tradición.

La asistencia fue forzosa durante siglos. Un documento de 1614 ya fijaba la obligatoriedad de acudir a estas marchas en Barakaldo bajo amenaza de multa de 204 maravedíes; un carácter forzoso que se repetiría durante el franquismo. Sin embargo también hubo periodos más liberales. El 5 de enero de 1799, el obispo de la diócesis y los integrantes del Cabildo de San Vicente —Ignacio de Echaba, Pedro Antonio de Maguna, Ignacio María de Castaños y Silverio Joaquín de Retuerto— firmaban una petición contra la exigencia de participar en unas procesiones, en las que incluso se registraban desórdenes debido al elevado número de asistentes, lo que llegó a motivar, en algún momento, la prohibición del Sermón del Descendimiento.

"Las procesiones responden a una piedad popular que ha tenido su relevancia en muchos momentos y que hoy sigue teniéndola en algunos sectores. Pero la sociedad es plural y diversa, con opiniones diferentes y lo importante es que aprendamos a respetarnos unos a otros para posibilitar una convivencia en paz", indica Güemes.

El párroco de San Vicente, Juan Ángel Axpe, que conoce a través de BarakaldoDigital el hecho de que en la anteiglesia todavía se realicen procesiones, dice estar, en principio, en contra de las manifestaciones de religiosidad en la vía pública.

"Por supuesto respeto estas procesiones pero creo que la sociedad se ha secularizado mucho, se practican otros credos y soy partidario de no invadir las calles y de mantener las celebraciones dentro del templo", señala Axpe, que entiende que estas prácticas se han desvirtuado y, aunque mucha gente las sigue viviendo con fervor religioso, en la mayoría de los sitios se han convertido en un acto folclórico o turístico, en un mero espectáculo.

En la iglesia de San Vicente, se celebran todos los actos litúrgicos ligados a estas fechas: la cena y la hora santa el jueves 28 a las 19.30 y a las 22.00; el viernes 29, el Vía Crucis a las 12.00; y la Vigilia Pascual el sábado 30.

Las fechas en que se celebra la Semana Santa se establecen calculando el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, que es el que corresponde a la Pascua de Resurrección. Esto hace que cada año coincida en momentos diferentes que nunca serán antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril, según explica el cura de San Vicente.