google maps | clic sobre la foto para ampliar
Nombre Lugar | Región | Clasificación | Latitud | Longitud |
Arroyo Baracaldo | Granma | Hidrográfico | 20.3166667 | -75.9333333 |
Baracaldo | Villa Clara | Lugar o área | 22.65 | -80.35 |
Baracaldo | Pinar del Río | Lugar poblado | 22.55 | -83.3833333 |
Lagunas Baracaldo | Cienfuegos | Hidrográfico | 22.6355556 | -80.3386111 |
FUENTE. TUTIEMPO.NET
Cuando el periodista llegó en agosto de 1993 a la finca Baracaldo, los trabajadores y trabajadoras se asombraron. Todavía faltaban cuatro años para que se hallaran en Bolivia los restos del mítico Ché Guevara y fueran trasladados a la capital de la provincia de Sancti Spiritus, a Santa Clara. Así que en el hotel de esta ciudad, el reportero era el único extranjero. El establecimiento estaba ocupado sólo por cubanos y padecía los rigores de la crisis tras la caída de la Unión Soviética. Era el llamado 'periodo especial', en el que había severos cortes de luz y agua potable a los que no escapaba nadie salvo que estuviera 'regufiado' en exclusivos 'resorts' turísticos, y el hotel del centro de Santa Clara no reunía los requisitos.
Por lo tanto, era bien difícil coincidir con un europeo en la zona urbana y mucho más si el encuentro se producía en pleno campo.
En Las Villas, este Baracaldo llegó a alcanzar los 700 habitantes antes de la revolución de 1959, pero en 1993 el lugar había quedado reducida a una plantación en un área pantanosa a la que cada día acudían unos 70 trabajadores vecinos de la zona para trabajar una tierra con mucha historia desconocida.
La asociación Amigos de Barakaldo señala que el origen del Baracaldo en el municipio de Santo Domingo puede estar en la emigración, a finales del siglo XVIII, de las familias Olaso y Baracaldo.
Algunos nombres de trabajadores de Baracaldo: María Reyes, Carla Fleite Galloso, María Luis Feliciano García, Gladis Tamayo Ruis, Rafael Señero, Irán Hernández Ruiz y Cándido Rogelio Plagaro Valle
|
Dada la situación de escasez de casi todo, y a pesar de que el campo sobrevivía mejor que ciudades como La Habana, no resultaba hace 20 años sorprendente que los trabajadores agrícolas de Baracaldo tuvieran que ir a la finca caminando kilómetros, que se arara con bueyes por la ausencia de combustible para los tractores y que muchos no hubieran visto nunca un dólar —que era la moneda habitual en la capital— ni conocieran el aceite.