• Viernes a las 20.00 horas • Entradas: patio 20 euros (agotadas), anfiteatro 17 euros •
El cantaor jerezano José Mercé está a punto de colgar el cartel de no hay billetes en el Teatro Barakaldo donde el viernes abrirá la XVI edición del ciclo Viernes Flamencos en el Teatro Barakaldo. De momento en la platea todas las localidades están vendidas y en el anfiteatro, según el servicio de venta por Internet, quedan menos de 90 entradas. Mercé estará acompañado por Antonio Higuero, a la guitarra, y Chícharo de Jerez y Mercedes García, al compás. Con 17 discos, de los que ha vendido más de 600.000 ejemplares en la última década, José Mercé ha mantenido la esencia pura del cante, a la vez que ha sido uno de los nombres clave que ha pilotado la transformación del flamenco y su apertura a nuevos estilos musicales.
Nota de prensa
José Mercé abre el viernes los encuentros flamencos en el Teatro Barakaldo con el aforo casi cubierto
JOSÉ MERCÉ
José Soto Soto, José Mercé, nació en el jerezano barrio de Santiago. Por más señas en la calle de la Merced, el 19 de abril de 1955. Biznieto de aquel seguiriyero decimonónico bautizado Francisco Valencia, que respondía por Paco Luz, uno de los puntuales del genuino arte de Santiago; sobrino de Manuel Soto Sordera, actual patriarca del flamenco local: gitano, José llego predestinado para el cante. Antes de que le creciera la voz terrible del duende, con seis años se incorporó a la escolanía de la Basílica de la Merced-de ahí su apelativo artístico-, donde estuvo otra media docena cantando en dulce latín a los santitos del cielo.
La última temporada celestial la empezó a compaginar con el impulso cantaor, estrenándose, como muchos compañeros, en “Los Jueves Flamencos”, un ciclo de espectáculos típicamente jerezano que montaba el guitarrista Manuel Morao. Visto el potencial talento de José es reclamado para integrarse en el elenco artístico del tablao de Cádiz donde estaban Rancapino, Pepa de Utrera y Juan Villar. De ahí le reclamarían a Madrid para grabar.
El poeta Manuel Ríos Ruiz, su paisano, su primer rector y mentor, se hará cargo de la producción, y le pondrá de tocaores a Manolo e Isidro Sanlúcar. Pasado el tiempo, el Premio Nacional de Literatura dejará escrito: “La consolidación de José Mercé como nueva figura del cante, significa para Jerez de la Frontera la continuidad del milagro jondo”.
Mercé se asienta en Madrid al cumplir los trece años, viviendo, al principio, en el domicilio de su tío Manuel, El Sordera, y compartiendo con la familia el trabajo diario de los tablaos de la capital.
En “Torres Bermejas” su primera casa, acompañará nada más y nada menos que al “Trío Madrid” o, lo que es lo mismo, a Mario Maya, Carmen Mora y el Güito. Por sus excelentes condiciones-planta poderío y compás-, el jovencísimo José Mercé se había convertido en uno de los cantores más valorados por los artistas de baile. Tanto es así que antes de cumplir la mayoría de edad Antonio Gades se lo lleva a su compañía. Con la estrella de danza, José recorre Europa y América. Es en esta época, hace más de veinte años, cuando impresiona su primer Long-Play y hace sus primeras apariciones televisivas en calidad de figura del ciern. Desde 1973 a 1983 estuvo Mercé al lado de Gades. Así alcanzó a participar en la película “Bodas de Sangre” (1981), que inaugura la formidable trilogía cinematográfica Saura-Gades-Piedra, que tanto contribuyó a difundir mundialmente el flamenco.
Tras la experiencia con Gades, José Mercé pasará por el Ballet Nacional e intentará dar una salida comercial a su carrera, con la grabación de un vinilo de canción aflamencada bajo la batuta de Manuel Sánchez Pernía. El circuito flamenco estaba entonces limitado a los importantes festivales andaluces de verano y no era fácil entrar allí, máxime cuando residía en Madrid-y no había AVE, ni autovía- Se estrenó hace tres lustros en “La reunión de Cante Jondo”, de la puebla de Cazalla, Sevilla. Los nervios que pasó aquella noche, la entrega que puso en cada una de las innumerables presentaciones en peñas flamencas que vieran a continuación, se compensan sobradamente con los resultados profesionales que le sucedieron. Casi desde entonces, José Mercé encabeza los carteles sureños.
Se había presentado al Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en 1983, cuando aún no le conocían. Y lo que son las cosas, se volvió de vacío.
Habla José Mercé: Pienso que canté mejor que en el 86, que me dieron dos premios-“Mercé la Serneta” y “Pastora pavón-, y creo que era porque en la primera ocasión no me conocían y en la segunda ya sí. Hasta en mi tierra me sentía forastero. Nadie es profeta en su tierra. Cuando llegué a Jerez, al primer festival en que me encontraron allí, las miradas que me echaban eran puñaladas. El puesto que tengo ahora en los festivales me lo ha ganado en directo, a base de darlo todo en ellos.
José Mercé como se ha dicho, pasaría del anonimato a situarse en el lugar de los elegidos. Valores tiene de sobra para ello. Incluso, tras la desaparición de Camarón hubo quien quiso compararlo con él y nombrarle sustituto. José, que se negará a entrar en el juego, sigue cautivando al público con su estilo, sus facultades, buena percha y buen metal. La crítica se volcado con Mercé, no hay más que acudir a las hemerotecas, y el público la adora. Muchas de sus actuaciones en solitario han resultado verdaderos sucesos. Carlos Saura le volverá a llamar en 1995 para que intervenga en su espléndido “Flamenco”...
En 1998, aparece un José Mercé en estado de amanecer, que viene de la mano de Vicente Amigo, figura indiscutible de la guitarra actual que creció a la vera de Manolo Sanlúcar, quien fuera a su vez el primer tocaor de Mercé. Junto a Vicente, y compaña, Mercé nos trae una renovada visión de su arte.
“Aire”, un trabajo lleno de frescura, hondura y valentía, Mercé te llena, te acaricia y te embauca sin remedio. Su voz, a la vez profunda y suave, única, se mece a compás entre las melodías haciendo de un arte algo nuevo y llamativo.
José Mercé nombrado académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez, es calificado como el último de los más grandes o como el primero de los grandes del nuevo flamenco. De lo que no cabe duda es que Mercé es diferente. Por el camino clásico o por el moderno, sus discos y, sobre todo, sus conciertos no dejan a nadie indiferente. Sentimiento en el escenario y una sonrisa inmensa por donde anda.
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